domingo, 1 de agosto de 2010

Manuel Valle de Lope (In memoriam)

Por Manuel Estévez Recio:


Entró en la Universidad Laboral de profesor de taller en el Sección de Ajuste, allá por el año 1958. El fué de los profesores de Córdoba, como D. Rafael Espejo Jiménez y D. José Luis garcía Pantaleón, que siedo profesores desde casi primera hora, hubieron de aguantar "El maltrato profesional" que les dedicó la "Llegada de la Democracia".

Manolo Valle, como a él le gustaba ser llamado, llegó de la Electro Mecánicas, en donde era un aventajado en el taller de Ajuste-Montaje. Entró en la Universidad Laboiral en la sección de Ajuste, que encabezaba el recordado Alejandro San José. Coincidió de profesor en aquellos tiempos, con Obdulio, Acero, Valenzuela e incluso Efrén, que llegó de Peñarroya. Todos desgraciadamente desaparecidos.

Manolo Valle, fue un profesor que impartió con su comportamiento clases de humanidad. Luego demostró que era un gran profesional de esa inagotable Escuela de Aprendices de la Electro.

Fue de los pocos profesores que por razones de edad, pudo jubilarse hasta cumplir su edad reglamentaria.
Todavía recierdo de él, la bondad de semblanza que tenía hacía mi padre que por un tiempo fue Jefe de él en aquella gran factoría que fue la Electro Mecánicas.

De su matrimonio tuvo dos hijos, una hembra y un varón que siempre se sentirán orgullosos de su padre, nada más jubilado, coincidimos muchas veces en la Sociedad de palteros, tomándonos una copa de vino. También participé muchas veces de sus "labores de manitas" en su cochera que estaba situada enfrente de la misma Sociedad Plateros, y que curiosamente, fue el primer edificio que construyó en Córdoba, "Arenal 2000", la polémica empresa de Rafael Gómez el Sandokan.

Al poco tiempo de jubilarse, y en pleno disfrute de un merecido descanso dedicado a aquello que le apasionaba"sus pequeños trabajos" de manualidades, le apareció una enfermedad con un diágnostico poco esperanzador, le dijeron que padecía "Parkison". Al principio la enfermedad fue compatible con su actividad normal, más adelante la enfermedad le dificultó incluso el andar, por lo que se vió a expensas de personas que lo sacaban y no lo sacaban. Un día sus hijos al ver que su madre también estaba mayor, decidieron ingresarlo en una residencia apropiada, por lo que se lo comunicaron a él, que todavía estaba perfectamente consciente. La reacción de él, fue agarrarse a la cintura de su esposa y pedirle: "POR FAVOR TERE NO ME INGRESES", ella respetando la voluntadd de su marido lo ha mantenido a su lado hasta su muerte.

Hoy día 31 de julio de 2010, será incinerado en el Tanatorio de las Quemadas, su hija, se llevará las cenizas como respetable recuerdo de su padre.

Con la muerte de este profesor, ya no queda ninguno de aquellos con los que coincidimos en aquellos tiempos de inicio en la Universidad Laboral (Sección de Ajuste).

viernes, 23 de julio de 2010

ESTEBAN Y LAS BOLITAS DE ALCANFOR (Naftalina)

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En el año 1952, cuando empezaron las obras de la Universidad Laboral, muchas madres de los barrios populares de Córdoba, optaron por colgarle “Bolitas de Alcanfor”, metidas en una bolsita colocada a modo de escapulario, a todos sus hijos pequeños. No sabemos quien dio esas instrucciones o que “guru” lo recomendó, lo cierto es que todas las madres cuidaron de “vacunar” a sus hijos menores contra la epidemia de Poliomelitis, que se dejó sentir por desgracia en Córdoba.


Era una época en que la escasez de medicinas y la falta de vacunas hacían estragos sobre todo en las familias más pobres. Ya, dos años antes (1949-1950), había pasado algo igual con la plaga de Meningitis, que afectó a muchos menores.

En los Colegios y en nuestros juegos, todos llevábamos nuestro bolsa que no desaparecía de nuestros cuellos ni para dormir. A pesar de ello y del característico olor del alcanfor, nosotros no tomamos nunca en serio lo que podía significar esa enfermedad.


En aquellos tiempos como hemos dicho y quizás debido al bloqueo exterior que se había organizado después de la guerra, escaseaban toda clase de artículos de primera necesidad así como toda clase de medicinas, las pocas que entraban lo hacían de contrabando, por Gibraltar, por lo que unas simples fiebres de malta (brucelosis), se curaban con tratamientos escasos y poco ortodoxos, dejando siempre unas secuelas.

A consecuencia de unas calenturas de malta me quedaron las secuelas de una Ostiomelitis, que se me declaró en la muñeca izquierda. Después de rodar por muchos sitios, mi madre me llevó a la Hogar y Clínica de San Rafael (Hermanos de San Juan de Dios), en donde D. Francisco Calzadilla, decidió mi ingreso para operarme. Era a principios del año 1954, y yo tenía por tanto 10 años.

En aquel Hospital Infantil pude apreciar y comprobar los “estragos” que había hecho en un montó de niños, aquella fatídica plaga de “poliomelitis”. De cien niños que había ingresados en aquel Hospital, más de la mitad tenían problemas de esa enfermedad en un pie y en algunos casos en los dos. Allí pude comprobar el valor que tenía el “celo” de nuestras madres con colocarnos sobre nuestros cuellos aquellas “bolitas de alcanfor”.

Recuerdo que en una mañana de aquel mes de febrero (1954), Córdoba amaneció con una nevada tan intensa que nadie recordaba otra igual. De madrugada nos despertó el hermano Bernabé, diciéndonos: “Esteban, Manolo, mirad, mirad como se ve caer la nieve sobre los pinos de la sierra." Mi compañero de habitación Esteban, natural de Ciudad Real, posiblemente más joven que yo, quedamos unidos por aquella escena, al estar en “capilla” para ser operados el mismo día por la tarde. La espera, la observación del blanco, la cercanía del cloroformo, el paisaje y el ayuno preventivo para la operación, nos hizo "entablar" una relación que duró durante los dos meses que yo estuve recuperándome de la operación.

A mi me tenían que operar como ya he dicho de la muñeca de la mano izquierda y a mi compañero Esteban, se trataba de corregirle “el pie sopo” que padecía en ambas piernas. Nos bajaron al quirófano y vimos también allí a un compañero de la “sala” de los mayores, apodado “Campanillas”, al que le iban a implantar en sus pies, los huesos que le sobraban al amigo Esteban. Lógicamente a los dos los metieron a la vez en el quirófano y la operación quirúrgica se prolongó más de la cuenta por lo que no dio tiempo a que a mi me operaran.

Después de la operación, Esteban, permaneció lógicamente con ambos pies totalmente vendados y la verdad es que en el tiempo en que yo permanecí en el Hospital, no lo ví levantarse, por lo que aunque las curas iban bien, nunca pude comprobar su recuperación, ya que a mi me dieron de alta a mitad del mes de Abril.


Desgraciadamente no retuve sus apellidos, aunque si recuerdo perfectamente su imagen, sus pecas, su pelo rubio y el tono de su voz. Recuerdo perfectamente que modulaba muy bien la lectura y tenía voz radiofónica como decía el Hermano Gabriel. Dada su gran afición al fútbol fue el que casi nos radió el partido de Fútbol que jugó España contra Turquia, y que al terminar en empate, fuera la “bola sacada por el bambino”, la que nos privó de participar en aquel mundial. (El estaba oyendo el partido en una Radio-Galena). en incluso nos hacía sus comentarios. Desgraciadamente, como ya he dicho, me marché sin poder comprobar la recuperación de mi amigo Esteban, pues aún no lo habían levantado.

El Sr. Berrocal, había implantado que las clases de Tecnología, se celebraran en las aulas de talleres, a fin de que se pudieran hacer “practicas” directamente en el Taller. Menciono este hecho no porque el citado profesor nos hiciera ninguna práctica, ya que la única que nos hizo no llegó a terminarla, pues al tratarse del afilado de una broca, tuvo finalmente que “terminarla” el ínclito “Majo” (Ibáñez Hoyos). La razón de mencionar esta circunstancia fue porque en 1958-1959, al terminar esta clase, y al pasar por el taller de Ajuste, pude ver a mi antiguo compañero de Hospital, Esteban, que atendía las explicaciones del Sr. San José, en el tornillo de su banco de ajuste. El aparente carácter de seriedad del Sr. San José, hizo que no me acercara a saludar a mi compañero Esteban, no obstante si pude comprobar que andaba con relativa naturalidad, cosa ésta que me llenó de alegría. Según me dijeron ese curso pertenecía al Colegio Juan de Mena. Allí nos vimos en el patio y efectivamente pude comprobar que la operación había sido todo un éxito.

Al final de aquel curso me cambiaron al Colegio San Alberto y ya no pudimos coincidir, y desde entonces no sé nada de mi amigo.

Te pido a ti amigo Olmo, que me gustaría saber algo de este compañero de Hospital y de Universidad. En aquellos tiempos (15 años), era de estatura media, pelo un tanto rubio y algo pecoso. El habla era de tono grave.

jueves, 22 de julio de 2010

FRANCISCO VALENZUELA VILCHEZ (1958-1970)





(Maestro Taller Ajuste-Matriceria)

El Sr. Valenzuela, llegó a la Universidad en el año 1958, el venía de la CENEMESA, en donde fue uno de los jóvenes que destacó en su División de Herramental, y de allí fue rescatado por el Padre Riera, para la Universidad Laboral.

Francisco Valenzuela Vilchez, había nacido en la Calle el Cárcamo (cerca de la Piedra Escrita). Su madre regentaba un puesto de verduras y eran una familia muy querida por toda la zona de San Agustín. (Dominicos).

Con su llegada a los talleres de la Universidad aportó unos conocimientos de matricería que eran totalmente desconocidos hasta entonces en las prácticas de taller. A el se debió que en los planes de tecnología mecánica apareciera un Capitulo dedicado a “MATRICERIA Y UTILLAJE”, Recuerdo que el libro que se escogió para “soportar” esta tecnología fue el famoso “MARIO ROSSI”, el libro más completo que existía sobre dicha especialidad. Al ser una tecnología nueva al pobre del Sr. Berrocal, le venía bastante larga su explicación de la asignatura, a pesar de que se "limpiaba" en el verbetón..



Al igual que el Sr. Del Toro y Chico, hacían de vez en cuando exhibiciones de soldadura, también el Sr. Valenzuela se permitía hacer las suyas. Uno de los primeros trabajos de estampación y corte que hizo fue el escudo de la Universidad Laboral, trabajo que hizo casi de forma artesanal pues por aquellos tiempos no existían en talleres prensas adecuadas.

Dentro de la rama de ajuste, la matricería se consideraba como una “culminación” de esta especialidad a la que debían de llegar los que mejor hicieran “LA COLA DE MILANO”. De momento nada cambió en el programa de ejercicios de ajuste y solamente al final se terminaba con una matriz de paso, que curiosamente representaban, NUMEROS Y LETRAS, El grupo de aventajados, que por razones de edad, conocimiento o cualidades innatas, había en aquellas prácticas de tallera, respondían a los nombres propios de: Miguel Velasco, Francisco Castillo, Ibáñez Hoyos, Eulogio López, Rafael Gutiérrez, Eulalio Vázquez, Severiano Fuentes, José Camacho, etc. Fueron lógicamente los primeros que realizaron dichas matrices. Curiosamente y en la práctica profesional, según tengo entendido, solamente Eulogio López Álvarez, llegó a Contramaestre en la Sección de Matriceria de la FASA RENAULT. (Valladolid), los demás optaron por otros caminos, sino al principio bien al poco tiempo de empezar su vida laboral.



Al Sr. Valenzuela le encomendaron que elaborara un programa de trabajo en el taller de dicha especialidad. Antes de que lo hubiera culminado, lo mandaron a la Universidad Laboral de Sevilla, para que en compañía de varios profesores más de Sevilla, impartiera un Curso de Utillaje para las factorías de Madrid, Bressel y Marconi.

En aquellos talleres de Sevilla, existía una mejor cobertura para la realización de estas prácticas de taller, así como una gran sección de Tratamientos Térmicos, fundamental para el tema del utillaje. El citado curso de Utillaje, empezó en octubre del 1961, y los alumnos se alojaron en el Colegio Bartolomé Esteban Murillo, los profesores, entre ellos el Sr. Valenzuela, se alojaban el Colegio Miguel de Mañara.

El curso se puede decir que fue completísimo en prácticas y en tecnología y se respiró en todo momento un ambiente agradable y positivo. Recuerdo que el Sr. Valenzuela, estaba prácticamente recién casado (sólo tenía un hijo) de los cinco que tuvo en su matrimonio, pero la distancia y la separación (su mujer seguía en Córdoba), no le encantaba a él mucho. Iba y venía todos los fines de semana montado en su moto vespa, llevando siempre como paquete al compañero de Juan de Mena, Juan Villén, que desde que le conoció en el Colegio apreció en el unas cualidades innatas para el ajuste y la matriceria. De hecho, por todos los sitios profesionales que pasó el Sr. Valenzuela, una vez abandonada la Universidad, lo llevó a él como su “segundo”.


Hoy el compañero Villen, está a punto de Jubilarse como responsable del taller de “hierros” (matriceria), de la Empresa de Joyería cordobesa AGUILAR DE DIOS S.L.

Después de los cursos de Sevilla, el Sr. Valenzuela duró poco tiempo en la Universidad Laboral, pues el sector de la joyería lo tentaba insistentemente. En los primeros talleres que trabajó fue en la razón TALLERES GAVILAN, allí según me contó ganaba unas cuatro veces más que en la Universidad. Posteriormente pasó a la empresa más importante del sector de la joyería en Córdoba, como era AGUILAR DE DIOS S.L.. El Sr. Valenzuela con esta decisión abandonaba la matricería del MARIO ROSSI y se embarcaba en la “matriceria” de diseño y cortadores para la joyería. (fornituras)

A él se le atribuyen en Córdoba bastantes diseños, pero quizás el que más ha resaltado es el diseño DE LA BOLA. Con un pequeño útil y en tres fases, lograba hacer una pequeña bola de una sola pieza. De esta bola, bien en cualquier metal, oro, plata, cobre, etc. Se habrán hecho en Córdoba millones y millones, exportándose a todas partes para la fabricación de Rosarios.

Otro diseño que se le atribuye públicamente a él, son las tuercas para los salcillos, esta tuerca está formada por dos “chapitas pequeñas agujereadas”, que se aplastan sobre una pequeña porción de plástico, formando como una pequeña bola ovalada. Al meter un espárrago sobre este agujero “se pinchará” en el plástico y dará sensación de tuerca. De estas piezas se puede hablar de cientos de millones, para todo el mundo.

Llegado un momento el Sr. Valenzuela, con cinco hijos ya, y viviendo cómodamente en un chalet de la sierra, optó por pensar y diseñar piezas para fabricarlas él, y de esta forma montar un taller para que sus hijos tuvieran ocupación.




En el barrio de San Lorenzo, montó un taller que se llamó FORNITURAS FRANCISCO VALENZUELA Dotó a su taller de las mejores máquinas y con su seriedad y eficacia, logró un negocio de mucho prestigio en Córdoba, contando siempre con la importante ayuda de sus hijos. Cuando ya se iba apartando poco del negocio, ante la tranquilidad de que sus hijos, habían captado el mensaje de lo que él quería para su empresa. En plena ampliación del negocio y cuando estaba obrando la casa que lindaba con la suya para ubicar las nuevas instalaciones, una mañana del mes de noviembre de 1988, y cuando se disponía para ir de cacería cayó fulminado de muerte súbita a los 56 años.

Con su muerte se fue un profesor de la Universidad Laboral, que alternó con el Sr. San José, Sr. Acero, Sr. Obdulio, Sr. Valle, por citar solo a los profesores de ajuste y uno de los pioneros de la “matriceria de plateros” en Córdoba.

miércoles, 21 de julio de 2010

El bueno de Matías El Chato

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MATIAS REYES OBRERO (1956-1990)
(Empleado de mantenimiento)


En el año 1959, y con motivo de los carnavales de Cádiz, el Padre Guillermo Santomé, nos daba una conferencia sobre la trayectoria literaria de José María Pemán. En esa conferencia echó de menos a alumnos de procedencia gaditana y de sus proximidades e hizo una glosa de la gracia y simpatía de estos nativos. Simplemente ver a Padre Guillermo “Papa Oso”, ya estaba la broma garantizada.

Al hablar de José María Pemán, nos habló de Cádiz, de sus carnavales, de su manzanilla de su gracia y de su simpatía. Hizo un recordatoria del famoso “ventorrillo el Chato” de una antigüedad del siglo XVIII, y su nombre se debe a que el noble de turno que la autorizó lo apodaban el “Chato” por la gran nariz que soportaba. Al hablar de la guerra contra los franceses y el secuestro del rey Fernando VII, mencionó varias veces la palabra “Chato”.

La conferencia o clase “especial de los sábados” no la “endiñó” en el aula principal del Colegio Gran Capitán que estaba junto al despacho del Padre Roses. Quizás por la estatura, su ironía o el propio aspecto del Padre Guillermo, al comentar con gracia cosas del “Chato” y las simpatía gaditanas, todos nos reíamos a brazo partido.

Entre los comentarios de “Chato” y las risas, entró en el aula el empleado Matías Reyes Obrero, (El Chato Matías), que se disponía a arreglar varias persianas del lado derecho que estaban rotas. Este hombre soltó su “capacho” de herramientas y se sorprendió de las risas que causaban todos los comentarios del Padre Guillermo, en especial el vocablo “Chato”.

Este empleado que también tenía su guasa dijo en ese momento: “Padre es que ha olido usted que venía precisamente el “Chato Matías” a arreglar estas persianas”. El dominico, se disculpó y le dio toda clase de explicaciones y al final todo el mundo arrancó en sana risa.

Matías Reyes Obrero, fue empleado de mantenimiento (carpintería), desde los primeros tiempos en la Universidad Laboral, se le podía ver casi siempre acompañado del también empleado de mantenimiento de origen valenciano Soler Botella.

El buen amigo Matías era la broma y la sonrisa permanente, se reía a poco que le miraras a pesar de su “menguada nariz” por lo que era llamado de forma simpática “El Chato”. Nació en Córdoba en un barrio muy popular y formó parte de una familia muy trabajadora y de muchos hermanos.

De joven repartió leche, estuvo de zapatero, llevó el carrillo de las carteleras de los cines y se sentía muy orgulloso de haber “anunciado” la famosa película “EL LÁTIGO NEGRO” que hizo las delicias de la juventud de aquella época. Seguidamente se colocó de ebanista en un pequeño taller de la Calle del Cristo, (San Lorenzo), en donde estuvo trabajando hasta aprender el oficio con desenvoltura. En el año 1956, su jefe y empresario (Antonio Varo), lleno de trampas y con nóminas pendientes de pagar a sus tres o cuatro trabajadores, se marchó a la aventura del Brasil, muy en boga por aquellos tiempos. El simpático Matías, quedó en el paro y sin cobrar. Por recomendación de Luís Aranda Martos, el empresario que suministró todo el mobiliario de la Universidad Laboral, (pupitres, mesas, armarios, camas, etc.), se colocó como trabajador de mantenimiento como carpintero entre otras cosas, según decía él.


El bueno de Matías era un tipo simpático y dicharachero. Gran aficionado al fútbol. Ya jubilado por enfermedad, coincidí con él muchas veces en los campos de deportes de los Salesianos, viendo al equipo juvenil del D. Bosco, en el que jugaba por aquel entonces un sobrino suyo que alternaba con Álvaro Novo. Un día con la broma que siempre se gastaba me dijo: “CON LAS VECES QUE YO SAQUÉ LA CARTELERA DE LA PELICULA DEL LÁTIGO NEGRO, ahora aquí lo veo casi todos los domingo en persona. Este comentario era en clara alusión a D. Juan Novo González, padre del que luego fue jugador del Atlético Madrid, Álvaro Novo. Antes de ser cura secularizado se le conocía en todo el barrio de San Lorenzo como: “EL CURA LÁTIGO NEGRO”, su enorme estatura, su duro carácter, y todo ello dentro de su negra sotana, hizo propagarse este apodo por todo el barrio y media Córdoba..

Bromas a parte, el bueno de Matías, tenía una sensibilidad muy especial para la poesía. Estando en el Servicio Militar, hubo de ser internado por problemas de una pulmonía y en el Hospital gobernado por monjas, quedaron encantadas por los poemas y estrofas que en forma de agradecimiento les dedicó. Recuperado ya y dedicado de lleno a su trabajo, siguió cultivando esta afición que le dio muchas satisfacciones durante su vida. Al final de los años noventa tuvo que prejubilarse por enfermedad y supo alternar con gallardía padecimientos y sonrisas, falleció el 7/8/1995.

Dejó un buen recuerdo entre sus amigos.

miércoles, 7 de abril de 2010

Córdoba echa de menos a los alumnos que dejaron huella (2)








JUAN CEBRIAN QUESADA

Esta es su vida…



Nació el 24 de julio de 1941, en Córdoba, en el simpático Barrio de San Pedro, muy cerca de donde nació el poeta cordobés José Alvariño. El era uno de los líderes de la parada de “Las Lonjas”, junto a la esquina de la taberna del “6”. Enfrente de esa parada había una sucursal del Banco Español de Crédito, de la que era su director “el Lagartijo” sobrino del famoso torero Manolete. En esa simpática Parada también se montaban José Cano Cabrera, Manuel Martínez Bermúdez, Antonio Florido Hermoso, Francisco Morales Cerezo, José Montes Delgado, etc..


Juan Cebrián Quesada, ingresó en la Universidad Laboral en el año 1956. Estando de Rector Fray Miguel Fraile. Al tener bachiller elemental y reválida, lo acoplaron al Colegio Luís De Góngora, como alumno externo. En ese colegio se encontró de director al “emblemático” padre Jorge Illia., dominico que luego se secularizaría.

En el Colegio Luís de Góngora completó el Bachillerato Laboral Superior, cuya Reválida como recordaran algunos compañeros de aquella época, se realizó en Gandia, (Valencia), precisamente en el pueblo donde desgraciadamente moriría asesinado el compañero Enrique Ares. (Carburador Ares).años después. (02/03/1985). En un atraco a una sucursal bancaria, en presencia de su esposa e hija.

No fue el primero ni el último que al tener novia por aquellos años, solía “eludir” algunas veces el “estudio” y se marchaba a Córdoba bien por la “vía” o por la misma carretera. Era terminar la merienda, e incluso con el pan y la “jícara de chocolate de Hipólito Cabrera”, aún en la mano, salía para Córdoba. Cuando su padre se “enteró” de estas “huidas” antes de tiempo, le llamó al orden y volvieron las cosas a su sitio.

Fue un compañero al que le gustaban las prácticas de todos los deportes, especialmente el Balonmano, llegando a jugar en el equipo representativo de la Universidad, en el puesto de extremo izquierdo, puesto que solía alternar con el compañero Agudo y el fallecido José Luís Fernández de Córdoba. (hermano de Gonzalo)

Siempre fue un compañero extrovertido y muy amigable y destacaba por el carácter que ponía en todas sus decisiones. Buen estudiante, siempre mostró inquietud por salir cuanto antes al mundo del trabajo.

En Noviembre del 1960, y coincidiendo en que la familia de su novia (hoy su feliz esposa), se trasladó a Madrid, se fue voluntario al servicio militar, firmando por dos años en el Servicio de Farmacia Militar. (su padre era de Farmacia). Debido a sus conocimientos de automovilismo adquiridos en la Universidad, con la ayuda del profesor Sr. Castro y el ARIAS PAZ, lo escogieron para chofer del Coronel.

A este militar lo ascendieron al grado de General, lo que supuso un “ascenso” también para él. En Madrid, pasó una vida de mili formidable, pues todo fueron ventajas para él. Incluso tenía allí a su novia. Durante la mayor parte de la jornada vestía de paisano. Su estancia en Madrid, le sirvió para ver las cosas de otra manera superior al nivel “provinciano” que se respiraba por aquellos tiempos en Córdoba.

Un día en que circulaba tranquilamente por la calle Bailen, se cruzó con el entusiasta señor Omar, que por haberlo tenido en el equipo de Balonmano, le preguntó que si jugaba en algún sitio. Al decirle que no, el mismo le propició que pudiera jugar en el equipo de Automovilismo. Este equipo luego sería el germen del famoso Atlético de Madrid, en el mundo del Balonmano y que se lo cargó Jesús Gil..


Ambientado como estaba y nada más terminar los dos años del Servicio Militar, preparó en Madrid unas oposiciones para Técnico de Butano S.A. Celebrados los exámenes y al obtener una buena puntuación, pudo escoger destino y provincia, por lo que solicitó lógicamente Córdoba. Además su novia y su familia habían vuelto ya a Córdoba.

Estando ya en la empresa Butano, esta organizaba unos Campeonatos de empresa y los de Córdoba, quedaron campeones de España. Posteriormente pasó a formar parte del Córdoba CF, en la sección de Balonmano, e incluso jugaron la promoción a primera división en Sevilla.

Ya casado con su novia de siempre, se marchó a vivir a los “piso de butano”, en el barrio de Santa Rosa. Allí hizo buenos amigos, con los que pudo practicar uno de sus deportes y aficiones favoritas, “la caza”. Esta la realizaban en el coto “Pedradas”, ubicado en plena sierra de Córdoba, junto al Monasterio de San Jerónimo, rodeado de buena cacería y abundantes espárragos, otra de sus grandes aficiones.

De su matrimonio ha tenido tres hijos, que le han dado dos nietos hasta ahora. Actualmente se encuentra en un estado de plena actividad, ayudándoles a sus hijos en sus trabajos en la Agencia que tienen. Todos los días se les puede ver a las nueve y media de la mañana subir desde San Lorenzo, su barrio, a las Tendillas.

Al mediodía suele tomarse una copa de vino con los amigos, en casa de Luís, una taberna muy clásica del barrio de San Lorenzo.

En su empresa Repsol IPF, tenía la responsabilidad de Córdoba y Jaén. Cuenta que en su relación continua con las distintas Industrias, ha tenido la oportunidad de encontrarse con muchos antiguos compañeros de la Universidad, y en algunas situaciones muy curiosas y simpáticas, cuando al entrevistarse con el jefe, este había sido compañero suyo y amigo.

En el año 2001, la empresa hizo un ERE, y en él se vieron involucrados todos los empleados que tuvieran sesenta años. Las condiciones fueron bastantes aceptables y ahora se dedica a colaborar con sus hijos, pasear con su esposa y a disfrutar de sus nietos.

Todavía recuerdo cuando le pedí colaboración para que explicara de forma “clara y sencilla”, como funcionaba el “carburador-Ares”. Además de sentir enormemente la muerte del que había sido su compañero de Colegio, nos facilitó una “formula en castellano” de que como funcionaba dicho carburador.


M. Estévez


martes, 23 de marzo de 2010

Córdoba echa de menos a los alumnos que dejaron huella (1)



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EULOGIO LÓPEZ ÁLVAREZ (1956-1961)


Estamos en Córdoba, aquella ciudad que durante cuatro o cinco años le acogió y le hizo moldear su carácter serio y poco dado a las bromas, en un hombre poco menos que universal.

Eulogio López Álvarez, nació en Cacabelos (León), según decía él la tierra del mejor vino del mundo en el año 1941.


El Hombre

Eulogio López Álvarez, fue un gran compañero que siempre llevaba encima “El cartel” de hombre serio de León. Para él tenía tanta importancia una palabra que él comprometiera, como cualquier documento con todas las firmas protocolarias del mundo. Supo ser amigo de sus amigos y compañero solidario de todos aquellos alumnos que coincidieron con él en su Colegios Gran Capitán y San Alberto.


El Deportista

Deportista por excelencia destacó fundamentalmente en fútbol, balonmano y pruebas de lanzamiento.

Para muchos fue considerado como uno de los mejores porteros que han pasado por Córdoba, tanto en fútbol, como en balonmano. Su carácter de austero y discreto supo llevarlo siempre en la práctica de sus deportes. En balonmano, él y Primitivo Terrón, marcaron época.

En lanzamiento de peso, fue otro gran atleta y durante varios años de competición era el segundo mejor lanzador de toda la Universidad., detrás del campeón Gonzalo Fernández de Córdoba.

Lesión del Riñón (1960)

En un partido de fútbol celebrado en la Universidad el día 24 de enero de 1960, y jugando contra el quipo juvenil del Nazaret (San Lorenzo), en un día espléndido y en el campo que había junto a los Talleres Pre-vocacionales, al disputar en salida un balón, el delantero del equipo cordobés me golpeó en la zona del riñón y me dejó totalmente Kao. Con el conocimiento perdido prácticamente, empecé a notar por toda la zona unos dolores tremendos, hasta el punto de que las asistencias (El Sr. Omar), llamaron urgentemente al doctor D. Segundo Lobo. Éste de forma inmediata y al contemplar el cuadro clínico que mostraba, decidió de inmediato llevarme a Córdoba, a la consulta de uno de los mejores especialistas de la Ciudad. Nada más que este le comprobó los síntomas que presentaba, me ingresaron urgentemente en la Residencia Teniente Coronel Noreña. (Antigua Residencia). Durante varios días me estuvieron haciendo pruebas y más pruebas, al final se optó por no operar y someterme a un duro tratamiento. Afortunadamente el tratamiento dio resultado y hasta el día de hoy gracias a Dios, no me ha dado problemas.


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El Alumno

Eulogio, perteneció siempre al grupo de alumnos que destacaban dentro del buen nivel de aquellas aulas. Las asignaturas fundamentales las tenía siempre controladas y en la de taller, era de los más eficientes. Hablaba poco, pero cuando lo hacía, daba la impresión que hablaba “et cátedra”. Siempre demostró un gran apego a su tierra de origen, para él, sus raíces formaban parte de su ser. Estuvo en el Colegio Gran Capitán desde el año 1956, al 1960, en donde realizó la Oficialía en la rama de Ajuste y Matriceria. De 1960, al 1961, pasó al Colegio San Alberto, para realizar la Maestría Industrial. En ambos colegios, se cansó de reírse y pasarlo bien con los golpes de Juan Quirós Reyes, sobre todo en aquellos “coloquios” que éste “mantenía” con el inefable Sr. Arjona, (Pr.Matemáticas), que para meterse con los demás se escondía detrás de su bigote y se apoyándose siempre en las malas notas.

En Octubre del 1961, se marchó a la Universidad Laboral de Sevilla, para realizar un curso de utillaje, para la empresa Bressel S.A. de Madrid. En la Universidad de Sevilla, estuvo de interno en el Colegio Bartolomé Esteban Murillo, cuyo director era el buen salesiano Padre Sardóns, pequeñito de cuerpo, pero grande de corazón y afecto.

En el comedor servido por aquellas agradables mujeres, nos sentábamos juntos en compañía de Rodríguez Rivas, el “Rubio” de Villaluenga de la Sagra (Toledo). Este simpático Rubio, además de que se sentían unidos por el fútbol, ya que ambos eran destacados practicantes, se lo pasaba muy bien comentando cosas de las “niñas” con el resto de la mesa. Además, Eulogio entre gesto serio y serio, algunas veces soltaba unos golpes sumamente originales. Para colmo de estos encuentros, apareció por Sevilla, su amigo Salvador Artigas (+), al que le unía una vieja amistad desde Córdoba, y allí prolongaron esta relación. Eulogio pensaba y Artigas gesticulaba y hablaba. Formaban un buen dúo.

Yo también compartí con él muy buenos ratos e incluso fuimos tres o cuatro veces a ver al Sevilla y al Betis en sus respectivos estadios. También fueron animados los partidos de “chinchón” que se echaban en las salas de recreos, allí demostraba sus habilidades el simpático “Nandi”.

En el primer año en Madrid, Artigas, Eulogio, “El Boqueron” y Flores de la Huerga, formaron un grupo muy unido.



El Servicio Militar

En la empresa Bressel, S.A. Ingresó en 25 de agosto de 1982, y estuvo nada más que hasta el 21 de Marzo de 1963. En el que se incorporó al Servicio Militar.

Pronto abandonó la empresa Bressel, pues esta empresa al estar militarizada, solamente hacías la Instrucción, Jurabas Bandera y a trabajar. Este le conllevaba el tener que estar cinco años dependiendo de la disciplina de la empresa. Él no estuvo de acuerdo con esta circunstancia, por lo que abandonó la empresa. Esto le obligó con alguna complicación a “cumplir” con el Servicio Militar, de forma completa. (21-3-63 a 9-1-65)

Pasándolas “canutas” y después de la mili, se marchó a Barcelona y estuvo trabajando desde (15-2-65 al 2-965). Barcelona, no le convenció y volvió de nuevo a Madrid, en donde estuvo trabajando en una empresa de montajes desde (1-12-65 al 20-6-66). Cansado según dice él de dar vueltas de un lado para otro, optó POR LA COLA DE MILANO, y se marchó a Valladolid, haciendo la prueba en FASA RENAULT.

Lógicamente la prueba de la COLA DE MILANO, la hizo perfectamente y no tuvo dificultad para entrar en la gran empresa automovilística. (20-10-1966)

En esta empresa dada su alta categoría profesional y su calidad humana, llegó al puesto de Contramaestre de la Sección de Utillaje. Allí estuvo trabajando hasta que se prejubiló el 30 de Septiembre de 1998.

En esta factoría coincidió con compañeros entrañables como Teodoro Pérez de Pedro (Viana) y el buenazo de Felipe Esteban Alonso, entre otros. Además, junto con otros compañeros ex alumnos, forman actualmente una tertulia casi permanente en Valladolid, a dichas tertulias de vez en cuando suelen asistir o bien el Padre Cándido o el propio Padre Zabalza.


Padre de Familia

Eulogio, al igual que Primitivo Terrón Montero, fueron de aquellos compañeros que se marcharon a Madrid, y que se casaron con su novia de toda la vida. En el caso de Eulogio, siempre la hemos mencionado con todo el respeto del mundo, como “Su Rubia”. Yo personalmente a esta su señora, ni tan siquiera la conozco, solamente la ví una vez en una foto que él me enseñó en Sevilla. Yo no sé si él quería mucho o poco a su “Rubia” lo que si puedo dar fe, de que le vi soñar varias veces con ella. Todos los días por las mañanas solía tener la mismas cantinelas, del “Me cago en la puta”, por el pelo, luego pasaba a la frase que le salía de sus adentros, al menos en aquellos tiempos. “Y mi Rubia que estará haciendo ahora, cuantas ganas tengo de verla”. Luego se metía conmigo diciéndome pelo pincho o lo que se le ocurría y bajábamos al desayuno. Allí normalmente nos esperaba el amigo de Villaluenga (Rodríguez Rivas).

El 26 de Diciembre de 1966, y cuando la COLA DE MILANO, le había dado seguridad y estabilidad en Fasa-Renault, (Valladolid), se casa con su Marisa del alma.

Tiene dos hijos, un varón y una hembra. El mayor de nombre David, le ha dado un nieto que actualmente tiene 10 años, y le ha hecho recobrar todas las ilusiones de la vida. Su hija Patricia, se halla trabajando en Madrid.

En varias cartas que me han escrito, me ha insistido en que él no es tan “angelito” como yo lo describo. Pero yo le contesto, que yo estoy expresando mi opinión sensata sobre él, y yo tengo que ser honesto conmigo mismo.



M. Estévez