miércoles, 10 de junio de 2009

EL PATRON ORO

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A mediados de los años 50, todas las aspiraciones de cualquier muchacho de Córdoba al salir de la escuela era lógicamente colocarse de platero.

Los plateros en Córdoba de siempre vivieron bien y ellos eran el referente que dinamizaba en nuestra ciudad, el consumo y la ostentación. Las primeras motos siempre eran de ellos, las primeras escopetas de caza siempre eran de ellos. Con ellos empezó la costumbre de la casa de campo y del chalet.

En aquellos tiempos esta Industria “sumergida”, como siempre se le llamó, representaba para Córdoba casi el 40% del empleo de la capital. Barrios como los de Santa Marina, San Lorenzo, La Magdalena, San Pedro, Santiago, El Alcázar Viejo, La Huerta la Reina, Las Margaritas, etc, estaban llenos de talleres, los cuales se podían distinguir por la iluminación de la “barra fluorescente”, alumbrado casi habitual en todos los talleres y la emisiones de radio oyendo seriales como “Ama Rosa”. La materia prima que se empleaba en la mayoría de los talleres, era el Oro, el Platino, el Paladio, las perlas y las piedras preciosas. Con el valor añadido de esta materia prima, estaban más que justificadas las pingues ganancias que se daban en este sector. La organización de esta Industria “sumergida”, estaba ordenada de forma escalonada. es decir arriba el gran mayorista, en el segundo peldaño el gran fabricante, debajo otro fabricante menor y así sucesivamente hasta llegar al platero que solamente tenía un banco de trabajo en su propia casa. Lógicamente las ganancias estaban en proporción al peldaño que se ocupara.


Con trece años y poco antes de entrar en la Universidad, estuve trabajando un mes o cosa así, en un taller que había en la plaza de la Magdalena, (Casa Galo), allí trabajaban unas catorce personas, más los grabadores, engastadores y pulidoras, que trabajaban en otras dependencias. Mi sueldo semanal era de 35 pesetas.
Lo primero que hice fue hacer mandados y llevar recados a los talleres colaboradores. Al final de mes me mandaron que fuera a una agencia que había frente a la Plaza de Toros (Junto al Bar Savarin) a recoger las nóminas del taller. Me entregaron un sobre en donde supuestamente iban dichas nóminas. A mi me pareció muy ligero para llevar las nóminas de los doce “que trabajaban ya con cierto nivel.” La curiosidad propia de la edad, me hizo abrir el sobre y pude comprobar que solamente traía 4 nóminas.

Al llegar al taller coincidí con José González Calero, que aunque también trabajaba en el taller, debió salir para ir a algún mandado, y nada más verle le pregunté. ¿González cuantas nóminas me tienen que dar?. El me contestó, muy pocas, pues dados de alta no están nada más que el Jefe, su hermano, su cuñado y un sobrino. Los demás estamos “sumergidos como quien dice”.

No creas que el problema es sólo de este taller, ya que toda Córdoba está llena de platerías en las mismas circunstancias. Son pocos los que tienen el negocio en regla.
Este detalle me descentró y pude comprobar que la platería era un mundo que no me apetecía. Luego también me enteré de que las pocas nóminas que circulaban en este sector, eran nóminas hechas en “serie”, y “arregladas” a los niveles mínimos…Nunca reflejaban las cantidades realmente cobradas…

Era domingo (Marzo de 1957), había estado jugando al fútbol con Manuel Martínez Bermúdez, (compañero del Gran Capitán), y otros amigos más en el Colegio Salesiano. Y cuando nos marchábamos vimos a un muchacho que llevaba el carro de las carteleras del Cine Osio, (El muchacho no era otro que Rafael Gómez Sánchez, el famoso empresario de Córdoba), y pudimos ver que la película que anunciaba era “Mundo de Noche”, película en la que salía el ídolo de la juventud de aquellos tiempos, el Jugador brasileño “Pele”.


Por la tarde y después de comer nos dirigimos unos cuatro amigos –con los 2 reales de peseta- que valía el cine Osio, y al llegar al Barrio de Cañero, por una calle si y otra no, pudimos ver a varios muchachos que estaban perfectamente uniformados con unas ropas (Comando, Chaqueta, Pantalón, Saquito de Pico e incluso corbata). Primero vimos a uno al que conocíamos del barrio y que por tratarse de un chaval muy “presumido”, no nos atrevimos a preguntarle nada. (Se trataba de José Cruz Torres, compañero del Gran Capitán), Más tarde y ya casi llegando al cine nos encontramos con el desaparecido Pedro de la Cámara Morales, al que conocíamos de los Salesianos, y le preguntamos: ¿Oye esa ropa donde te la han dado? Y rápidamente nos contestó: -¡¡Donde va a ser en la Laboral !!.

Al poco tiempo (Noviembre-1957) ingresamos Manuel Martínez Bermúdez y yo en la Universidad y en el Colegio Gran Capitán. Allí hice la oficialía y seguidamente pasé al Colegio San Alberto para hacer la Maestría.

El Patrón Oro

Era el año 1960, mes de Noviembre, jueves por la tarde y en la asignatura de Geografía Económica, que nos daba el padre Bellfor, nos explicó asuntos como:
“En el fondo de los océanos y si sabe protegerlos tiene la humanidad, alimentación garantizada para muchos siglos …

Y también nos habló del Patrón Oro, y nos dijo que era un sistema monetario bajo el cual el valor de la moneda de un país es legalmente definido como una cantidad fija de oro. La moneda en circulación está constituida por piezas de oro, o por billetes de banco (papel moneda) que las autoridades monetarias están obligadas a convertir, si así se las demanda, por una cantidad determinada de oro …También nos habló del Debe y el Haber, del Activo y del Pasivo. Nos vino a decir en una palabra que en Economía, todo debe estar con su contrapartida…

-Todos podemos recordar la frase de los billetes que decía: El Banco de España pagará al portador…

También enfatizó en que la capacidad económica de los Estados se sustentaba en los impuestos que se supone debieran pagar los ciudadanos.
Las monedas más importantes sujetas a este patrón de cambio fueron el dólar y la libra esterlina. La mayoría de los países abandonaron este sistema en los años treinta, el último país en abandonarlo fue Suiza.

España como país no tuvo más remedio que abandonar dicho sistema después de la guerra.

Como síntesis final de aquella clase, el Padre Bellfor vino a decir que las contrapartidas Trabajo-Impuesto, es la Base de los ingresos de los estados, de sus presupuestos.

Efectivamente los gobiernos, todos los gobiernos sean del corte que sean, necesitan de los impuestos.

-Con la descripción que me hizo José González Calero*, del mundo de la platería, pude comprobar que la mayoría de estas empresas, no colaboraban a que se cumplieran el Patrón Oro, y por tanto no contribuían para nada en el mantenimiento del Estado o gobierno. Curiosamente en este sector donde muchos no pagan nada, se da el caso paradójico de que se la dan de demócratas.

-Contrastan estos comportamientos muchas veces de estafa permanente, a la Hacienda, a la Seguridad Social, en definitiva al Presupuesto del Estado, con el trabajo de muchos compañeros que yo he podido observar durante mis años de trabajo. Podría citar infinidad de ellos, pero me voy a limitar a un solo ejemplo.

-Manuel Losada Wic, llamado cariñosamente el “Calabazo”. Este formidable compañero, todo calidad humana y solidaridad, fue un gran profesional toda su vida. Quizás su único defecto, al decir de algunos, era su amor al Real Madrid. Por su máquina de punzonar (Wiedeman) y durante sus años de trabajo (30), pudo manipular más de un millón de chapas de todos los espesores, tamaños y pesos, a las que le realizó entre 30 ó 40 millones de agujeros de todos los diámetros.
Este honrado trabajador tenía una cualidades innatas para este tipo de máquina. Tenía una cabeza prodigiosa para “mentalizar” coordenadas, lenguaje de trabajo de esta máquina. El era capaz de rendir el doble que cualquier operario normal.
A pesar de que el ciclo de fabricación estaba ordenado por el sistema ORMIG, eran muchas las veces que acudían a él, para que de forma voluntaria “aumentara”, su ritmo de trabajo, a fin de evitar el “cuello” de botella que algunas veces se producía en esta máquina.

El lo hacía esto con mucha naturalidad, evitando con ello que las secciones que esperaban sus “chapas”, no tuvieran puntos muertos de paro.
Era un trabajador que durante toda su jornada de trabajo, se pegaba a su máquina, y se convertía en la práctica en un elemento más de ella, pero con corazón… Jamás tuvo absentismo, y realizó infinidad de horas extraordinarias. Cuando terminaba la jornada acababa agotado tanto mental como físicamente.

Pues bien este ciudadano que desgraciadamente murió relativamente joven, COTIZÓ Y PAGÓ IMPUESTOS, por todo su trabajo. Por todos sus ingresos. Fue cumplidor con el Patrón Oro

En muchas Centrales y Subestaciones de España y en el extranjero, hay muchos Centros de Transformación, Cuadros de Control, Cuadros de intemperie, Conductos de Fases Aisladas, etc. que llevan todos sus aparatos montados en los perforados que este hombre realizó.

Con independencia de las criticas a los sectores sumergidos también hemos de pedir a los que nos gobiernan, que miren por esos presupuestos que tanto les cuesta a los trabajadores contribuir durante toda su vida laboral.

Los políticos deben evitar el cachondeo de partidos televisados semanalmente con cargo a las televisiones que luego tienen que pagar los gobiernos, bien directamente o con “pagos” a base de publicidad Institucional.

Antes cuando semanalmente se televisaba un partido, no se necesitaban tantos “Valdanos” de turno para comentarlos. El gobierno tiene que tomar conciencia de que a los trabajadores que pagan impuestos les cuesta mucho trabajo pagarlos y tienen que mirar hasta por un simple euro.


(*)
José González Calero, vive actualmente en el Barrio de Edisol y me contó el otro día muchas cosas del sector de la platería, en el que ha trabajado desde que tenía 15 años. (Hoy tiene 67), El trabajó unos quince años en el famoso taller de Galo, luego trabajó para Hijos de Hermanos Paris, primero fabricándole y luego como Gerente de un taller que montaron en Córdoba. No hace falta decir que conoce este sector por los cuatro costados. Me dijo entre otras cosas que hubo algún tiempo en que el que tenía la suerte de estar dado de alta, su nómina no reflejaba ni la quinta parte de lo que ganaba realmente.


M. Estévez

jueves, 4 de junio de 2009

Obras de Arte…

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Desde siempre nos han hablado de muchas “obras de arte” y nos han metido en la cabeza, que el arte era patrimonio de los pintores, de los escultores, de los toreros, de los poetas y literarios, e incluso de algunos futbolistas. Desgraciadamente nunca han caído en la cuenta de otras “obras de arte”, que se han dado en algún tipo de trabajos manuales, realizados por trabajadores excepcionales.

-Cuando sufríamos el tener que hacer una determinada lámina de dibujo, un ajuste o una pieza de torno, nos parecía poco menos que un “arte”, comprobar como algunos compañeros lo hacían todo con tremenda facilidad.

-Igual podríamos decir al comprobar con el “arte” que se decoraban aquellos jardines del patio central.

-En la Universidad Laboral había muchas cosas de arte, en el Paraninfo, en la Iglesia, en los Comedores, en muchos sitios…

-También había “arte” en la sincronización en el trabajo del día a día de aquellos empleados, que mantenían nuestra Universidad como una patena. Ellos sin tanto bombo y platillo como se le da hoy a cualquier centro de aquellas características.

Pero entre tanto “artista” vamos a traer a estas líneas a dos personajes que para mi tienen algo de entrañables.
Me quiero centrar en D. Miguel del Toro, profesor de taller y un auténtico “artista”, en el tema de la soldadura. Este hombre llegó de la provincia de Jaén y parece ser que entró porque venia recomendado por su suegro, que al parecer era el “barbero” del mismísimo Franco.

Bromas aparte, este profesor era una enciclopedia en los temas de soldadura, especialmente en la oxiacetilénica. A él correspondió prácticamente toda la instalación del acetileno y la puesta en marcha de esa sección en los Talleres Generales.

Al poco tiempo de entrar el Sr. Chico, (1958), especialista en soldadura eléctrica, ambos profesores, llevaron a cabo una alta demostración técnica de soldadura, cada uno por un lado, manteniendo un baño común y soldando con electrodos recubiertos de gran diámetro, realizaron una soldadura a tope de una llanta de 40 mm. de espesor. La soldadura la hicieron del tipo ascendente, sobre una altura de 400 mm.


Todo el trabajo lo hicieron perfectamente sincronizados, a pesar de que cada uno estaba por un lado. Para la mayoría de los que presenciamos aquella prueba, pudimos intuir una “obra de arte”. Desde luego quien mejor pueden valorar este trabajo son compañeros como, José M. Vozmediano Valderas, Fernando Sordo Noriega, etc.

Este trabajo fue realizado ante una concurrencia de unos veinte alumnos (Aula 2-A), que quedamos estupefactos.



El Sr. Del Toro, fue una autoridad a nivel nacional en todos los tipos de soldadura, especialmente en la de aluminio. Desde su puesto en el CENIM, enseñó y homologó a media España.

Entre ellos se puede citar a Mateo Maya Sánchez, (Perito Industrial compañero del “cuadernillo”), que siendo responsable del departamento de soldadura de la Westhinghouse, le resolvió un problema técnico al arquitecto restaurador del Gran Teatro de Córdoba, Sr. Gómez Luengo, que llevaba varios días sin dormir pensando en la soldadura de unos pendolones de sujeción para las barandillas de los anfiteatros. El amigo Mateo, le devolvió la tranquilidad del sueño.


En los años 1978, el Ayuntamiento de Córdoba adquirió el vetusto Gran Teatro para transformarlo en una sala moderna. Atrás quedaba toda una historia pasada de funciones de la tarde, en las que el “gallinero”, aquellas simpáticas localidades económicas, lugar elegido por los soldados, y toda clase de juventud, que haciendo un ruido estruendoso al entrar, cuando sonaba el “tercer ringg..”, todo el mundo se callaba y empezaban en la mayoría de los casos, dos películas. Una la que echaban en la lejana pantalla, y otra la que tenía lugar en aquellos asientos, y de la que era la principal protagonista la famosa “cerrita”, que a peseta por cabeza, empezaba su función…Algunos compañeros, estuvieron entre sus clientes.



En otro orden de cosas quiero destacar a otra artista llamada Fernanda Alba Cabello, que desde primera hora estuvo en la Universidad hasta su jubilación. Actualmente vive en el cerro del Campo de la Verdad, plagada de dolores y achaques (79 años).

El arte de esta eficiente mujer trabajadora, su puede relacionar con el brillo que tenían los pasillos de nuestro Colegio Gran Capitán, sus duchas, sus habitaciones y sus aulas. Esta mujer y todas las limpiadoras que como ella utilizaron aquellas seudo-fregonas, de tanto pasar y pasar dicha bayeta a golpe de riñones, dieron pulimento y brillo a aquellos recordados pasillos.


Esta mujer, pertenecía a una amplia familia originaria de Lucena y que llegaron a Córdoba, al principio de los cincuenta. Todos los hermanos además de grandes trabajadores, tenían un arte especial para el cante o el baile. Su hermano Cristóbal, ha sido uno de los mejores cantaores de saetas que han pasado por Córdoba.
Compitió con La famosa Talegona y Luis Chofles, quedándose campeón, varias veces. Recuerdo una entrega de trofeos celebrada en el Circulo de la Amistad, donde el padre Alberto Riera, (ligado a la Hermandad del Amor), presidió el Jurado que le otorgó el primer premio al hermano de Fernanda.



Finalmente he de indicar que Fernanda, y todos sus compañeros trabajadores de la Universidad Laboral, fueron de un lado para otro porque ningún Ministerio se quería hacer cargo de ellos. Solamente al final de su trayectoria profesional fueron reconocidos como seudo-funcionarios.

Contrasta la situación que tuvieron que soportar estos trabajadores, profesores y empleados de la Universidad Laboral, con la de algunos de los funcionarios de hoy en día, que en algunas Instituciones, da la sensación de que para poner un sello en una carta, se necesitan tres funcionarios…

M. Estévez