sábado, 27 de diciembre de 2008

Sobre los hermanos Cantarero Santacruz

Me ha causado una desagradable sorpresa el conocer que los tres hermanos Cantarero Santacruz, han fallecido. Como ya he dicho por activa y pasiva, en Córdoba la comunicación de los “Externos”, es prácticamente nula. Son muchos los prejuicios que la Sociedad echó encima de los alumnos que estuvieron por aquellos tiempos en la Universidad, y como consecuencia de ello todos callaban en lo posible el hecho de haber estado en dicho centro. Sobre todo en los años setenta donde todo el mundo daba más mérito al –haber corrido delante de los grises, que decir que estuviste en una Universidad Laboral-..

Conocí a los 3 hermanos, pero con el único que coincidí en el Colegio Gran Capitán, fue con Rafael Cantarero Santacruz.

Entró en la Universidad Laboral el mismo día que yo lo hice, en Noviembre de 1957. Recuerdo perfectamente cuando entramos en la “sala” de filiación, Navas, Unquiles, Nogueras, el desaparecido Cantarero y yo mismo. Recuerdo que después de rellenar unos datos, medirnos de estatura y echarnos una foto, pasamos al “departamento”, del Sr. Cruz Carrascosa, el cual al vernos tan pequeños (medíamos en torno al 1,56), nos dijo, por aquí chicos…

Ya en su despecho y al entregarnos el “Albornoz”, todos nos limitamos a coger el que nos daba el recordado “arbitro retirado”, pero el amigo Cantarero, recuerdo que lo quiso de los mayores que hubiera, así pudimos comprobar que le llegaba por los tobillos. El nos dijo que su madre le había dicho que lo cogiera grande.

Cuando nos distribuyeron por aulas, a ellos tres los mandaron a la XXVII, que daba sus ventanas a las vías del tren y a la carretera de Madrid. Allí el que hacía de Jefe de Aula era Jesús Calero León, hoy en día recientemente jubilado de Asland (Fábrica de Cementos) en donde también han trabajado Quirós Reyes y Navas Linares.

El amigo Rafael Cantarero, era uno de los personajes clásicos del Campo de la Verdad, aunque de corta estatura era importante su identificación con el entorno de toda su vida. En su parada que era la del “Puente Romano”, rivalizaba en liderazgo con José Vázquez Martín (Matías Prast), gran compañero y mejor fresador..

Rafael Cantarero a petición del Padre Cabedo, fue uno de los componentes de “los pequeños papeleros”, del Colegio Gran Capitán. El grupo lo formó, Cantarero, Navas, Unquiles y Nogueras. Las únicas ventaja de que disfrutaban, era que aún siendo externos, disponían de una habitación en el Colegio Juan Mena, como si fuera suya.

El primer año de entrada el amigo Cantarero destacó en el taller Pre-vocacional, en la sección de Carpintería, así se jactaba de comentarlo un día el desaparecido Padre Leonardo. No obstante al pasar a Talleres Generales, optó por la sección de bobinaje con su compañero Navas Linares, los otros dos fueron instaladores.

La muerte prematura de sus padres, precipitó toda su salida de la Universidad. De principio se marchó a Alemania, en donde trabajó durante unos pocos de años y en donde gracias al dinero que mandaba, pudieron salir adelante sus hermanos menores. Al principio de los setenta volvió a España en donde trabajó en el sector de la madera. En Alemania había completado su formación profesional, había adquirido varios idiomas (alemán y algo de inglés), y bastante experiencia. Pero no todo iba a ser positivo, ya que al parecer mostraba una predisposición cíclica al estado depresivo.

Después de trabajar varios años en el sector de la madera y ponerse en adecuado tratamiento, accedió a la vida matrimonial, donde tuvo varios hijos. A finales de los setenta tuvo la oportunidad de ingresar en el Ayuntamiento de Córdoba, esa colocación, le dio cierta tranquilidad y estabilidad. De él cuentan sus compañeros, que era un hombre sumamente preparado en todos los terrenos, y con un gran sentido servicial. Ayudaba a todo el mundo.

Era un gran aficionado al senderismo, era cooperante en varias ONGS, y un consumado donante de Sangre. No obstante, su impotencia ante algunos problemas familiares, le desestabilizaba su estado síquico y volvía a tener algunas recaídas depresivas. Los compañeros sabedores de su nivel de preparación le insinuaron que sacara provecho de su estimables conocimientos y optase a alguna plaza de funcionarios en propiedad que se habilitaban en el propio Ayuntamiento.

Según me ha contado Emilia, su última compañera, el no quería complicarse la vida en su trabajo y sólo le gustaba dedicarse a lo que le gustaba como terapia para su tema depresivo. El era un hombre que lo querían en todos los servicios y departamentos, porque además de ser una buena persona, era un gran manitas para resolver cualquier tipo de situación. Aún así a finales de los ochenta (dice Emilia), lo animé a que concursara por una plaza en propiedad de cara a la jubilación, y es por lo que optó a la plaza de Ordenanza. Ni que decir tiene que de entre trescientos cincuenta que lucharon por la plaza, él, sacó el número uno. Para una persona depresiva como él, aquel triunfo con Boletín del Estado incluido, le costó lágrimas de verdad, de esas que salen de lo más profundo del corazón..


Boletín Oficial del Estado
Lunes 1 de Enero de 1990

Número 1

Página 9

RESOLUCIÓN DE 18 de Diciembre de 1989, del Ayuntamiento de Córdoba, por lo que se hace
Público el nombramiento de dos funcionarios.


En cumplimiento de lo dispuesto en el Real Decreto 2223/1984, se hace público que, a propuesta de los respectivos Tribunales Calificadores, el Alcalde accidental, asistido de la Comisión de Gobierno en sesión de 1 de Diciembre de 1989, ha efectuado los siguientes nombramientos de funcionarios.
Don Rafael Cantarero Santacruz, Ordenanza


Córdoba 18 de Diciembre de 1989.-El Alcalde Herminio Trigo Aguilar



Después de esta aparente felicidad y la ayuda que encontró en su compañera Emilia, algunos problemas familiares lo volvieron a trastornar. Tuvo que ser ingresado varias veces por motivos de ansiedad, depresión e inestabilidad general Salía y entraba del hospital con relativa frecuencia. Finalmente tuvo una recaída a finales de 1994, de la que no se repuso, muriendo en el Hospital el 27de Diciembre de dicho año..

Sus compañeros lamentaron mucho su muerte que finalmente debió ocurrir de forma precipitada. Según su lápida, dejó esposa, hijos y una nieta.

Tenía 51 años.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

El Albornoz

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El albornoz dicen que es una prenda de origen árabe. Por la calles populares de los países del norte de África, se pueden ver a muchos viandantes con esta indumentaria, es fundamentalmente de lana y sin costuras.

La mayoría de los jóvenes que entramos al final de los años 50 a la Universidad Laboral de Córdoba, estaremos todos de acuerdo que esta “prenda”, sólo la habíamos visto de pasada en el NODO y siempre que Matías Prats nos relataba algo sobre algún combate de Boxeo.

Hablando de Boxeo tenemos que recordar que hace uso días ha fallecido Fernando Vadillo, aquel critico de boxeo de las eternas gafas oscuras. Todavía recuerdo con nostalgia aquel día, principios de los sesenta, que estábamos en la sala de Billar que la “regentaba”, Antonio Arjona Vázquez, y se formó una simpática tertulia precisamente de boxeo entre el “chico de Villaluenga”, (Rodríguez Rivas), y el Canario Alberto Tabares (q.e.p.d.). todo fue “por culpa” del bibliotecario Manzano, que les había dejado unas páginas del periódico MARCA, en donde en la sección de Boxeo, aparecía un comentario de Fernando Vadillo sobre el combate estelar que sostuvieron en Tenerife, el toledano Fred Galiana “ “El toreador del Ring”, y el “Sabio de las doce cuerdas”, nada más y nada menos, que el canario Juan Albornoz Sombrita.

Lo de menos fue el resultado del combate, allí se habló del ambiente que había por aquellos tiempos en el deporte del Boxeo. Ambiente que día a día, nos desgranaban en sus amenas crónicas, tanto Fernando Vadillo, como Manuel Alcántara, “el alcalde literario”, del Rincón de la Victoria.

Al hablar de Fred Galiana, se reconocía que era una estrella rutilante de la noche madrileña. Eran los tiempos en los que la famosa actriz americana Ava Garner “le tiraba los tejos” al torero Mario Cabré. También, Tabares nos habló del polifacético boxeador toledano, que desde cine, teatro y cante jondo, lo había probado todo, buscando lógicamente su notoriedad y reconocimiento.

Al final y como el combate entre Galiana y Sombrita quedó a favor del toledano, por parte de Tabares hubo una total resignación y terminó dando cariñosas palmaditas de felicitación con la bondad que le caracterizaba, al “rubito” Rivas.

Allá por el año 1964 y cuando el compañero Tabares se encontraba trabajando en Alemania, el tal Galiana se retiraba del Boxeo, y se refugió en un Bar que puso en Madrid y donde recordaba continuamente a su clientela sus grandes gestas en el deporte de las doce cuerdas. Todo el mundo se aprendió de memoria su famoso triunfo en París ante Roy Famenchon. Este boxeador, murió en el año 2005, en Orihuela, en una Residencia para enfermos progresivos.

Fernando Vadillo, además de un gran aficionado y critico de boxeo, escribió bastantes libros sobre las hazañas de la División Azul. Posteriormente fue fundador del periódico Deportivo AS y del alguna forma perteneció al grupo editorial PRISA.

Manuel Alcántara, aún llena las playas de Málaga con sus poemas escritos en piedra, y que resuenan por todos los jardines, en claro desafío a las olas de su mar mediterráneo…

Cuando en 1957, y después de habernos hecho la ficha de filiación y reconocimiento, nos llevaron a unas dependencias que estaban en los sótanos. Allí nos entregaron unas serie de prendas de vestir que a la mayoría nos venía muy bien y que a riesgo de olvidar alguna las relaciono:
Externos

1 Comando o gabardina de color verde paja (tipo de las que usaba Colombo)
1 Par de zapatos de suela gorda “tipo segarra”
1 Zapatillas de deportes, vulgarmente llamadas “paredes”
1 Meyba, marca Oceán
1 Pantalón largo de tejido semi-punto, para paseo y su correa
1 Pantalón de uniforme de color azul cielo
1 Cazadora de uniforme de color azul cielo, con cremallera. Tenía dos tiras blancas
en el cuello y en la cinturilla.
1 Chaqueta de paseo, sin cuello y de un tejido semi-punto
2 Camisas blancas
2 Pares de calcetines y medias de deporte
1 Jersey de Pico, de lana
1 Camiseta de deporte y 2 toallas
1 Chandal de color azul oscuro
2 Juegos de ropa interior
1 Corbata
UN ALBORNOZ

De todas las prendas las que más sorpresa nos causó fue el Albornoz, para algunos de nosotros era la primera vez que teníamos tal prenda en nuestras manos. Y si grande fue nuestra sorpresa, mayor aún fue la de nuestras familias.

El albornoz que nos entregaron eran de variados colores y tallas. A mi como por aquellos tiempos era más bien bajito, me dieron uno que al poco tiempo y con las “habichuelas a la vinagreta”, que nos ponía la Sra. Madueño, se me quedó corto. En cambio había compañeros que supieron cogerlo con dimensiones que le duraron toda su larga estancia, caso de Ibáñez Hoyos..

El otro día el compañero Rafael Ojeda Amate, me comentaba de forma simpática, que el día de su boda que se celebró en Madrid, su madre entre las prendas “intimas”, que le llevó, iba su querido albornoz, que se lo tenía guardado como oro en paño…

Anecdotario de la ropa…

En la Universidad de Córdoba, sinceramente no lo ví nunca, pero en los cinco meses que estuve en la Universidad Laboral de Sevilla, si pude comprobar como el encargado de la Peluquería, se dedicaba a “recomprar”, todas estas prendas. Yo por aquellas fechas las pasaba “canutas” de dinero, y fue un día al comentarle mi situación al desaparecido Diego Maria Parejo Polo, cuando este me indicó que conocía la posibilidad de obtener unas pesetas poniéndome en contacto con el citado barbero. Yo le vendí un par de zapatos. Este raro comerciante tenía un buen negocio establecido, lo compraba todo. Lo que mejor pagaba eran los albornoz de talla larga.



M. Estévez

sábado, 13 de septiembre de 2008

A LOS QUE NO TERMINARON…

Esta colaboración de forma simpática se la dedico al compañero Juan Zambrana Cascado, de Málaga, que tiene el pequeño sentimiento grabado en su corazón de que no “Terminó” pero que aún así tiene la calidad humana de reconocer que se siente feliz solamente con haber estado en nuestra Universidad. A él quiero decirle desde aquí, que fuimos muchos los que por unas razones u otras no pudimos “Terminar”. Lo importante en la vida de un ser humano, no es una etapa o un recorrido parcial, sino hacer con toda dignidad y honradez la trayectoria que hayamos elegido.
Lo importante en la vida es haber colaborado, al progreso y a la paz, utilizando para ello nuestra sincera entrega en el marco de la libertad.
En primer lugar te quiero citar a una serie de personas, que estando vinculadas a la Universidad por aquellos tiempos, por desgracia no pudieron terminar el proyecto inmediato de vida que se habían planteado.
1.-En primer lugar y por cariñoso respeto tenemos que mencionar a la esposa de un profesor y a dos compañeros que les sorprendió la muerte en pleno curso de la Universidad Laboral.
Fue en el año 1958 cuando la esposa del Sr. Schmidt, profesor de Educación Física, no pudo “terminar” el joven proyecto de vida que se habían planteado desde que llegaron a la Universidad Laboral. El accidente les sorprendió en plena juventud y conmocionó a toda la Colonia de San José. Al parecer ella iba montada en la parte de atrás de la Vespa que montaba su marido, y mientras circulaban placidamente por la calle Cruz Conde de Córdoba, inexplicablemente, ella se cayó de la moto, golpeándose fatalmente en la cabeza. El entierro celebrado en la Universidad Laboral, constituyó un autentico duelo. Desgraciadamente fue el primer entierro que tuvimos en la Universidad.

En el año 1964, el compañero Diego Zarco González, estando en el comedor cenando se sintió con los sudores de la muerte, y a pesar de la pronta reacción de sus compañeros falleció en la madrugada. Según cuentan los compañeros aquello cortó la respiración a toda la Universidad. Incluidos alumnos, docentes y personal empleado.
Finalmente en el año 1978, tenemos la reseña que nos facilitan los compañeros de que José Julio Martínez Ponferrada, alumno externo falleció el día 22 de Noviembre del mismo año. Sólo contaba quince años.
Después de estos lamentables fallecimientos “dentro” de la Universidad, tenemos que mencionar a otras significadas personas que no “terminaron” de forma sorpresiva el proyecto en el que se habían embarcado.

2.-En segundo lugar quiero citarte a los que no terminaron, por propia voluntad.

El primero que optó voluntariamente por no “terminar” fue el padre Fraile, el primer Rector, que casi de forma inesperada abandonó el barco de la Universidad para refugiarse en un convento trapense.
El padre fraile era un religioso con mucho prestigio en la orden de los dominicos. Era un hombre de grandes magnitudes, proyectos y números. Algo no debió cuadrarle cuando “no terminó” el proyecto de la Universidad Laboral.
Al poco tiempo de entrar en el Monasterio Trapense de Palencia, la comunidad religiosa vende en 1960 la fábrica de chocolates que históricamente habían elaborado con todas sus formulas antiguas de fabricación. (¿casualidad?) El otro día hablando con García Popa, este me dijo que el padre Fraile podría andar por Méjico.



3.-En tercer lugar hay que citar a los que no pudieron “terminar” por razones disciplinarias.
Paquito Estévez Jurado, es el prototipo de un grupo de alumnos del Colegio Gran Capitán, que con sus continuas “travesuras”, le complicaban continuamente la vida a los directores del Colegio. Primero el padre Vázquez y después el padre Roces, por lo que estos se vieron obligados a no dejarles “terminar”. el ciclo de cursos que hubieran tenido previstos.
Este grupo de alumnos nunca se adaptaron a la disciplina de la Universidad y desde primera hora pedían a voces que les dieran “larga”. Supongo que en otros colegios pasaría algo igual o parecido.
Como anécdota he de indicar que el simpático alumno de los años 56-57, al que últimamente le tocó la primitiva, me ha confesado que a él también lo echaron..
4.-En cuarto lugar tenemos forzosamente que citar a la gran cantidad de compañeros que por razones académicas no pudieron tampoco “terminar”.
En el curso 1957-58, se formaron en el Colegio Gran Capitán dos aulas (XXIII y XXIV), en donde se le dio cabida a todos los alumnos del primer curso que habían sacado un número elevado de suspensos (45 alumnos). Según me ha contado Ferrezuelo (aula XXIII), la mayoría de ellos eran conscientes de que no estaban preparados y en muchos casos no servían para el nivel de estudios que allí se impartían. No era lógico que mientras en los cursos normales estuvieran dando, por ejemplo, razones trigonométricas y logaritmos, etc. etc. y la mayoría de nosotros, estuviéramos haciendo cuadre de sumas y dictados. Por esa razón nos fuimos yendo poco a poco por la puerta de atrás. No obstante en el aula XXIV, hubo algunos que se pudieron recuperar. La Universidad intentó solucionar la salida de estos alumnos, dándoles la posibilidad de hacer “jornada intensiva” de taller.
En el aula XXIII, había compañeros que hubo que enseñarles prácticamente a leer correctamente.
Entre estos alumnos hay que destacar a Bellido, aquel muchacho de cuerpo enjuto, alto, rubio con el pelo rizado, hijo del arropiero (el que tenía el carrillo de arropías, tabaco y caramelos, junto a los talleres pre-vocacionales. Este hombre (su padre), era una excelente persona y comentando un día con el fotógrafo que merodeaba por el Colegio Gran Capitán (Vacas, aquel que iba montado en bicicleta de carreras y era cojo), Le dijo –Mi hijo ha suspendido hasta el recreo-.
Todo en estos compañeros no fue negativo, pues yo conocí a varios externos que pertenecían a esas aulas y en su vida laboral han tenido una buena proyección. Telefónica, Elecnor, Cepansa, Asland, etc. fueron empresas en Córdoba que contaron con sus servicios.
También se dio otro grupo de compañeros que por razones personales o desconocidas, optaron por abandonar la Universidad y no “terminar”, lo que en sus primeros Tests, dejaron entrever que querían estudiar.
Esa circunstancia de no “terminar”, se dio en todos los Colegios. A este respecto hay que tener en cuenta que de la avalancha de alumnos que llegamos a la Universidad en el periodo 1956-57, y que se pueden ver en la fotos de conjunto del Colegio Gran Capitán que aparecen en la página Web (Ver apartado de Laborales, especialmente –Telésforo Garrido Córdoba, o el desaparecido Alberto Tabares). En esas fotos de conjunto se puede ver que al menos un 45% o más de los que aparecemos en ella no llegamos a “terminar”.. Concretamente el Colegio Gran Capitán, de unos setenta alumnos externos que entramos en los primeros tiempos, la Maestría Industrial, solamente la terminarían unos 15.
Entre los compañeros más representativos del grupo que “no terminó” en la Universidad por razones muy particulares hemos elegido a Gonzalo Fernández de Córdoba.

Gonzalo Fernández de Córdoba Marques (1956-60)

Este compañero tampoco terminó y no creo que le afectaran ninguno de los planteamientos que hemos expuesto anteriormente.

El en su test de entrada cuando le preguntaron su vocación el contestó que quería ser Ingeniero Industrial. (Terminó la carrera por libre en Córdoba), aunque se realizó profesionalmente en el sector de la banca.

Para muchos de nosotros, Gonzalo, era un líder y lo veíamos dotado de unas cualidades morales y éticas que lo delataban como un gran compañero educado, decidido, valiente y bastante simpático.

En el aspecto deportivo según me han comentado algunos compañeros y entre ellos Juan Cebrián Quesada, Gonzalo, era un gran deportista y un aventajado en la Educación Física.

Era de los mejores en Gimnasia artística, balonmano y campeón de la Universidad Laboral en lanzamiento de peso.

Reunía todas las cualidades del mundo para triunfar en su Colegio Luis de Góngora, sin embargo NO TERMINO, ya que se marchó de la Universidad Laboral en el año 1960.

El pasado día 26 de Julio, “Maite” una de las jóvenes que trabajaban en los comedores por aquellas épocas y al comentarle como había pasado el tiempo me contestó: -El otro día me crucé con Gonzalo y al verle todo el pelo blanco le dije- -Con los cafés que yo te he puesto en el comedor, y hay que ver como han pasado los años, (en alusión al pelo). Y “Maite”, siguió diciéndome, -Yo le cuento muchas cosas de aquellos tiempos a mis nietos y les cuesta trabajo creérselas.

Maite, era una señorita que estuvo trabajando en los comedores desde el año 1956, hasta el 1966, en que dejó la Universidad Laboral para casarse. Actualmente a sus 69 años denota un aspecto inmejorable, repleto de buen gusto y elegancia en el buen vestir. Claramente se puede observar que la vida le ha ido de forma muy positiva. Ella fue la que me aclaró que el nombre de “Maite”, es un simpático y cariñoso apodo que le puso un alumno de Capacitación Social, que era de Bilbao. Un día en el comedor y en atención a ella le cantó la famosa opereta de Luis Mariano, y desde entonces y de forma cariñosa la llamaban Maite.

Con el tiempo he podido averiguar que el tal alumno de Bilbao se llamaba José Luis Romeral Torrontegui y trabajaba en la Fábrica Cenemesa de Erandio (Bilbao). Por razones de salud (Asma) pidió el traslado a la fábrica de Córdoba (1974), Murió en Córdoba, viviendo en la Barriada de Occidente (Los Olivos Borrachos). al principio de los años 90, a los 63 años de edad. Como todos los vascos era muy enamorado de las corales y las operetas.

Finalmente tenemos que citar al grupo que a mi juicio puede ser el más extenso y que no pudieron “terminar”, por razones socio-económicas.

Para situarnos en el ambiente social que se respiraba en muchas de nuestras casas, razón fundamental de nuestros “abandonos”, tenemos que situarnos en la opinión histórica que nos indican los expertos.
El historiador Juan Díaz del Moral en su libro –Historia de las agitaciones campesinas andaluzas-, editado en el 1929, nos viene a decir:
“En el año 1652 tuvo lugar en Córdoba el motín del hambre en el que las clases sociales más desprotegidas se levantaron contra la injusticia del hambre, la carestía y las secuelas de la peste. Concretamente en el barrio de San Lorenzo, fueron las mujeres las que dirigiéndose a los hombres que se encontraban refugiados en las tabernas, los pusieron de –cobardes y maricones- con ello querían incitarles a que protestaran por la situación de paro y de escasez que se padecía en toda la ciudad. La actitud de muchos hombres fue tradicionalmente la misma, ganaban 10 y entregaban en la casa 3, siendo la mujer la que tenía que “administrar” lo poco que le entregaban.”
El Sociólogo Amando de Miguel en 1995 pública un libro llamado “La España de nuestros abuelos”, donde apoyándose en la España novelada de autores como Pardo Bazán, Clarín, Unamuno, Blasco Ibáñez, Azorin y Ramón J. Sender entre otros, nos recrea las costumbres de principios del siglo XX, y nos describe como en muchas casas populares en donde el analfabetismo lo inundaba todo, el cabeza de familia “administraba” y repartía de forma “peculiar” su sueldo mensual, entregando para la economía de la casa lo menos posible y en cambio él para su taberna y juergas se quedaba con la mayor parte. Era lo que habían hecho sus padres y ellos no podían ser menos.
Juan Díaz del Moral y Amando de Miguel nos recuerdan que de antiguo en muchas casas populares, la escasez económica era la tónica predominante, constituyendo un autentico lujo que los hijos estudiaran más allá de los catorce o quince años.
En los años 50, estas pintorescas circunstancias eran aún habituales en muchos hogares españoles sin distinción de municipios, pillándonos a muchos de nosotros totalmente de lleno.
De esta forma cuando volvíamos de vacaciones, algunas de nuestras madres y después del lógico saludo, nos preguntaban –Y de trabajar cuando- y no es que nuestras madres nos quisieran menos que otras, la realidad es que necesitaban nuestra aportación mensual a la maltrecha economía de la casa. Nosotros mismos podíamos comprobar que no teníamos ni un “duro” para nosotros.
En este grupo tendríamos que incluirnos bastantes pero para no herir susceptibilidades, no mencionaré a los muchos que nos ocurrió algo parecido.
Entre tantos y tantos que “no terminaron” justo es mencionar a algunos compañeros, empleados y padres dominicos que no solamente terminaron sino que llegaron hasta el final.
Entre los dominicos tenemos que destacar :
Al padre Zabalza, al padre Erviti y al hermano Atilano, que aguantaron prácticamente hasta última hora, ellos junto a bastantes empleados y profesores, recibieron un homenaje el día 16 de Marzo de 1978, como personal que ingresaron en la Universidad en el bienio 1956-57. Fueron en total 140 personas las que “aguantaron”, a las que se le entregó un Diploma conmemorativo. También las hermanas dominicas, Asunción Jiménez Vicente y Rosario Relea Ayuela.
El acto estuvo presidido por el rector, que dirigió unas emotivas palabras y contó con una intervención muy humana del D. Manuel Gómez Lama. Todos los asistentes fueron obsequiados con una comida que se celebró en los comedores del centro.
Entre todas estas personas como hemos dicho hubo bastantes profesores como Francisco Zueras, González Ripoll, García Pantaleón, Gómez Lama, Ramón Arroyo, ,Juan Alcántara, Barroso Jiménez, Carrillo de Albornoz, Rafael Espejo, Chica Torres, José Luis Fernández, Juan García, González Sastre, Pedro Pérez, Sanz de Lara López, Guillermo Schmidt, López Reyes, etc. etc.
Entre los empleados varones es justo recordar a:
Abílio Antolín, (el mejor chofer), Arjona el barbero (el aristócrata), Borrego el de las Calderas, (tarzán), Manuel Cruz Carrascosa, (el que estaba siempre relajado), Matías (el chato), el que arreglaba las persianas, Merino Flores (el bueno del agua), El padre de Trócoli Espejo, (el uniforme), Julián García, (el eterno cartero), etc, etc.
Y entre las mujeres aquellas maternales personas que miraban por nosotros como si fueran alguien de nuestras familias, quiero citarlas a todas.
Fernanda Alba Cabello, Josefa Baeza Segura, Rafael Barba Díaz, Emilia Castro Ramos, María Dublino Bermuda, Benita Garrido Castro, María Gutiérrez Morales, Manuela Herrera Castellanos, Fuensanta López Carmona, María Lora Romero, Ana Madueño Ruiz, Isabel Mesa Pallarés, Felisa Montilla Tirado-Hidalgo, Marina Puerto Gallardo, Dolores Ramírez Gómez, Gloria Ríos Cubero, Concepción Ruiz Pérez, Josefa Salazar Trenas, Francisca Sanmatías Ramirez, Rosa Lubián Mayuer.
Al hablar de mujeres forzosamente hay que hablar de atractivo, de buena presencia, de coquetería…Pero es justo también añadir que gracias a su encomiable labor hicieron funcionar, las cocinas, los comedores, la limpieza, el costurero, la lavandería y todo lo que tocaban con una Calidad Optima.
Mi amigo de Peñarroya (Antonio Murillo Murillo), y que actualmente se encuentra trabajando en Zaragoza, habrá echado de menos en esta relación a su “Benavente”, pero he decirle que aquella mujer, no “terminó”.
Hablando del amigo Murillo, todavía recuerdo los portes de ladrillos que dio él y sus compañeros, para colaborar con el “padre ladrillo”. El alma de estas colaboraciones era sin duda el padre Guillermo Santomé, (papa Oso), que era un gran líder de la solidaridad, actualmente debe encontrase por Madrid..
Por otra parte y volviendo a hablar de “aquellas” mujeres, tenemos que decir que la relación entre un hombre y una mujer es lo normal. Tanto ella como él, están hechos el uno para el otro. Era normal que en donde había tantas mujeres jóvenes y atractivas, surgieran siempre planteamientos de atracción con tantos jóvenes de edades similares como había en aquellos Colegios, de Góngora, San Alberto y Gran Capitán.
Como ejemplo de naturalidad en la relación tenemos que citar a dos componentes de la familia de la Universidad Laboral de aquellos tiempos, que no “terminaron”, en sus planteamientos iniciales, porque decidieron cambiar el curso de sus vidas, casándose.
Me refiero al secularizado padre Méndez (autor de la obra Más allá del Mar), que se casó con Marina, la señorita que trabajaba en el costurero.

El terminar o no terminar fue parejo por todos los Colegios, pero en los que más se notaba era en el Gran Capitán y Luis de Góngora, no obstante en aquellos primeros tiempos los que seguíamos teníamos tiempo de enfrentarnos en las pistas de atletismo.
Estas competiciones fueron de mucha tensión competitiva, todo el mundo quería ganar y existía un pique “con lo señorítos” del Góngora que era apasionante. Era lógico, los alumnos del Colegio Luis de Góngora, por su nivel de estudios y su supuesto nivel social “un poquito más alto”, se les consideraba más habituados a las prácticas deportivas.
Con motivo de la fiesta de San José Obrero de 1958, que así se denominaba por aquellas fechas el primero de Mayo, se disputó un enfrentamiento de atletismo entre ambos colegios. En aquellas fechas las pistas de competición aún estaban en bastante buen estado
Al caer dicha fecha en jueves se aprovechó el “puente” de jueves a sábado para la celebración de las pruebas. Todavía recuerdo que aunque el Colegio Gran Capitán, había conseguido con Marques Romero, Julio Rivas, Velasco Galiana, Álvaro Valcacer, y Diego Parejo Polo, los primeros puestos, la dichosa puntuación que se utilizó –Tabla Finlandesa-, no decantaba un claro vencedor. Al medio día del sábado estaban las cosas muy igualadas entre ambos Colegios, y la expectación se disparó por las nubes a tenor de la cantidad de compañeros que llenaban aquellas instalaciones.
Creo que fue Rafael Gutiérrez (El de Almería), el que se acercó por allí y nos dijo, compañeros -tranquilos- que la última prueba que queda por disputar la ganamos nosotros de calle, pues José Villen Alcaide, (el mistico), es el mejor fondista que hay en la Universidad.
Las cuentas de la tabla Finlandesa, nunca las entendimos muy bien por aquellos tiempos, pero eso no quita para que en la prueba final de fondo, todos los alumnos del Colegio Gran Capitán, que nos la prometíamos muy felices, nos quedáramos sorprendidos, cuando vimos correr por parte del Góngora, a un compañero que en una primera impresión parecía que había venido de Biafra, pero que corría como un consumado fondista. El compañero Villén, que en las primeras vueltas encabezaba la prueba con cierta autoridad y confianza, se vio sorprendido cuando en las últimas rondas “El simpático pellejitos”, que así le apodaban cariñosamente, dejaba atrás a todos los que participaban en aquella prueba. José Maria Gálvez Rivera, que así se llamaba este alumno externo del Luis de Góngora, ganó a lo gran campeón.
Este alumno externo vivía en la Avenida de Medina Azahara de Córdoba, según me ha dicho el compañero Padilla, este alumno tampoco “terminó”. Quiero que el “niño de Salamanca”, tome nota del simpático “pellejitos”.
El mencionado “pellejitos” gran amigo de Mariano del Águila Águila, fue el primero que nos comunicó cuando íbamos en el autobús para la Universidad, que el día anterior (últimos de Abril), se había estrellado en la Sierra de Cuenca el avión en el que viajaba el atleta Joaquín Blume, con su novia y parte de su equipo. Esta noticia se cundió como la espuma en las pruebas de exhibición atlética que se celebraron en el Gimnasio de la Universidad aquel sábado por la mañana. En esta demostración si que nos ganó el Colegio Luis de Góngora. -¿Cómo subían la soga?, ¿Cómo saltaban el potro?. Vamos que da gloría recordarlo.

Amigo Zambrana, lo prometido es deuda.

M. Estévez

domingo, 3 de agosto de 2008

El primer autobús


El diario CORDOBA de fecha 20 de Octubre de 1957, entre los anuncios del cine Gran Teatro, que estrenaba ESCLAVAS DE CARTAGO, y del cine Alcázar que presentaba AVENTURAS DE KIT CARSON, aparece una información dentro de la columna local:

Mañana comenzarán las tareas docentes en la Universidad Laboral

Para participar en ella harán su presentación los alumnos medio-pensionistas

Mañana lunes día 21, darán comienzo las tareas escolares en este Centro. Todos los alumnos medio-pensionistas que cursaron sus estudios el año pasado en la Universidad Laboral cordobesa, deberán tomar los autobuses de servicio del Centro, en los lugares y horas acostumbrados. A las nueve de la mañana se dará la primera clase.

Los alumnos aprobados durante la última convocatoria, deberán incorporarse el día treinta del actual al próximo curso.”

LOS PRIMEROS PASOS…

El miércoles día 30 de Octubre del año 1957 entramos por primera vez a la Universidad Laboral de Córdoba, un grupo de externos que no superaría la veintena. El Colegio que nos recibió fue el Luis de Góngora que era el edificio que en un principio funcionó como oficinas.

Yo recuerdo que en aquella ocasión próximos a mi barrio íbamos unos cinco o seis compañeros que nos montamos en la parada de Cañero. José Montes Delgado, Julián Contreras Cantador, Rafael Natera Hidalgo, Manuel Martínez Bermúdez , y yo. Al llegar a la parada, nos encontramos con los veteranos, Quirós Reyes, Huertas de Gracia, Serrano Ramírez, Antonio Pedraza, Torres Cabrera, Jiménez Gaitán, Tamajón Cabaleiro, Ortega Zamorano, Ojeda Amate, Madrid Pintor, Navarro Moreno, Navarro Llorente, Cruz Torres, Morales Cerezo, Cano Cabrera, Marques Romero. etc. etc. Recuerdo que después de algunos saludos, el primer tema que surgió fueron las inundaciones de Valencia acaecidas el 14 de ese mismo mes en la ciudad del Turia.

Al poco tiempo de estar allí apareció el autobús conducido por Felipe, que por cierto tenía unas hijas guapísimas. El autobús ya venía cargado de compañeros de otras paradas. A pesar de todo la parada de Cañero era la más nutrida.

Cuando llegamos a la Universidad a los “nuevos” nos metieron por el Colegio Luis de Góngora, que según me ha dicho Julián García (el eterno cartero), era como el colegio central por aquellos primeros tiempos. Desde allí nos pasaron a un despacho en el lado izquierdo del Paraninfo, muy cerca de donde estaba “el cuarto oscuro” del desaparecido fotógrafo Melero. Todavía recuerdo aquel momento como si fuera en el día de ayer. En aquel pequeño despacho íbamos entrando en grupos de cinco. Mi grupo lo formábamos Daniel Navas, José Nogueras, José Unquiles, Rafael Cantarero y yo. Todos íbamos con pantalones cortos como era lo normal por aquellas épocas en los chavales de 14 años. Creo sinceramente que ninguno de nosotros llegaba al 1,50. Gracias a la vinagreta de habichuelas blancas que nos solían poner, despegamos la mayoría.

Nos tomaron la filiación y nos asignaron aula (clase), aunque a todos nos enviaron al Colegio Gran Capitán. A mis cuatro compañeros le asignaron el aula XXVII, que daban sus ventanas a las vías del tren. Estos compañeros en aquel aula se hicieron famosos porque el padre Cabedo, su profesor de matemáticas, los nombró “papeleros oficiales”, cargo simpático que ellos desarrollaron de forma satisfactoria.

A mi me mandaron al aula XXVIII, que estaba bajo la eficaz jefatura de José M. Iserte, un simpático valenciano que llevaba las gafas de sol, mejor puestas que el mismísimo Manolete.

Al compañero de Salamanca y gran aficionado a los toros José Manuel Sánchez (El Niño de Salamanca) le hubiera cambiado la vida como torero si en vez de coger a Mariano del Águila como apoderado, hubiera elegido al tal Iserte, o al mencionado otras veces Salvador Artigas. Ambos por porte y presencia daban una gran talla. Mariano del Águila en cambio, aunque muy animoso, no supo explotar adecuadamente la buena actuación de su torero en el festival celebrado por aquellos años en el coso de los Tejares de Córdoba. Fue tal el nivel artístico de su actuación que el insigne poeta, actor teatral, abogado del estado y dominico, padre Guervós, le sacó un romance merecedor de premio Nobel.

Daniel Navas, jugó al fútbol en el equipo juvenil y lo hizo de defensa central. –con lo bajito que era, iba perfectamente en el juego de cabeza-. Terminó su especialidad en electricidad y que yo sepa se colocó en la empresa Moreno S.A. posteriormente estuvo un poco de tiempo en el extranjero y a la vuelta se colocó en la empresa de cementos Asland, en donde se jubilará próximamente, junto con su compañero Jesús Calero León.

Rafael Cantarero pertenecía a una familia clásica del Campo de la Verdad, al salir de la Universidad Laboral se hizo funcionario del Ayuntamiento de Córdoba y ahí se jubiló.

PASARON POR AQUÍ….

BARTOLOME VICENS FIOL

Entre la pléyade de profesores y educadores dominicos que pasaron en los primeros años por la Universidad Laboral, tenemos que mencionar por “aludido” (lo hemos mencionado varias veces), al padre Bartolomé Vicens Fiol, dominico que pasó fugazmente por Cordoba (1957-61)

El padre Bartolomé Vicens Fiol, estuvo en la Universidad Laboral en los primeros años. Durante ese tiempo dio la asignatura de matemáticas.

Era extrovertido y de muy buen genio

Iba siempre con un hábito de un blanco inmaculado.

Se hicieron famosas sus frases “ruperrr..”

Cuando se dirigía al bejarano Ruperto Álvarez, hoy en Palma de Mallorca.

Ruperto Álvarez Prieto era un bejarano de aquellos tiempos en el aula XXVIII, del Colegio Gran Capitán. En esos primeros años era de los alumnos más destacados en dicha asignatura. Los bejaranos, era una “Etnia” muy simpática al igual que los palentinos. Unos se sentían orgullosos de sus ciclistas y los otros de sus atletas. Todos eran excelentes compañeros, y mejores jugadores de “chinchón”.

El padre Bartolomé actualmente se encuentra en Madrid y tiene un contacto “vivo” con los miembros del “cuadernillo”, alumnos del Colegio Luis de Góngora y que posteriormente pasaron al San Alberto, para realizar el Selectivo de Peritos en el año 1959-1960.

El día 3 de enero de 2006, le fue entregada al padre Bartolomé la Medalla de Oro “León Tolstoi”, que premiaba toda una vida dedicada a ayudar a los niños enfermos, minusválidos y necesitados. Dicha medalla le fue entregada en presencia del embajador de Rusia, por el Presidente de la Fundación de la Infancia de Rusia y de la Asociación Internacional de las Fundaciones para los niños.

Entre las personalidades que ostenta este galardón se encuentra el médico estadounidense Albert Sabín, descubridor de la vacuna contra la poliomielitis y la Madre Teresa de Calcuta.


Jesús Erviti Yaben

Fue un padre dominico que llegó a la Universidad Laboral recién cantada su primera misa allá por el año 1956.

Nosotros los alumnos del Colegio Gran Capitán solíamos coincidir con él en los actos generales, que se celebraban en los comedores vacíos que estaban junto al Colegio Luis de Góngora. En es gran salón se celebraban actos religiosos (no estaba la iglesia terminada), actos culturales y hasta exámenes finales (sobre todo de dibujo), cuando venía el “hueso” del Sr. De la Paz.

Como hemos dicho este padre dominico cantó misa el 25 de marzo de 1956, y el primer destino que tuvo fue la Universidad Laboral de Córdoba, allí permaneció hasta mediados los años setenta en que marchó a la Misión de San Jacinto, posteriormente y en el año 1991 con 60 años, llegó a las selvas del Perú.

Monseñor Juan José Larrañeta, obispo de Puerto Maldonado (Perú), con motivo de las bodas de oro como sacerdote le envió en el 24 de Marzo de 2006, una carta en estos términos:

Mi querido hermano Jesús: Mañana, día 25 de marzo, es un gran día puesto que celebras tus bodas de oro, 50 años de vida sacerdotal. Es una fecha de gratitud importantísima. Gratitud al Señor porque te ha concedido vivir ese día de gracia después de 50 años de sacerdote.

Felicidades, P. Jesús. Que Dios te acompañe, que recibas muchísimos beneficios y que todos los que te queremos podamos disfrutar de ellos.

Hace muchos años que nos conocemos ya que hemos podido vivir juntos en la Universidad Laboral de Córdoba y en la Misión San Jacinto. Son Lazos que unen y que nos hacen sentirnos hermanos.

Hay un detalle más en este 50 aniversario. De haber vivido mi hermano Felipe, él también habría celebrado sus bodas de oro puesto que aquel bendito día 25 de marzo de 1956 fue ordenado sacerdote juntamente contigo.

Feliz aniversario, P. Jesús. Sé que tanta gente como te quiere en Maldonado honrará tu día.

Un abrazo grande y sincero

Mons. Juan José Larrañeta O.P.

El padre Erviti lleva 17 años por la selva del Perú, y a los 78 años recién cumplidos no muestra interés alguno en abandonar a sus feligreses nativos. Por aquellos lugares de misión también lleva mucho tiempo un hermano del padre Zabalza.

“ME VOY DE VIAJE….” Padre Felipe Larrañeta

El otro día recibí una llamada telefónica del compañero Antonio Mena Simón, alumno del aula XXVII, compañero entrañable del Colegio Gran Capitán, después de saludarnos cariñosamente, recordamos con nostalgia a aquellos compañeros de esa simpática aula. Hablamos de Navas Linares, Nogueras, Cantarero y Unquíles Sánchez, que eran los simpáticos papeleros del padre Cabedo.

El compañero Mena Simón, formó parte de la primera promoción de peritos del Colegio Gran Capitán y su vida laboral se asentó en Madrid perteneciendo a la empresa Corvián. Por su puesto de trabajo tiene asignada toda la zona norte de España, lo que le ha permitido viajar por muchos lugares en donde ha coincidido con muchos antiguos compañeros y padres dominicos.

En el corto espacio de tiempo en que estuvimos hablando me indicó, que de los padres, Cantueso, Madrid, Torrellas, Espinel, Riera, Roces, Juan Domingo y Carlos “Pelo-pincho”, tenía noticias de que habían fallecido. Entonces hablamos del compañero Ezequiel Tena Ferrer, de su fabulosa evolución en la Universidad Laboral, de su tránsito laboral por las centrales de Iberdrola y también comentamos que había tenido nada menos que trece hijos.

Me comentó que él terminó la carrera de peritos en Córdoba alojándose en la residencia del convento de San Agustín, hecho que recuerda con mucho cariño, sobre todo a la hora de las despedidas de su tercera planta del Colegio.

Precisamente en el convento de San Agustín y con motivo de la muerte del padre Cantueso, hablé con un hermano lego que había venido de Madrid para visitar a un compañero que estaba enfermo. Al ver que tenía en torno a los setenta años le pregunté que si por casualidad había estado en la Universidad Laboral de Córdoba y me dijo que no, pero que había conocido a bastantes padres dominicos que habían estado en Córdoba, principalmente algunos de Navarra.

De sus comentarios pausados y extensos que me recordó a muchos dominicos que estuvieron en la Universidad. De sus comentarios y detalles lo que más me llegó al corazón fue el relato del VIAJE del padre Felipe Larrañeta.

“El padre Felipe Larrañeta había acudido a la Clínica de Navarra para visitar a un amigo que al parecer estaba ingresado. Cuando ya se disponía a salir se subió al ascensor y en el coincidió con un médico al parecer amigo suyo de la infancia que después de saludarlo le dijo: -Felipe, te pasa algo, te veo mala cara. –El le contestó, con su clásica sonrisa, que va, no me pasa nada quizás lo que tu me ves es que me he cambiado de gafas, además de que los años no perdonan.- No obstante su amigo el médico debió convencerlo de su observación clínica, pues al otro día volvió al Hospital para que le hicieran un protocolo de pruebas y análisis.

El amigo médico con los resultados en la mano le diría que tenía una afección grave y necesitaría quedarse en planta ingresado para poder someterse a una serie de tratamientos paliativos. El padre Felipe, al parecer y no de muy buen agrado, se quedó ingresado.

Al día siguiente al disponerse entrar las enfermeras en la habitación del padre Larrañeta, para someterlo a unas pruebas, vieron con cierta sorpresa que el supuesto enfermo estaba con la maleta en la mano. Ellas lógicamente le preguntaron: -A donde va usted padre, y el les contestó -Me voy de viaje.

Con toda la naturalidad y resignación del mundo emprendió el traslado a su Villaba natal, para realizar su último Viaje, cosa que pasó al poco tiempo entre la paz de los suyos

El padre Felipe Larrañeta, aunque no estaba adscrito al Colegio Gran Capitán, si dio clases de Literatura y solfeo.

José María Guervós Hoyos.

La mayoría de nosotros lo recordamos

porque interpretó el papel de Colón en

la obra teatral Más allá del mar.

Debió nacer en torno al 1917, por lo que recordaba muy a menudo de que era coetáneo de Manolete.

Cabe aclarar que la obra de inauguración del teatro griego fue MEDEA, del autor Eurípides.

Llegó a la Universidad de Córdoba en Marzo de 1958, todo el mundo lo consideraba como un poeta, ya que siempre estaba recitando versos. Era muy simpático y un gran orador e irradiaba simpatía y bondad.

En la guerra civil cayó herido y estuvo ingresado en el hospital de Salamanca, en donde fue atendido por una enfermera que era prima del compañero José Manuel Sánchez “El niño de Salamanca”, que le comentó que era un hombre todo alegría y muy extrovertido.

Fue un estudiante superdotado, escritor, poeta, actor, director de teatro y abogado del estado. Era un hombre que se correteo medio mundo con las compañías de teatro. Amó mucho, la vida, la poesía y también tuvo muchos “amoríos”. Cansado de todo y de vuelta en la vida, se aferró al hábito blanco y a los 33 años (1949-1950), ingresó en la orden y poco después aterrizó por la Universidad Laboral.

Era un hombre muy relacionado y con muchos conocimientos que se escapaban de su hábito blanco. Según me ha contado un salmantino, con motivo de un viaje Córdoba-Salamanca, durante el lógico trasbordo Atocha-Estación del Norte, saludó a muchos importantes del teatro, incluida la mismísima Concha Piquer, con la que estuvo hablando bastante tiempo por teléfono.

En el año 1957, protagonizó en Radio Nacional, la oratoria del “Sermón de las Siete palabras”, demostrando la calidad que tenía de gran orador.

Años más tarde trajo al teatro griego de la Universidad a la genial Pilar López.

Fue un gran colaborador artístico con D. Antonio Cruz Conde, alcalde por aquellos tiempos de Córdoba, y colaboró en la organización de los “Festivales de España” que se celebraban en los jardines del Alcázar de los Reyes Cristianos por el mes de Mayo.

Aquel año participó a modo de colofón el notable bailarín Antonio y fue un éxito de “orejas y rabo”. Aquello fue grandioso e inconmensurable, me dice uno de los tres alumnos, que junto al padre Guervós, y el simpático padre Carlos “Pelo-pincho”, asistieron a aquella velada.

“El padre Guervós, con su atuendo de dominico entraba y salía del escenario como “perico por su casa”. Todo el mundo lo saludaba y lo abrazaba. Entre bastidores se sentía un hombre importante.”.

En el tiempo que estuvo en Córdoba, más de una vez fue al palacio de los condes de Torres Cabrera, (Casa del Alcalde), a mantener reuniones de colaboración, e incluso a merendar. En una de estas meriendas le acompañó su paisano José Manuel Sánchez (“El niño de Salamanca”).con el que tenía muy buena relación.

Después de Córdoba se marchó a Madrid en donde profundizó más en su obra poética, con poemas a la muerte, a la vida … Mientras se hacía mayor y sentía el peso de los años. Su hábito de dominico era para él un fortín.

Mayor y achacoso se retiró a una residencia de frailes ancianos que tienen los dominicos en su Valladolid natal. Allí murió hace unos cuatro años este dominico que huyendo del mundo… y de su rancio abolengo se refugió en un hábito blanco como escribía cuando entró en la orden:

Yo tengo un hábito blanco,

Como una vida que empieza

Y, como un grito de muerte,

Lo cubre una capa negra…

Vida y muerte de la mano,

Juntas por la misma senda.

La muerte, con sus abismos…

La vida, con sus promesas.



Curiosamente uno de sus últimos poemas que se conservan, escrito en el año 1998, es una réplica del primer poema que escribió cuando entró en el convento, pero su tono ha cambiado sustancialmente, ya tiene la edad encima y nota que el tiempo es irreversible. Se aferraba a su hábito blanco depositario de su fe.

Yo tengo un hábito blanco

como una vida que empieza,

pero la vida se marcha

y ya la muerte se acerca,

como el sol deja su cetro

haciendo a la noche reina

EL GRUPO DEL “CUADERNILLO”

En torno a la primera promoción de peritos de la Universidad Laboral y sus compañeros de curso en Córdoba, se fraguó un grupo de amistad. Todos empezaron en el Colegio Luis de Góngora, pasando más tarde en 1959 al Colegio San Alberto, para hacer el Curso Selectivo. Alternaron en Córdoba, Colegio Mayor y Residencia de San Agustín.

En este grupo también aparecen otros antiguos compañeros del citado Colegio Luis de Góngora, como Gonzalo Fernández de Córdoba, Juan Cebrian Quesada, Rafael Chastang del Pozo, etc. etc. Todos estos compañeros están perfectamente unidos y hermanados por la tremenda labor que realizan entre otros : Rafael Jurado Carmona, Antonio Guevara Méndez, Fernando García Popa y Enrique Aguilar Haro, confeccionando el “Cuadernillo” que actualmente va por la catorce edición.

La mayoría fueron internos de un total de 58 compañeros, al ser imposible mencionar a todos voy a citar solamente a un trío cuyos nombres sonaron popularmente por el resto de los Colegios, Emilio Martínez Pérez y Tomás Cazalla Puebla, grandes jugadores de balonmano, Vicente Fenollosa García, campeón indiscutible de salto de altura. De los externos tengo que mencionar de forma simpática a José Montes Delgado, que desde el primer momento de su entrada en la Universidad Laboral (1957), y cuando aún íbamos por el patio central, a todo el mundo le repetía: “Yo tengo dos cursos de comercio que equivalen al doble…” Durante aquellos días iniciales y mientras nos encajaban en función de nuestros estudios, era su cantinela de repetición. Al final se ve que llevaría razón pues le dieron su clasificación adecuada.

José Montes Delgado era y seguirá siendo una excelente persona. Para su información, tengo que decirle que el reloj de la torre de su antiguo barrio de San Lorenzo, al que por aquellos tiempos le daba cuerda un vecino suyo hasta que se rompió hace ya más de cuarenta y siete años, está siendo reparado en la actualidad. Así que cuando vengas por Córdoba podrás oír los “cuartos”.

Este grupo la última reunión-encuentro lo celebraron en Córdoba el día 5 de Octubre del 2007, al que también estaban invitados el padre Bartolomé y el padre Jorge Iillá de Dios, los dominicos disculparon su asistencia por razones de salud.

Porque le considero un aire evocador, reflejo aquí el comentario escrito de Rafael Jurado Carmona hablando de un encuentro en Córdoba celebrado del 17 a 20 de mayo 2007.

Estando el grupo en el Campus de Rabanales, dice lo siguiente: “Ya sabéis lo que dice el proverbio árabe: Aquel que conoció aquí el paraíso, allí disfrutará la gloria”

“Durante el retorno a casa no cesaron los recuerdos, los comentarios, las referencias siempre agradables para todos los asistentes, ellas y ellos: cuánta gentileza y amabilidad, que buena acogida de los veteranos y veteranas para los que nos incorporamos por vez primera. Qué fácil había sido conectar desde el primer momento. Cómo todo lo expuesto había sido acogido con una sonrisa, cómo todas las sugerencias resultaron buenas. Que pronto fue el reconocimiento entre todos, a pesar de que algunos llevábamos cuarenta y siete años sin vernos, cómo surgió la chispa juvenil y qué bien se mantuvo a lo largo de toda la convivencia, y aún perdura. Volvimos a ser lo que fuimos, pero valorando lo mucho y bueno que tuvimos, y disfrutando de ello.”

“Dejamos pasar la romería de la Hermandad de la Virgen del Rocio para encontrarnos en el Potro. Qué cálidos los primeros abrazos, que a la mañana siguiente repetiríamos a los nuevos incorporados en la Universidad Laboral (ahora Campus Universitario “Rabanales”). Cuántos recuerdos en nuestra breve visita… De ahí salimos todos, entonces, como un apoyo seguro para la incipiente industria española, pese a que parece que los nuevos cronistas quieren olvidarse de que aquello existió, y nosotros con ello, en un tiempo más difícil que el actual. Afortunadamente no se metió la piqueta destructora (hubiese sido una barbaridad) y muchas de aquellas ricas instalaciones siguen siendo útiles para otras generaciones. Se impuso nuestra voluntad de ser felices y lo conseguimos en cada mirada desde todas las perspectivas: Juan de Mena, Gran Capitán, San Rafael, Luis de Góngora, Alberto Magno y San Álvaro, ahora con una aplicación diferente, donde ya no encontramos nuestras aulas, ni las salas de estudio, ni nuestros dormitorios…; los comedores generales, antes también utilizados como gran capilla, sala de conciertos y otros espectáculos, ahora y por las nuevas necesidades han sido transformados en una bien dotada biblioteca. En fin, “Recuerde el alma dormida…”

“¡Qué sitio mas recoleto y acogedor es la taberna de la Sociedad de Plateros! Y qué bueno el fino Platino que se paladea. Ya lo dijo el poeta Ricardo Molina”

Emocionados abrazos y el firme propósito de volver a encontrarnos sin que pase mucho tiempo cerró esta histórica convivencia y celebración del 50 aniversario de la Universidad Laboral de Córdoba, de la que tuvimos la fortuna de ser alumnos y entre nosotros amigos.

Como se puede ver y en este resumen de una parte del “cuadernillo”, se puede apreciar que hay antiguos alumnos sobre todo de los primeros tiempos que sienten de corazón el espíritu de la Universidad de aquellos inicios, y llevan a cabo sus celebraciones sin que tengan que intervenir los políticos que siempre despotricaron de “esa” obra.

Esta forma de contactar y de encontrarse los antiguos compañeros tiene que tener la proximidad de cursos o periodos similares. No tendría mucho sentido hacer coincidir compañeros de los años setenta con compañeros de los años ochenta. Los compañeros de Valladolid son una avanzadilla muy ilustrativa

RECORDANDO…


En esta foto aparecen tres entrañables compañeros de aquellos tiempos del Colegio Gran Capitán.

José Bernardino Alberto Tabares.-.Canario de nacimiento estuvo en la Universidad Laboral, durante los años 1957-62, donde cursó oficialía y maestría de automoción.

Amaba la práctica deportiva y era un campeón de la camaradería y el compañerismo. El lanzamiento de peso era una prueba en la que destacó de forma ostensible, además de tener afición por todas.

En el año 1959, vinieron a la Universidad Laboral, unos empresarios alemanes que con avión particular y todo, oímos que venían de la ciudad alemana de Dusserdolf. Ellos querían profesionales jóvenes para la expansión de sus industrias. El compañero Tabares, estaba muy ilusionado con la idea de ir a probar suerte a Alemania, pero por razones de edad, (el era de los más jóvenes de su promoción,) tuvo que desistir de esa posibilidad.

No obstante en agosto de el año 1962, marchó a trabajar a Alemania y precisamente en la ciudad industrial de Dusserdolf. Allí compatibilizó trabajo con estudio y se graduó como técnico superior. Por avatares de la vida, coincidió con su gran amigo Teófilo París Sánchez.

Juan Domingo Sánchez

Lógicamente el compañero Tabares también debió coincidir con el padre Juan Domingo Sánchez, ese agradable dominico salmantino, que habiendo estado en la Universidad de Córdoba desde los primeros años, el año 1964, decidió marcharse a Alemania y trabajar en labores pastorales en plena cuenca de Rin. En donde estuvo hasta el año 1992.

Allí también coincidió con el compañero Juan Manuel Sánchez de Salamanca, que trabajaba en la empresa Bayer, al que le comentó que a su edad le habían practicado cinco o seis operaciones quirúrgicas y que estaba deseando volver a su “pueblo” a descansar. Ya mayor y con muchos achaques se vino a su pueblo donde tenía a una hermana, falleciendo alrededor del 2004.

El compañero Tabares en el año 1974, volvió a España para trabajar en los astilleros canarios ASTICAN S.A., donde prestó servicios de ayudante técnico de ingeniero. Antes me atrevo a aventurar que según me ha contado Antonio Mudarra Aceituno, que por sus enormes cualidades personales y humanas, dejaría pactado en el año 1972, el hermanamiento entre la ciudad alemana de Dusserdolf y la ciudad Canaria del Puerto de la Cruz (Tenerife), por el simpático tema de los carnavales.

Con ilusión inusitada nos advertía que se jubilaría en febrero del 2008. Desgraciadamente poco tiempo disfrutó de su merecida jubilación, ya que lamentablemente falleció el 17 de junio 2008. Con esta muerte no solamente se perdió un compañero, sino que a decir de sus amigos más inmediatos, Teofilo, Mudarra, Bravo, etc. se pierde un portento de ser humano.

Francisco Bravo Antibón, Gran amigo del compañero Tabares, estuvo en la Universidad hasta el año 1960. Se colocó en el sector de la Banca, ocupación que abandonó con el tiempo para asumir la gerencia de una conocida empresa comercial cordobesa.

El compañero Bravo, es un amante de la fiesta de los toros de la que se puede considerar como un consumado erudito. Colabora en varias publicaciones de tipo taurino y cultural, participando igualmente en destacadas tertulias y foros de opinión.

También fue un gran amigo del compañero José Luis Granados Crespo, que hizo electricidad y estuvo de profesor de taller en la propia Laboral.

Francisco Morales Cerezo, antes que nada hay que decir que es una excelente persona y mejor compañero. Estuvo en la Universidad Laboral 1956-62. Hizo oficialía y maestría de torno.

Trabajó de tornero en la empresa cordobesa Areliper, en donde coincidió con el compañero Barrios Alfaro. En esta empresa se prejubiló y de inmediato empezó a colaborar con una ONG, que dependía del Colegio Salesiano, en donde hizo una labor desinteresada y muy importante.

En el plano deportivo ha sido presidente del D. Bosco CF, en sus cuatro categorías del fútbol modesto, Alevín, Infantil, Juvenil y Senior. Ha sido una labor desarrollada durante más de 20 años.

Tiene muy buena relación con Rafael Ojeda Amate, del que es prácticamente vecino. Rafael Ojeda fue el que me presentó al compañero que le tocó últimamente la Primitiva.

Manuel Estévez