miércoles, 28 de octubre de 2009

Juan González Cabello In Memoriam

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EL TRIANGULO EQUILÁTERO Y LA BONDAD del compañero Juan González Cabello


A mediados de 1958 Juan González Cabello (17 años), fue un compañero del Colegio Gran Capitán, que durante aquellos tiempos, formó parte de los alumnos, que por unas circunstancias u otras estaban encuadrados en grupos de alumnos, a los que la Universidad, interpretó que lo mejor era darles una formación “acelerada”, para que accedieran al mundo del trabajo. Se encontraban ubicados en las Aulas XXIII y XXIV, en donde solían estar los compañeros que no compaginaban el ritmo de los estudios, con sus buenas cualidades para los trabajos manuales, o bien por otro tipo de razones.

Incluso algunos se unían a estos grupos de forma voluntaria, necesitaban colocarse.
El compañero González Cabello, debió ser uno de ellos, pues en aquel año había accedido voluntariamente a un curso acelerado de montaje y ajuste. Todo esto ocurría en su segundo año de estancia en el Colegio Gran Capitán. (1958).

Por similitud de carácter, congenié muy bien con él, y enseguida me enteré que era un hábil ajustador. Yo en el primer año era bastante “lento” en hacer los ejercicios de taller, eso hizo que tuviera dificultades para terminar los tres triángulos, que junto con el primer paralelogramo a medida, constituían el ejercicio de aquel primer año en ajuste, que además se completaba con otros dos ciclos, de Electricidad y Carpintería (Talleres pequeños)
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El bueno del profesor de taller, D. Obdulio, nos advirtió a un pequeño grupo de alumnos, posiblemente los más atrasados en las practicas de taller de aquel primer año, que D. Pedro Pérez Flores, responsable en un principio de la sección de ajuste (No funcionaba todavía la sección de tornos), tenía pensado suspender al que no entregara el ejercicio completo.


A mi no me daba tiempo prácticamente para terminar la pieza que completaba el ejercicio, y las perspectivas las tenía negras. Me faltaba el triángulo equilátero y no había forma de solucionar el problema, ya que estábamos a mediados de Junio, y dentro de unos días terminaban las clases e taller.



CARREÑO Y BARBARIN

Un día sábado por la tarde y acompañado por los compañeros Vázquez Martín y Contreras Contador, nos fuimos a los campos de deportes a ver un partido de fútbol entre el equipo juvenil de la Universidad y la Cultural Balompédica, equipo ubicado en la barriada de la Electro Mecánicas y los Olivos Borrachos. Este partido era de mucha tensión, pues al parecer estaba en juego algo del campeonato, por ello había una gran expectación e incluso vino gente de Córdoba para ver jugar a su equipo la Cultural.
Por aquellos tiempos era famosa la pareja de medios volantes que tenía el Atlético de Bilbao, y que no eran otros que Mauri y Maguregui.
Pero también es verdad, que si el equipo de la Universidad, tenía buen portero en Eulogio, y un gran delantero en Teodoro, la media de aquel equipo no se quedaba atrás, pues tanto Carreño como Barbarin, tenían una calidad indiscutible. Carreño, era la fuerza y la contundencia, además de su gran sentido de la colocación y Barbarin, era la técnica y la visión de la jugada. Lástima que de estos compañeros, que se hicieron famosos en el fútbol modesto cordobés vistiendo la camiseta de la Universidad, no tengamos ningunas noticias, pues sería muy interesante saber también de ellos.
El partido se celebró en el campo que había junto a los talleres de “Fundición” y las pistas de Atletismo.

El partido por lo que se vio estuvo interesantísimo. Pero yo más que estar pendiente del mismo, pensaba y pensaba en el famoso “triángulo”. Sabía que llegaba el día y no lo tendría terminado. En una fase del partido, me pareció ver algo de luz en mi problema. Se trataba de que había visto al amigo Cabello (así le llamábamos), con un grupo de vecinos de su barrio (Olivos Borrachos), viendo el partido.
Le pedí a Julián Contreras que me acompañara y me situé muy próximo al grupo del amigo Cabello. Yo, a toda costa quería entablar conversación con él, para plantearle el tema de mi “triángulo”, pues nos habíamos enterado que a él le habían acudido algunos estudiantes de peritaje y maestría de Córdoba, para que les ayudara en la ejecución de sus ejercicios de ajuste..


Cerca de su grupo provoqué que Contreras me dijera: ¡Que te pasa, que ni siquiera miras el fútbol, con lo que te gusta!, -a lo que yo respondí. –Mi pensamiento está pendiente del jueves en que termina el taller, y me falta un triángulo para completar el ejercicio, si no lo termino me suspenderán..- Todo esto lo dije bastante alto para que el grupo del compañero Cabello, lo pudiera oír. El, muy callado y reservado, no dijo nada, pero si lo dijo un vecino suyo que estaba próximo a él, (un tal Manolin), que sacándolo a barrer le dijo: “Anda Juan, échale una mano a ese compañero y aunque sea en el tornillo de mi casa le haces esa dichosa pieza que tanta falta le hace.

Al terminar el partido, y al hacer hora para la merienda, nos quisimos dar una vuelta por el Gimnasio y la piscina cubierta, y allí nos volvimos a encontrar con el espigado Cabello, que junto a Mariano del Águila y otros, se estaban fumando un cigarro en los huecos de la piscina cubierta. Estuvimos un rato con ellos, y poco después, decidimos todos, volver al Colegio por los pasillos de los sótanos. Al pasar por la panificadora, Julián Contreras, que conocía a varios panaderos, consiguió que nos dieran un par de “bollitos” de aquellos que nos daban en la merienda. Por proximidad a mi, me dio una de ellos, pero yo se lo facilité a Cabello, el cual había comentado momentos antes que después de fumarse el cigarro “ideales”, tenía bastante “gazuza”.

De allí, nos dirigimos a los vestuarios y duchas, para prepararnos para la merienda y la marcha a Córdoba.
El lunes siguiente, no pude ver para nada al amigo Cabello, a pesar de que mi madre me había dicho que le hablara de pagarle “algo” por hacerme la dichosa pieza. No lo pude ver, porque para más complicación, a mi me tocó esa semana repartir la comida de mi mesa y ello suponía además recoger los platos, con lo que llegaba más tarde al “recreo”, a punto de empezar las clases y el horario de taller. Esa noche no tuve oportunidad de verlo, por lo que resignado y muy apenado marché a mi casa con todas las esperanzas pérdidas.

El martes por unas razones u otras tampoco me fue posible verle en todo el día, y solamente cuando nos estábamos montando en el autobús, se acercó ante mí diciéndome de forma muy sencilla, y después de desliar un pequeño envoltorio en papel cebolla: Toma Estévez, aquí tienes tu dichoso triángulo, esta tarde te lo he terminado, lo empecé el domingo por la mañana en casa de mi vecino Manolín González, (Matricero de profesión,) Entre ayer y hoy, lo he rematado aquí en nuestros talleres. –Sorprendido de alegría le dije: ¡Que te debo! Y, el me contestó; nada, que me vas a deber, eso no tiene precio, yo lo hago con mucho gusto, por los compañeros y aquí estoy para lo que necesitéis.


Gracias al bueno de Cabello, saqué adelante aquel primer curso de taller, en donde habíamos hecho prácticas iniciales de Electricidad, Carpintería y Ajuste. Ya en vacaciones de verano fui al barrio de Cabello (Los Olivos Borrachos),y le di las gracias a su simpático vecino (Manuel González).

Allí me enteré que era nada más ni menos que Jefe de Sección de Matricería en la Constructora.
Más tarde solamente coincidí un par de veces con el amigo Cabello en Córdoba, pero al poco tiempo le perdí de vista. Pero a pesar de ello, me quedé para siempre con la imagen de un GRAN COMPAÑERO.

Toda la altura de su cuerpo era fiel reflejo de su enorme sentido de la humanidad.
Cuando el otro día me enteré por la página Web de su muerte, se me formó un nudo en la garganta que sólo las lágrimas por la pérdida de un gran compañero, lograron suavizar, la tensión de mi garganta.

He hablado con Rafael Ojeda, Paco Morales y otros compañeros, sobre el bueno de Juan González Cabello, y todos coincidimos en asegurar, que toda su estatura, que era importante, se quedaba pequeña ante la grandeza, sencillez, y la bondad de su corazón.

Descansa en Paz, Compañero

P. D.

Otra cosa

Me acaban de mandar un correo que habla de "Cisma", Yo, como aficionado a la historia el único cisma que conozco es el -Cisma de Occidente, que afectó y en forma importante a la Iglesia Católica.

Al final tendrás algún día que publicar una colaboración que tengo preparada con el nombre de: LAS DISTINTAS UNIVERSiDADES LABORALES, en función de los periodos de tiempo en que transcurrieron los aconteceres de nuestra querida Universidad Laboral.

Solamente el edificio permaneció inalterable, porque lo demás fue cambiando con el devenir de los tiempos y las circunstancias que influyeron inevitablemente en él..

Por ello, hablar de Universidad Laboral de forma subjetiva o partidista, estará enfrentado siempre con la Universidad que nos tocó vivir a cada uno de nosotros.

La pirámide de edades que históricamente acumula la Historia de la Universidad, tiene una altura de de 30 años. Todo un mundo.

M. Estévez

jueves, 22 de octubre de 2009

La doble cola de milano




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Todos los que elegimos la Especialidad de Ajuste y Matricería en aquellos tiempos, sabíamos lo que significaba –Aquel ajuste-. Era la prueba que más fama tenía entre todas las que hicimos en aquellos planes de cursos.

Luego cuando la mayoría accedimos al mundo del trabajo en la especialidad, era la prueba que nos ponían en casi todas partes como llave de ingreso.

En los planes de taller, se empezaba con un poliedro al que había que dejar a espesor y conseguir el paralelismo de todas sus caras.


En segundo lugar se hacía un ajuste sencillo de macho y hembra, fundamentalmente en ángulos rectos. Y después de éste, venía una serie de ellos que iban aumentando paulatinamente su dificultad.


El último de los ajustes era la DOBLE COLA DE MILANO, después se hacía un compás de –punta y baile-, partiendo de dos piezas fundidas. Entre ejercicios y ajustes se intercalaban prácticas, de cepillo, taladro, mármol y trazado. Ya en maestría, aparecieron las pequeñas matrices de paso, cuyo trabajo lo alternamos con ciclos de forja, chapistería, soldadura, torno y fresa.


A mi personalmente me tocó hacer la matriz del SIETE., y desde la placa sufridora inferior, placa de desahogo, placa matriz, punzón cortador, punzón de paso, guías, placa porta-punzones y placa sufridora superior, todo lo realizábamos bajo la atenta mirada de D. Francisco Valenzuela (+). Este cordobés, fue el profesor que llevó a la Universidad los conocimientos de matricería y utillaje por primera vez. Con él llegaron las limas cola de “rata”. A mediados de los años sesenta se marchó de la Universidad y se colocó en el sector de la joyería en donde se dedicó a diseñar y fabricar “cortadores” para la fabricación de fornituras (piezas) de platería. Por todos los Talleres que pasó siempre se llevó con a su aprendiz “predilecto”. (Villen Alcaide), hermano de aquel otro Villen, que perdió la final de fondo con “pellejitos”.y le dio el triunfo al Colegio Luís de Góngora.


Los restantes profesores de la sección se encargaban de las labores de ajuste, máquinas y montajes.


El Sr. Obdulio (+), con su oronda y pacifica humanidad, atendía a la llamada por su segundo nombre de pila. Aportaba serenidad y una pasmosa tranquilidad para resolver las dificultades que se nos presentaban a diario. Muchas veces, reclamabas su colaboración para “arreglar” algún vértice y te solía decir: -Ahora cuando termine de fumarme el cigarro, iré para allá. La prisa no existía para él.


El Sr. Acero (+), era una excelente persona, profesionalmente quizás el más “basto” pero era muy accesible, entrañable y cariñoso. No obstante, había días que daba la impresión que había discutido con la “suegra” y ello se le notaba hasta en el “tupé” que se le veía alborotado. Su sencillez en el vestir era peculiar, pocas veces utilizó la corbata. Era muy atento con todos los alumnos.


El Sr. Valle, más que un ajustador era un excelente mecánico en montajes y desmontajes. Manejaba bastantes máquinas, con conocimiento total. Era quizás el más “corto” en genio, pero no por eso demostraba continuamente una corrección exquisita. Al venir de una gran empresa “La letro”, le costó adaptarse a las labores de docente. Actualmente es el único que aún vive, pero con una enfermedad que le tiene postrado en una silla de ruedas.


El Mencionado Villen, aprendiz "predilecto" del Sr. Valenzuela, es el que aparece en segundo plano

El Sr. San José (+), era el jefe de la sección y tenía un nivel completísimo en todos los campos de la mecánica. Fue el primer profesor de taller, con titulación de maestría industrial. Era extremadamente educado y respetuoso, y se planteaba como un reto permanente el ser lo más justo posible en el tema de notas.

Bastantes veces nos preguntamos que criterios de puntuación se seguía para valorar las prácticas de taller. Fue, ya estando fuera de la Universidad, cuando allá por el año 1963, y coincidiendo con el Sr. San José en Córdoba, con motivo del festival de Los Patios, cuando tuve la oportunidad de preguntarle por este “criterio” de puntuación.


El me dijo que los criterios de valoración descansaban fundamentalmente en la suma de tres sumandos A+B+C, que representaban a otros tantos parámetros, además de algún coeficiente subjetivo.


Parámetro A (Su valor era del 0 al 3)

(Disposición)


Este parámetro valoraba la disposición y el método para hacer el ejercicio. Implicaba dejar a medida y escuadra las piezas que intervenían en el ajuste, así como realizar su trazado y el desbastado de alojamientos. En la practica todo el alumno que realizaba un ajuste, por este parámetro tenía 3 puntos.

Compañero Antonio Ramos Obispo, de Córdoba, y el Profesor Sr. Valenzuela. El compañero Ramos Obispo, fue posiblemente el externo más brillante a nivel de calificaciones de toda nuestra primera promoción. En la vida laboral desconozco como le ha podido ir.

Parámetro B (Su valor iba del 0 al 4)
(Calidad de acabado)


Medía lo “cilíndrico” del ajuste, la doble-postura del punzón, y el nivel de acabado del conjunto.

Parámetro C (Su valor iba del 0 al 3)
(Tiempo ejecución)

Valoraba el tiempo invertido en la realización del trabajo. Todos los trabajos, tenían un tiempo asignado. La desviación a más, se penalizaba bajando el valor de la puntuación.

Los criterios de media se hacían extensibles al trimestre.


En la primera promoción del Colegio Gran Capitán, coincidimos alumnos que habíamos nacido en el 39 y el 44. Posiblemente uno de los mayores, fuera nuestro Teodoro Pérez de Pedro, gran deportista y mejor futbolista, y el más joven pudo ser el salmantino Plácido Baz Benito, recientemente fallecido.


Y lógicamente la diferencia de edad, implicaba distintos niveles de conocimientos sobre todo en las prácticas de taller, Mientras unos, sólo habían visto por ejemplo una lima para jugar al “pincho”, otros, los mayores venían con cursos de formación profesional. Esta circunstancia se dejaba notar en el ritmo de hacer los ejercicios.

Por todo aquello en aquel curso de Ajuste y Matricería, había alumnos de varios niveles. Pudiendo citar como más destacados a:


Rafael Gutiérrez.

“El Majo”
Velasco Galiana

Muñoz Camacho

…./.


Más adelante y en matriceria, el que era un fuera de serie y posiblemente el mejor no era otro que Francisco Castillo, de Almería, hoy precisamente he estado hablando con Enrique Suárez Tena, que compitió con él muchas veces en aquellos concursos. Sus conocimientos eran de una matriceria de alto nivel tipo “Mario Rossi”. “No sé si finalmente se dedicó a esta actividad, pero lo que te puedo decir es que sin dudad era el de mayor nivel de toda los contendientes que yo he tenido en frente..

Estos compañeros se “bebían” los ejercicios, mientras algunos, los más jóvenes tuvimos que aprender a “limar plano”. Por todo ello, muchos de nosotros “tardábamos” más de la cuenta en la realización de los ejercicios, bien por nuestra inexperiencia, o porque dedicábamos más tiempo a los “corrillos” y a las “tertulias”. Resultado, el factor tiempo nos rebajaba la nota.


Esa diferencia de edad y de formación nos enriqueció a muchos, sobre todo a los más jóvenes. Pero si bien es verdad que esa diferencia era un inconveniente, por otra parte era una experiencia enriquecedora. No por hacer bien la DOBLE COLA DE MILANO, teníamos garantizado el triunfo en el trabajo.

En el año 1960, vino a la Universidad Laboral, un empresario alemán, tal vez el Jefe de Personal de una empresa de Dusseldorf, que vino a explorar el terreno pues estaban interesados en mano de obra cualificada de la Universidad Laboral. Con ellos venia un dominico P. Salvador y Conde, muy bajito por cierto, que era capellán de emigrantes, lógicamente hablaba perfectamente el alemán, después de hablarlos cosas de tipo general a los que allí acudimos; unos interesados y otros por curiosidad, El Padre Salvador, nos tradujo lo siguiente: “El Sr. Wangert, dice que a su empresa, lo que más les interesa de Vds, es la preparación integral que se os supone y la capacidad de discernir entre problemas y soluciones que sobre la marcha se os presentaran. El centro y sus planes de preparación, son una garantía para todos nosotros. (en clara alusión a todos los empresarios alemanes).


En esa ocasión no se llegó a ningún acuerdo. Un año después, se presentaron otros empresarios, con ofertas concretas, y ya no venia el fraile traductor, ahora venían con su intérprete y su secretaria, en incluso algunos en avión privado. En esta ocasión hubo compañeros que llegaron a firmar contratos a nivel personal. Claramente se ve, que hasta los mismos empresarios de fuera lo que buscaban era la “energía potencial” que se nos suponía.

Por todo ello podíamos decir que además de la lógica prueba profesional, fueron las enseñanzas humanas que aprendimos de profesores, empleados y compañeros, lo que muchas veces nos guió para un mejor caminar por el difícil mundo del trabajo. .


Efectivamente además de la lógica prueba profesional, fueron las enseñanzas humanas que aprendimos de profesores, empleados y compañeros, lo que muchas veces nos guió para un mejor caminar por el difícil mundo laboral. .


Padre Jesús

Nos dio oportunos consejos generales de educación y urbanidad

Fue fundamental las enseñanzas que adquirimos del Padre Jesús, aquel dominico del “labio partido” y el pelo a rizos, y que fue el que nos enseñó a saber “estar” en todos los sitios y a saber escuchar a todo el mundo. Este dominico se marchó de la Universidad a principio de los sesenta y estuvo durante mucho tiempo en Texas, colaborando con el mundo hispano. Después de bastante tiempo por tierras americanas, prácticamente volvió para morirse en España. Todavía cuando voy alguna vez a comer a un Restaurante, o a cualquier celebración familiar, agradezco de todo corazón sus delicados consejos.


Aprendimos

Saber nadar y guardar la ropa


Como sabéis todos los compañeros de la primera promoción de Maestría, el compañero Juan Quirós Reyes, era el líder natural de una parte del pequeño grupo de externos que llegamos hasta el final. Posiblemente era el mayor en edad, y el más ocurrente y chistoso. Él, era el que muchas veces proponía a los demás pequeñas “travesuras” y el se lavaba las manos. De forma sutil escurría siempre el bulto. Fue un precursor de la ciencia que hoy llaman “SABER NADAR Y GUARDAR LA ROPA”. La obsesión de su vida, era la de conseguir el titulo de Perito Industrial, según parece se lo había prometido a sus padres, y por ello luchó lo indecible hasta que lo consiguió. Cultivó y exploró todas las técnicas del “copiado” y por ello era un admirador convencido de la “chuleta”, en todas sus formas. Como es natural, todas estas habilidades, no le restaban ni un ápice para ser una excelente persona y muy constante. Al final de su periplo de estudios, con toda seguridad, podría haber elaborado perfectamente una tesis sobre las distintas técnicas del copiado. Concretamente el libro “Mario Rossi”, se lo podía haber entregado por capítulos al bueno del Sr. Berrocal.


Comprendimos

Lo importante que era ser constantes


El otro día que estuve hablando con Eulogio López Álvarez, me comentó que le había visitado Ezequiel Tena Ferrer y que le había dado mucha alegría. Estuvimos comentando las “enseñanzas” que este compañero nos había dado a todos, ya que en los primeros tiempos empezó siendo el último en mucha cosas, pero a base de tesón, el amor a sus padres y su sentido de la responsabilidad, se encaramó en las lista de Peritos Industriales, que obtuvieron mejores notas. Después de su periplo de trabajo para la empresa Iberdrola, en el sector de las Centrales Nucleares de este país, ahora está colaborando en un proyecto en Laguna Verde (Méjico), en donde con un grupo de expertos, están aumentando la potencia de dicha Central Nuclear. En la actualidad se siente rodeado de sus 11 hijos y sus veintitantos nietos. Es un hombre tremendamente feliz y coherente como lo fue toda su vida, con una rica vida cristiana..


Se aprendió el valorar
A la persona que defiende con ardor lo que cree y siente


Era una clase posterior a los exámenes de un trimestre en la asignatura de Matemáticas, y el profesor no era otro que el Sr. Arjona, aquel profesor que se escondía detrás de aquel bigote, “cenefa de vello” que tenía debajo de la nariz, y que daba la ligera impresión de que “hablaba”, a la par que su dueño.


Estábamos dando trigonometría y el mencionado profesor estaba enfrascado en la pizarra desarrollando la fórmula del seno del ángulo (a+b). Cuando ya iba por la parte inferior de la pizarra a punto de terminar, se oyó una voz en forma de latigazo que retumbó en toda el aula.: “ESO ESTA MAL, ESO NO ES ASI” . El Sr. Arjona, sorprendido se dio la vuelta y haciendo una mueca con la cara y el bigote, pregunto. “QUIEN HA VOCIFERADO DE ESA MANERA, POR NO DECIR OTRA COSA”. En ese momento y de los pupitres del centro, se levantó un compañero bastante corpulento y con un semblante de cara muy saludable y pelo rubio que por algo se le llamaba simpáticamente el “MAZORCA”, Una vez en pie y señalando aún con su pluma estilográfica que el solía usar, dijo: “HE SIDO YO, YA QUE HE COMPROBADO QUE DESDE EL TERCER PUNTO, LA DEDUCCION ES ERRÓNEA”. El Profesor, mirando de arriba abajo al simpático “MAZORCA”, le dijo: ¿Qué es que no hay otra forma más educada de advertir el error?. “PUES SI, LE DIJO ,“EL MAZORCA”, pero puestos a hablar, Vd., acaba de darnos las notas del pasado examen y como siempre ha montado una especie de circo, lleno de ironías y de risas a costa de los compañeros que han suspendido. Dicho esto, el Sr. Arjona se calló y siguió su demostración. Pocos dias después tuvo un accidente de coche y fue sustituido por el Sr. Arroyo. Aquí el compañero, de cuyo nombre no me acuerdo, y por ello lo he mencionado por su simpático apodo, tuvo la valentía de hablar claro. Y que conste que el había sacado buena nota, ya que era un consumado matemático. Pero tuvo un sentido de solidaridad para los suspendidos…


Aprendimos

A evitar que nadie se aprovechara de nuestros trabajos.


Como hemos dicho antes, las notas de taller eran la suma de tres parámetros, siendo el más gravoso para nosotros el del “tiempo empleado”. Ya que, bien porque muchos estábamos verdes en el manejo de las limas, o bien porque perdíamos bastante el tiempo, la verdad es que las notas no tenían muchas veces un valor apetecible para algunos de nosotros.


Quizás por ello, un compañero llamado Aban Cerro, demostró en aquellos momentos ser un simpático “pillo”. Él, quiso resolver el problema del “tiempo empleado”, y optó, por entrar en el almacén de la sección, y no tuvo nada más que coger varios “ajustes” ya terminados de uno de los mejores ajustadores de la Sección, José Muñoz Camacho, desgraciadamente desaparecido en accidente de moto al final de los años setenta. El “pillo” del amigo Aban Cerro, partiendo del ajuste bien terminado, solamente le daba un afinado superficial, que sólo le hacía perder unas décimas de espesor general. Al entregarlo en el plazo que tenía estimado, durante un trimestre consiguió la puntuación de 9.

Esta irregularidad, que la llevó a cabo con dos ajustes nada más, se detectó porque hubo necesidad de localizar los ejercicios del citado José Muñoz Camacho, que junto a los de Miguel Velasco Galiana, los iban a exponer en una de las salas nobles del Paraninfo. También se expusieron trabajos de los compañeros: Vozmediano, Murall Vila, Garrido Córdoba y Jaime Sordo Noriega, como alumnos de las naves de forja y soldadura..


Una de las piezas que “desaparecieron” del compañero Muñoz Camacho, no fue otra que la DOBLE COLA DE MILANO. ¡Estaba tan bien hecha que fue puntuada dos veces!, La DOBLE COLA DE MILANO, fue la prueba que nos pusieron a muchos como “llave” para entrar en el mundo del trabajo. D. Manuel Olivares Nieto, Jefe de Herramental de la Constructora Nacional de Maquinaria Eléctrica, era un técnico de reconocida fama nacional en temas de utillaje y matriceria. Además se tenía por un gran entusiasta del nivel de preparación que se impartía en la Universidad Laboral y colaboró en varios cursos de Utillaje. Un día y en un comentario de confianza me dijo allá por el año 1970: “A principios de los años sesenta, un tal Fuentes Villarejo, que venía de la Universidad Laboral, hizo una DOBLE COLA DE MILANO, prácticamente perfecta”. Severiano Fuentes Villarejo, que así es su nombre completo, fue alumno del Gran Capitán, y siendo alumno interno, era un amigo inseparable de SERAFIN GUERRERO AMEZCUA, el que se ve en el banco del amigo Eulogio y también fue un artista con las limas en la mano.. Hoy de la DOBLE COLA DE MILANO, no queda nada más que el testimonio oral que nosotros podamos aportar. Ha dejado de ser la “Llave” de la profesión.

M. Estévez

El busto de la calle Córdoba de Veracruz

Contestación a la pregunta hecho por anónimo en el artículo de este mismo blog titulado

El bar Colón y aquellos primeros tiempos (1956-1961)


Amigo Anónimo, que conste que no me gusta contestar a personas que no se identifican pero en atención a esta página voy a intentar hacerlo.

Vaya por delante que mis colaboraciones van dirigidas fundamentalmente a mis antiguos compañeros de Universidad y de Colegio, por ello y por la confianza que tengo con ellos, no me preocupo de poner la bibliografía.

-Ante todo he de decir que al hacer la colaboración sobre el bar Colon, pretendía recordar a mis compañeros, un lugar o lugares que le debían resultar familiares. De camino, quise aprovechar la ocasión para “reinvindicar” la figura del torero Manolete, de tanta basura como le habían echado encima durante tanto tiempo y sobre todo después de aquella lamentable guerra. Para ello quise traer a la actualidad la opinión que del torero, tenían dos significados Republicanos, para que a modo de “revalida” quedara claro su expediente.

En un primer lugar relaté el tema de D. Indalecio Prieto, para aclarar de una vez por todas, el famoso tema de la “bandera”.

En segundo lugar quise mencionar su relación con el politico cordobés, D. Antonio Jaén Morente, y en vez de recurrir a los muchos artículos que hay sobre el tema, quise acudir a mi memoria y apuntes y tenía lo que sigue:

A últimos del año 2000, estaba terminando un trabajo sobre D. José María Gallego Rocafull, canónigo de la Catedral de Córdoba, exilado a Méjico durante la guerra civil. Estábamos haciendo un inventario y estudio de su obra literaria, así como de su vida docente en el país azteca. Para completar este trabajo estábamos interesados en obtener alguna foto del citado sacerdote y vimos el cielo abierto cuanto nos enteramos de que en la Ciudad de Puente Genil (Córdoba), Se anunciaba una exposición del poeta cordobés Juan Rejano, denominada “MEMORIAS DE UN EXILIO, en el que se exponía un Inventario de fotos relacionadas con el mundo del exilio español y sus gentes.

Dicha exposición como hemos dicho, tuvo lugar en Puente Genil, en el lugar llamado “el Convento de los Frailes”, y allí después de coronar la empinada calle, nos adentramos en aquel centro cultural.

Lo primero que nos encontramos fue unos paneles y banderas republicanas repetidas en varios testeros. Luego de pasar por varios expositores y vitrinas, llegamos a una primera galería y en ella pudimos ver una foto de la que colgaba un titulo inferior que decía: HOMENAJE AL PROFESOR D. ANTONIO JAEN MORENTE. EN LA EMBAJADA DE ECUADOR EN MEJICO. 1945.

En esa foto aparecían de izquierda a derecha: Pedro Garfias, Antonio Jaén Morente, Adolfo Sánchez Vázquez, Manuel Rodríguez “Manolete”, Orencio Muñoz, Juan Rejano, Iglesias del Portal, Francisco Azorín y Fernando Vázquez Ocaña.
La foto al igual que nosotros, la estaban viendo un grupo de personas acompañadas por un presunto familiar del poeta,. Dichas personas tenían que ser muy próximos al familiar, porque hablaban con él con mucha confianza. Al menos, uno que nosotros sepamos, debía de pertenecer a la Diputación de Córdoba, pues le habíamos visto en reiteradas ocasiones en el bar Puerto Rico, en compañía de otros funcionarios. El pariente del poeta, hizo un detallado recorrido por la foto, mencionando uno por uno a los que aparecían en ella. Lógicamente se detuvo con más detalle al mencionar a D. Antonio Jaén, sujeto principal del homenaje. Uno de los visitantes preguntó que es lo que hacía el torero (Manolete), en la foto, a lo que rápidamente contestó otro de los allí presentes, que había coincidido con D. Antonio Jaén, en el HOMENAJE, porque había ido a visitarle al Hospital en donde le estaban tratando un problema en la vista, ocasionado por la diabetes que padecía. Más adelante el guía, diría a los que le escuchábamos, que Jaén Morente, tenía una buena opinión del joven torero, y que en varias ocasiones había manifestado que se trataba de “un joven sano y lleno de nobleza”. Y que en todo momento había mantenido un papel digno y amable con los exilados. Allí se oyó hablar de derechos de autor, de memorias, de obra literaria, etc. Pues los que estaban en la foto, no eran para menos.

Como quiera que la versión que escuché, era más o menos, la que ya se conocía por distintos medios bibliográficos, es por lo que no tuve inconveniente en plasmarla, más o menos según mi interpretación. Yo creía que D. Antonio Jaén, habría escrito sus memorias, y en ellas habría referido lógicamente la opinión que tenía sobre el torero cordobés.

El que no publicara sus memorias, no invalida la opinión que en reiteradas ocasiones manifestó del famoso torero cordobés.

Existe una extensa bibliografía en donde se mencionan estos encuentros entre el torero y el profesor, pero yo le voy a indicar la que encuentro más a mano.
Como muestra:

En un apéndice de la obra Manolete en el Recuerdo. De José Luís de Córdoba, (Córdoba 1997). Pág. 188, puede Vd. Observar la opinión de este profesor sobre su paisano el torero cordobés, en conversación con el médico que le trataba su problema de la vista.

Distinguido anónimo:

-Sobre la frase que se escuchó allí alabando las virtudes del torero, y las que vienen en distintos libros y medios virtuales de comunicación, hay alguna variación. Tenga en cuenta que todo lo que vino del exilio mejicano, se prestaba siempre a distinta interpretación, porque aunque hablan el castellano como nosotros, Méjico, tiene una riqueza en vocabulario propio de los nativos. Muchas veces en aquel país tan grande, los conceptos como bondad, esforzado, rápido, limpio, etc. No tienen la misma equivalencia que en España.


Hasta tal punto, es esto así, que en Córdoba y con motivo de la vuelta de algunos exilados y republicanos de Méjico, (24 Octubre 1994) y aprovechando que se había abierto una nueva calle en Córdoba, llamada CORDOBA DE VERACRUZ. (Frente a la antigua Plaza de Toros, entre el antiguo surtidor de gasolina y el desaparecido Hotel Regina). Esta nueva calle comunica la antigua Avda. del Generalísimo, con la Plaza de San Hipólito. Los republicanos exilados en Méjico, apoyados por el Ayuntamiento de Córdoba, quisieron levantar un busto de homenaje al presidente mejicano Lázaro Cárdenas, en esta emblemática calle, en reconocimiento a la labor de acogida que había realizado con todos ellos después de la guerra.

Y digo que la confusión de lo que vino de Méjico era grande, que sorpresivamente el día de la inauguración solemne de dicho monumento, y cuando sonaban las atronadoras palmas del centenar de personas que esperaban que se descubriera el busto del presidente, surgieron las voces de su hijo llamado Cuauhtemoc Cárdenas, que dijo: ¡ESTE NO ES MI PADRE¡

El Alcalde de Córdoba, Herminio Trigo, cariacontecido, empezó a sudar y sudar, lleno del bochorno lógico por el error que se había cometido, y que parecía una escena cómica sacada de cualquier película de Berlanga. Después de un mes con el pedestal vacío, ese error se corrigió no sin antes comprender, que todo lo que venía de Méjico, era bastante confuso. Los exilados se habían equivocado de rostro.


M. Estévez