sábado, 27 de diciembre de 2008

Sobre los hermanos Cantarero Santacruz

Me ha causado una desagradable sorpresa el conocer que los tres hermanos Cantarero Santacruz, han fallecido. Como ya he dicho por activa y pasiva, en Córdoba la comunicación de los “Externos”, es prácticamente nula. Son muchos los prejuicios que la Sociedad echó encima de los alumnos que estuvieron por aquellos tiempos en la Universidad, y como consecuencia de ello todos callaban en lo posible el hecho de haber estado en dicho centro. Sobre todo en los años setenta donde todo el mundo daba más mérito al –haber corrido delante de los grises, que decir que estuviste en una Universidad Laboral-..

Conocí a los 3 hermanos, pero con el único que coincidí en el Colegio Gran Capitán, fue con Rafael Cantarero Santacruz.

Entró en la Universidad Laboral el mismo día que yo lo hice, en Noviembre de 1957. Recuerdo perfectamente cuando entramos en la “sala” de filiación, Navas, Unquiles, Nogueras, el desaparecido Cantarero y yo mismo. Recuerdo que después de rellenar unos datos, medirnos de estatura y echarnos una foto, pasamos al “departamento”, del Sr. Cruz Carrascosa, el cual al vernos tan pequeños (medíamos en torno al 1,56), nos dijo, por aquí chicos…

Ya en su despecho y al entregarnos el “Albornoz”, todos nos limitamos a coger el que nos daba el recordado “arbitro retirado”, pero el amigo Cantarero, recuerdo que lo quiso de los mayores que hubiera, así pudimos comprobar que le llegaba por los tobillos. El nos dijo que su madre le había dicho que lo cogiera grande.

Cuando nos distribuyeron por aulas, a ellos tres los mandaron a la XXVII, que daba sus ventanas a las vías del tren y a la carretera de Madrid. Allí el que hacía de Jefe de Aula era Jesús Calero León, hoy en día recientemente jubilado de Asland (Fábrica de Cementos) en donde también han trabajado Quirós Reyes y Navas Linares.

El amigo Rafael Cantarero, era uno de los personajes clásicos del Campo de la Verdad, aunque de corta estatura era importante su identificación con el entorno de toda su vida. En su parada que era la del “Puente Romano”, rivalizaba en liderazgo con José Vázquez Martín (Matías Prast), gran compañero y mejor fresador..

Rafael Cantarero a petición del Padre Cabedo, fue uno de los componentes de “los pequeños papeleros”, del Colegio Gran Capitán. El grupo lo formó, Cantarero, Navas, Unquiles y Nogueras. Las únicas ventaja de que disfrutaban, era que aún siendo externos, disponían de una habitación en el Colegio Juan Mena, como si fuera suya.

El primer año de entrada el amigo Cantarero destacó en el taller Pre-vocacional, en la sección de Carpintería, así se jactaba de comentarlo un día el desaparecido Padre Leonardo. No obstante al pasar a Talleres Generales, optó por la sección de bobinaje con su compañero Navas Linares, los otros dos fueron instaladores.

La muerte prematura de sus padres, precipitó toda su salida de la Universidad. De principio se marchó a Alemania, en donde trabajó durante unos pocos de años y en donde gracias al dinero que mandaba, pudieron salir adelante sus hermanos menores. Al principio de los setenta volvió a España en donde trabajó en el sector de la madera. En Alemania había completado su formación profesional, había adquirido varios idiomas (alemán y algo de inglés), y bastante experiencia. Pero no todo iba a ser positivo, ya que al parecer mostraba una predisposición cíclica al estado depresivo.

Después de trabajar varios años en el sector de la madera y ponerse en adecuado tratamiento, accedió a la vida matrimonial, donde tuvo varios hijos. A finales de los setenta tuvo la oportunidad de ingresar en el Ayuntamiento de Córdoba, esa colocación, le dio cierta tranquilidad y estabilidad. De él cuentan sus compañeros, que era un hombre sumamente preparado en todos los terrenos, y con un gran sentido servicial. Ayudaba a todo el mundo.

Era un gran aficionado al senderismo, era cooperante en varias ONGS, y un consumado donante de Sangre. No obstante, su impotencia ante algunos problemas familiares, le desestabilizaba su estado síquico y volvía a tener algunas recaídas depresivas. Los compañeros sabedores de su nivel de preparación le insinuaron que sacara provecho de su estimables conocimientos y optase a alguna plaza de funcionarios en propiedad que se habilitaban en el propio Ayuntamiento.

Según me ha contado Emilia, su última compañera, el no quería complicarse la vida en su trabajo y sólo le gustaba dedicarse a lo que le gustaba como terapia para su tema depresivo. El era un hombre que lo querían en todos los servicios y departamentos, porque además de ser una buena persona, era un gran manitas para resolver cualquier tipo de situación. Aún así a finales de los ochenta (dice Emilia), lo animé a que concursara por una plaza en propiedad de cara a la jubilación, y es por lo que optó a la plaza de Ordenanza. Ni que decir tiene que de entre trescientos cincuenta que lucharon por la plaza, él, sacó el número uno. Para una persona depresiva como él, aquel triunfo con Boletín del Estado incluido, le costó lágrimas de verdad, de esas que salen de lo más profundo del corazón..


Boletín Oficial del Estado
Lunes 1 de Enero de 1990

Número 1

Página 9

RESOLUCIÓN DE 18 de Diciembre de 1989, del Ayuntamiento de Córdoba, por lo que se hace
Público el nombramiento de dos funcionarios.


En cumplimiento de lo dispuesto en el Real Decreto 2223/1984, se hace público que, a propuesta de los respectivos Tribunales Calificadores, el Alcalde accidental, asistido de la Comisión de Gobierno en sesión de 1 de Diciembre de 1989, ha efectuado los siguientes nombramientos de funcionarios.
Don Rafael Cantarero Santacruz, Ordenanza


Córdoba 18 de Diciembre de 1989.-El Alcalde Herminio Trigo Aguilar



Después de esta aparente felicidad y la ayuda que encontró en su compañera Emilia, algunos problemas familiares lo volvieron a trastornar. Tuvo que ser ingresado varias veces por motivos de ansiedad, depresión e inestabilidad general Salía y entraba del hospital con relativa frecuencia. Finalmente tuvo una recaída a finales de 1994, de la que no se repuso, muriendo en el Hospital el 27de Diciembre de dicho año..

Sus compañeros lamentaron mucho su muerte que finalmente debió ocurrir de forma precipitada. Según su lápida, dejó esposa, hijos y una nieta.

Tenía 51 años.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

El Albornoz

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El albornoz dicen que es una prenda de origen árabe. Por la calles populares de los países del norte de África, se pueden ver a muchos viandantes con esta indumentaria, es fundamentalmente de lana y sin costuras.

La mayoría de los jóvenes que entramos al final de los años 50 a la Universidad Laboral de Córdoba, estaremos todos de acuerdo que esta “prenda”, sólo la habíamos visto de pasada en el NODO y siempre que Matías Prats nos relataba algo sobre algún combate de Boxeo.

Hablando de Boxeo tenemos que recordar que hace uso días ha fallecido Fernando Vadillo, aquel critico de boxeo de las eternas gafas oscuras. Todavía recuerdo con nostalgia aquel día, principios de los sesenta, que estábamos en la sala de Billar que la “regentaba”, Antonio Arjona Vázquez, y se formó una simpática tertulia precisamente de boxeo entre el “chico de Villaluenga”, (Rodríguez Rivas), y el Canario Alberto Tabares (q.e.p.d.). todo fue “por culpa” del bibliotecario Manzano, que les había dejado unas páginas del periódico MARCA, en donde en la sección de Boxeo, aparecía un comentario de Fernando Vadillo sobre el combate estelar que sostuvieron en Tenerife, el toledano Fred Galiana “ “El toreador del Ring”, y el “Sabio de las doce cuerdas”, nada más y nada menos, que el canario Juan Albornoz Sombrita.

Lo de menos fue el resultado del combate, allí se habló del ambiente que había por aquellos tiempos en el deporte del Boxeo. Ambiente que día a día, nos desgranaban en sus amenas crónicas, tanto Fernando Vadillo, como Manuel Alcántara, “el alcalde literario”, del Rincón de la Victoria.

Al hablar de Fred Galiana, se reconocía que era una estrella rutilante de la noche madrileña. Eran los tiempos en los que la famosa actriz americana Ava Garner “le tiraba los tejos” al torero Mario Cabré. También, Tabares nos habló del polifacético boxeador toledano, que desde cine, teatro y cante jondo, lo había probado todo, buscando lógicamente su notoriedad y reconocimiento.

Al final y como el combate entre Galiana y Sombrita quedó a favor del toledano, por parte de Tabares hubo una total resignación y terminó dando cariñosas palmaditas de felicitación con la bondad que le caracterizaba, al “rubito” Rivas.

Allá por el año 1964 y cuando el compañero Tabares se encontraba trabajando en Alemania, el tal Galiana se retiraba del Boxeo, y se refugió en un Bar que puso en Madrid y donde recordaba continuamente a su clientela sus grandes gestas en el deporte de las doce cuerdas. Todo el mundo se aprendió de memoria su famoso triunfo en París ante Roy Famenchon. Este boxeador, murió en el año 2005, en Orihuela, en una Residencia para enfermos progresivos.

Fernando Vadillo, además de un gran aficionado y critico de boxeo, escribió bastantes libros sobre las hazañas de la División Azul. Posteriormente fue fundador del periódico Deportivo AS y del alguna forma perteneció al grupo editorial PRISA.

Manuel Alcántara, aún llena las playas de Málaga con sus poemas escritos en piedra, y que resuenan por todos los jardines, en claro desafío a las olas de su mar mediterráneo…

Cuando en 1957, y después de habernos hecho la ficha de filiación y reconocimiento, nos llevaron a unas dependencias que estaban en los sótanos. Allí nos entregaron unas serie de prendas de vestir que a la mayoría nos venía muy bien y que a riesgo de olvidar alguna las relaciono:
Externos

1 Comando o gabardina de color verde paja (tipo de las que usaba Colombo)
1 Par de zapatos de suela gorda “tipo segarra”
1 Zapatillas de deportes, vulgarmente llamadas “paredes”
1 Meyba, marca Oceán
1 Pantalón largo de tejido semi-punto, para paseo y su correa
1 Pantalón de uniforme de color azul cielo
1 Cazadora de uniforme de color azul cielo, con cremallera. Tenía dos tiras blancas
en el cuello y en la cinturilla.
1 Chaqueta de paseo, sin cuello y de un tejido semi-punto
2 Camisas blancas
2 Pares de calcetines y medias de deporte
1 Jersey de Pico, de lana
1 Camiseta de deporte y 2 toallas
1 Chandal de color azul oscuro
2 Juegos de ropa interior
1 Corbata
UN ALBORNOZ

De todas las prendas las que más sorpresa nos causó fue el Albornoz, para algunos de nosotros era la primera vez que teníamos tal prenda en nuestras manos. Y si grande fue nuestra sorpresa, mayor aún fue la de nuestras familias.

El albornoz que nos entregaron eran de variados colores y tallas. A mi como por aquellos tiempos era más bien bajito, me dieron uno que al poco tiempo y con las “habichuelas a la vinagreta”, que nos ponía la Sra. Madueño, se me quedó corto. En cambio había compañeros que supieron cogerlo con dimensiones que le duraron toda su larga estancia, caso de Ibáñez Hoyos..

El otro día el compañero Rafael Ojeda Amate, me comentaba de forma simpática, que el día de su boda que se celebró en Madrid, su madre entre las prendas “intimas”, que le llevó, iba su querido albornoz, que se lo tenía guardado como oro en paño…

Anecdotario de la ropa…

En la Universidad de Córdoba, sinceramente no lo ví nunca, pero en los cinco meses que estuve en la Universidad Laboral de Sevilla, si pude comprobar como el encargado de la Peluquería, se dedicaba a “recomprar”, todas estas prendas. Yo por aquellas fechas las pasaba “canutas” de dinero, y fue un día al comentarle mi situación al desaparecido Diego Maria Parejo Polo, cuando este me indicó que conocía la posibilidad de obtener unas pesetas poniéndome en contacto con el citado barbero. Yo le vendí un par de zapatos. Este raro comerciante tenía un buen negocio establecido, lo compraba todo. Lo que mejor pagaba eran los albornoz de talla larga.



M. Estévez