domingo, 3 de agosto de 2008

El primer autobús


El diario CORDOBA de fecha 20 de Octubre de 1957, entre los anuncios del cine Gran Teatro, que estrenaba ESCLAVAS DE CARTAGO, y del cine Alcázar que presentaba AVENTURAS DE KIT CARSON, aparece una información dentro de la columna local:

Mañana comenzarán las tareas docentes en la Universidad Laboral

Para participar en ella harán su presentación los alumnos medio-pensionistas

Mañana lunes día 21, darán comienzo las tareas escolares en este Centro. Todos los alumnos medio-pensionistas que cursaron sus estudios el año pasado en la Universidad Laboral cordobesa, deberán tomar los autobuses de servicio del Centro, en los lugares y horas acostumbrados. A las nueve de la mañana se dará la primera clase.

Los alumnos aprobados durante la última convocatoria, deberán incorporarse el día treinta del actual al próximo curso.”

LOS PRIMEROS PASOS…

El miércoles día 30 de Octubre del año 1957 entramos por primera vez a la Universidad Laboral de Córdoba, un grupo de externos que no superaría la veintena. El Colegio que nos recibió fue el Luis de Góngora que era el edificio que en un principio funcionó como oficinas.

Yo recuerdo que en aquella ocasión próximos a mi barrio íbamos unos cinco o seis compañeros que nos montamos en la parada de Cañero. José Montes Delgado, Julián Contreras Cantador, Rafael Natera Hidalgo, Manuel Martínez Bermúdez , y yo. Al llegar a la parada, nos encontramos con los veteranos, Quirós Reyes, Huertas de Gracia, Serrano Ramírez, Antonio Pedraza, Torres Cabrera, Jiménez Gaitán, Tamajón Cabaleiro, Ortega Zamorano, Ojeda Amate, Madrid Pintor, Navarro Moreno, Navarro Llorente, Cruz Torres, Morales Cerezo, Cano Cabrera, Marques Romero. etc. etc. Recuerdo que después de algunos saludos, el primer tema que surgió fueron las inundaciones de Valencia acaecidas el 14 de ese mismo mes en la ciudad del Turia.

Al poco tiempo de estar allí apareció el autobús conducido por Felipe, que por cierto tenía unas hijas guapísimas. El autobús ya venía cargado de compañeros de otras paradas. A pesar de todo la parada de Cañero era la más nutrida.

Cuando llegamos a la Universidad a los “nuevos” nos metieron por el Colegio Luis de Góngora, que según me ha dicho Julián García (el eterno cartero), era como el colegio central por aquellos primeros tiempos. Desde allí nos pasaron a un despacho en el lado izquierdo del Paraninfo, muy cerca de donde estaba “el cuarto oscuro” del desaparecido fotógrafo Melero. Todavía recuerdo aquel momento como si fuera en el día de ayer. En aquel pequeño despacho íbamos entrando en grupos de cinco. Mi grupo lo formábamos Daniel Navas, José Nogueras, José Unquiles, Rafael Cantarero y yo. Todos íbamos con pantalones cortos como era lo normal por aquellas épocas en los chavales de 14 años. Creo sinceramente que ninguno de nosotros llegaba al 1,50. Gracias a la vinagreta de habichuelas blancas que nos solían poner, despegamos la mayoría.

Nos tomaron la filiación y nos asignaron aula (clase), aunque a todos nos enviaron al Colegio Gran Capitán. A mis cuatro compañeros le asignaron el aula XXVII, que daban sus ventanas a las vías del tren. Estos compañeros en aquel aula se hicieron famosos porque el padre Cabedo, su profesor de matemáticas, los nombró “papeleros oficiales”, cargo simpático que ellos desarrollaron de forma satisfactoria.

A mi me mandaron al aula XXVIII, que estaba bajo la eficaz jefatura de José M. Iserte, un simpático valenciano que llevaba las gafas de sol, mejor puestas que el mismísimo Manolete.

Al compañero de Salamanca y gran aficionado a los toros José Manuel Sánchez (El Niño de Salamanca) le hubiera cambiado la vida como torero si en vez de coger a Mariano del Águila como apoderado, hubiera elegido al tal Iserte, o al mencionado otras veces Salvador Artigas. Ambos por porte y presencia daban una gran talla. Mariano del Águila en cambio, aunque muy animoso, no supo explotar adecuadamente la buena actuación de su torero en el festival celebrado por aquellos años en el coso de los Tejares de Córdoba. Fue tal el nivel artístico de su actuación que el insigne poeta, actor teatral, abogado del estado y dominico, padre Guervós, le sacó un romance merecedor de premio Nobel.

Daniel Navas, jugó al fútbol en el equipo juvenil y lo hizo de defensa central. –con lo bajito que era, iba perfectamente en el juego de cabeza-. Terminó su especialidad en electricidad y que yo sepa se colocó en la empresa Moreno S.A. posteriormente estuvo un poco de tiempo en el extranjero y a la vuelta se colocó en la empresa de cementos Asland, en donde se jubilará próximamente, junto con su compañero Jesús Calero León.

Rafael Cantarero pertenecía a una familia clásica del Campo de la Verdad, al salir de la Universidad Laboral se hizo funcionario del Ayuntamiento de Córdoba y ahí se jubiló.

PASARON POR AQUÍ….

BARTOLOME VICENS FIOL

Entre la pléyade de profesores y educadores dominicos que pasaron en los primeros años por la Universidad Laboral, tenemos que mencionar por “aludido” (lo hemos mencionado varias veces), al padre Bartolomé Vicens Fiol, dominico que pasó fugazmente por Cordoba (1957-61)

El padre Bartolomé Vicens Fiol, estuvo en la Universidad Laboral en los primeros años. Durante ese tiempo dio la asignatura de matemáticas.

Era extrovertido y de muy buen genio

Iba siempre con un hábito de un blanco inmaculado.

Se hicieron famosas sus frases “ruperrr..”

Cuando se dirigía al bejarano Ruperto Álvarez, hoy en Palma de Mallorca.

Ruperto Álvarez Prieto era un bejarano de aquellos tiempos en el aula XXVIII, del Colegio Gran Capitán. En esos primeros años era de los alumnos más destacados en dicha asignatura. Los bejaranos, era una “Etnia” muy simpática al igual que los palentinos. Unos se sentían orgullosos de sus ciclistas y los otros de sus atletas. Todos eran excelentes compañeros, y mejores jugadores de “chinchón”.

El padre Bartolomé actualmente se encuentra en Madrid y tiene un contacto “vivo” con los miembros del “cuadernillo”, alumnos del Colegio Luis de Góngora y que posteriormente pasaron al San Alberto, para realizar el Selectivo de Peritos en el año 1959-1960.

El día 3 de enero de 2006, le fue entregada al padre Bartolomé la Medalla de Oro “León Tolstoi”, que premiaba toda una vida dedicada a ayudar a los niños enfermos, minusválidos y necesitados. Dicha medalla le fue entregada en presencia del embajador de Rusia, por el Presidente de la Fundación de la Infancia de Rusia y de la Asociación Internacional de las Fundaciones para los niños.

Entre las personalidades que ostenta este galardón se encuentra el médico estadounidense Albert Sabín, descubridor de la vacuna contra la poliomielitis y la Madre Teresa de Calcuta.


Jesús Erviti Yaben

Fue un padre dominico que llegó a la Universidad Laboral recién cantada su primera misa allá por el año 1956.

Nosotros los alumnos del Colegio Gran Capitán solíamos coincidir con él en los actos generales, que se celebraban en los comedores vacíos que estaban junto al Colegio Luis de Góngora. En es gran salón se celebraban actos religiosos (no estaba la iglesia terminada), actos culturales y hasta exámenes finales (sobre todo de dibujo), cuando venía el “hueso” del Sr. De la Paz.

Como hemos dicho este padre dominico cantó misa el 25 de marzo de 1956, y el primer destino que tuvo fue la Universidad Laboral de Córdoba, allí permaneció hasta mediados los años setenta en que marchó a la Misión de San Jacinto, posteriormente y en el año 1991 con 60 años, llegó a las selvas del Perú.

Monseñor Juan José Larrañeta, obispo de Puerto Maldonado (Perú), con motivo de las bodas de oro como sacerdote le envió en el 24 de Marzo de 2006, una carta en estos términos:

Mi querido hermano Jesús: Mañana, día 25 de marzo, es un gran día puesto que celebras tus bodas de oro, 50 años de vida sacerdotal. Es una fecha de gratitud importantísima. Gratitud al Señor porque te ha concedido vivir ese día de gracia después de 50 años de sacerdote.

Felicidades, P. Jesús. Que Dios te acompañe, que recibas muchísimos beneficios y que todos los que te queremos podamos disfrutar de ellos.

Hace muchos años que nos conocemos ya que hemos podido vivir juntos en la Universidad Laboral de Córdoba y en la Misión San Jacinto. Son Lazos que unen y que nos hacen sentirnos hermanos.

Hay un detalle más en este 50 aniversario. De haber vivido mi hermano Felipe, él también habría celebrado sus bodas de oro puesto que aquel bendito día 25 de marzo de 1956 fue ordenado sacerdote juntamente contigo.

Feliz aniversario, P. Jesús. Sé que tanta gente como te quiere en Maldonado honrará tu día.

Un abrazo grande y sincero

Mons. Juan José Larrañeta O.P.

El padre Erviti lleva 17 años por la selva del Perú, y a los 78 años recién cumplidos no muestra interés alguno en abandonar a sus feligreses nativos. Por aquellos lugares de misión también lleva mucho tiempo un hermano del padre Zabalza.

“ME VOY DE VIAJE….” Padre Felipe Larrañeta

El otro día recibí una llamada telefónica del compañero Antonio Mena Simón, alumno del aula XXVII, compañero entrañable del Colegio Gran Capitán, después de saludarnos cariñosamente, recordamos con nostalgia a aquellos compañeros de esa simpática aula. Hablamos de Navas Linares, Nogueras, Cantarero y Unquíles Sánchez, que eran los simpáticos papeleros del padre Cabedo.

El compañero Mena Simón, formó parte de la primera promoción de peritos del Colegio Gran Capitán y su vida laboral se asentó en Madrid perteneciendo a la empresa Corvián. Por su puesto de trabajo tiene asignada toda la zona norte de España, lo que le ha permitido viajar por muchos lugares en donde ha coincidido con muchos antiguos compañeros y padres dominicos.

En el corto espacio de tiempo en que estuvimos hablando me indicó, que de los padres, Cantueso, Madrid, Torrellas, Espinel, Riera, Roces, Juan Domingo y Carlos “Pelo-pincho”, tenía noticias de que habían fallecido. Entonces hablamos del compañero Ezequiel Tena Ferrer, de su fabulosa evolución en la Universidad Laboral, de su tránsito laboral por las centrales de Iberdrola y también comentamos que había tenido nada menos que trece hijos.

Me comentó que él terminó la carrera de peritos en Córdoba alojándose en la residencia del convento de San Agustín, hecho que recuerda con mucho cariño, sobre todo a la hora de las despedidas de su tercera planta del Colegio.

Precisamente en el convento de San Agustín y con motivo de la muerte del padre Cantueso, hablé con un hermano lego que había venido de Madrid para visitar a un compañero que estaba enfermo. Al ver que tenía en torno a los setenta años le pregunté que si por casualidad había estado en la Universidad Laboral de Córdoba y me dijo que no, pero que había conocido a bastantes padres dominicos que habían estado en Córdoba, principalmente algunos de Navarra.

De sus comentarios pausados y extensos que me recordó a muchos dominicos que estuvieron en la Universidad. De sus comentarios y detalles lo que más me llegó al corazón fue el relato del VIAJE del padre Felipe Larrañeta.

“El padre Felipe Larrañeta había acudido a la Clínica de Navarra para visitar a un amigo que al parecer estaba ingresado. Cuando ya se disponía a salir se subió al ascensor y en el coincidió con un médico al parecer amigo suyo de la infancia que después de saludarlo le dijo: -Felipe, te pasa algo, te veo mala cara. –El le contestó, con su clásica sonrisa, que va, no me pasa nada quizás lo que tu me ves es que me he cambiado de gafas, además de que los años no perdonan.- No obstante su amigo el médico debió convencerlo de su observación clínica, pues al otro día volvió al Hospital para que le hicieran un protocolo de pruebas y análisis.

El amigo médico con los resultados en la mano le diría que tenía una afección grave y necesitaría quedarse en planta ingresado para poder someterse a una serie de tratamientos paliativos. El padre Felipe, al parecer y no de muy buen agrado, se quedó ingresado.

Al día siguiente al disponerse entrar las enfermeras en la habitación del padre Larrañeta, para someterlo a unas pruebas, vieron con cierta sorpresa que el supuesto enfermo estaba con la maleta en la mano. Ellas lógicamente le preguntaron: -A donde va usted padre, y el les contestó -Me voy de viaje.

Con toda la naturalidad y resignación del mundo emprendió el traslado a su Villaba natal, para realizar su último Viaje, cosa que pasó al poco tiempo entre la paz de los suyos

El padre Felipe Larrañeta, aunque no estaba adscrito al Colegio Gran Capitán, si dio clases de Literatura y solfeo.

José María Guervós Hoyos.

La mayoría de nosotros lo recordamos

porque interpretó el papel de Colón en

la obra teatral Más allá del mar.

Debió nacer en torno al 1917, por lo que recordaba muy a menudo de que era coetáneo de Manolete.

Cabe aclarar que la obra de inauguración del teatro griego fue MEDEA, del autor Eurípides.

Llegó a la Universidad de Córdoba en Marzo de 1958, todo el mundo lo consideraba como un poeta, ya que siempre estaba recitando versos. Era muy simpático y un gran orador e irradiaba simpatía y bondad.

En la guerra civil cayó herido y estuvo ingresado en el hospital de Salamanca, en donde fue atendido por una enfermera que era prima del compañero José Manuel Sánchez “El niño de Salamanca”, que le comentó que era un hombre todo alegría y muy extrovertido.

Fue un estudiante superdotado, escritor, poeta, actor, director de teatro y abogado del estado. Era un hombre que se correteo medio mundo con las compañías de teatro. Amó mucho, la vida, la poesía y también tuvo muchos “amoríos”. Cansado de todo y de vuelta en la vida, se aferró al hábito blanco y a los 33 años (1949-1950), ingresó en la orden y poco después aterrizó por la Universidad Laboral.

Era un hombre muy relacionado y con muchos conocimientos que se escapaban de su hábito blanco. Según me ha contado un salmantino, con motivo de un viaje Córdoba-Salamanca, durante el lógico trasbordo Atocha-Estación del Norte, saludó a muchos importantes del teatro, incluida la mismísima Concha Piquer, con la que estuvo hablando bastante tiempo por teléfono.

En el año 1957, protagonizó en Radio Nacional, la oratoria del “Sermón de las Siete palabras”, demostrando la calidad que tenía de gran orador.

Años más tarde trajo al teatro griego de la Universidad a la genial Pilar López.

Fue un gran colaborador artístico con D. Antonio Cruz Conde, alcalde por aquellos tiempos de Córdoba, y colaboró en la organización de los “Festivales de España” que se celebraban en los jardines del Alcázar de los Reyes Cristianos por el mes de Mayo.

Aquel año participó a modo de colofón el notable bailarín Antonio y fue un éxito de “orejas y rabo”. Aquello fue grandioso e inconmensurable, me dice uno de los tres alumnos, que junto al padre Guervós, y el simpático padre Carlos “Pelo-pincho”, asistieron a aquella velada.

“El padre Guervós, con su atuendo de dominico entraba y salía del escenario como “perico por su casa”. Todo el mundo lo saludaba y lo abrazaba. Entre bastidores se sentía un hombre importante.”.

En el tiempo que estuvo en Córdoba, más de una vez fue al palacio de los condes de Torres Cabrera, (Casa del Alcalde), a mantener reuniones de colaboración, e incluso a merendar. En una de estas meriendas le acompañó su paisano José Manuel Sánchez (“El niño de Salamanca”).con el que tenía muy buena relación.

Después de Córdoba se marchó a Madrid en donde profundizó más en su obra poética, con poemas a la muerte, a la vida … Mientras se hacía mayor y sentía el peso de los años. Su hábito de dominico era para él un fortín.

Mayor y achacoso se retiró a una residencia de frailes ancianos que tienen los dominicos en su Valladolid natal. Allí murió hace unos cuatro años este dominico que huyendo del mundo… y de su rancio abolengo se refugió en un hábito blanco como escribía cuando entró en la orden:

Yo tengo un hábito blanco,

Como una vida que empieza

Y, como un grito de muerte,

Lo cubre una capa negra…

Vida y muerte de la mano,

Juntas por la misma senda.

La muerte, con sus abismos…

La vida, con sus promesas.



Curiosamente uno de sus últimos poemas que se conservan, escrito en el año 1998, es una réplica del primer poema que escribió cuando entró en el convento, pero su tono ha cambiado sustancialmente, ya tiene la edad encima y nota que el tiempo es irreversible. Se aferraba a su hábito blanco depositario de su fe.

Yo tengo un hábito blanco

como una vida que empieza,

pero la vida se marcha

y ya la muerte se acerca,

como el sol deja su cetro

haciendo a la noche reina

EL GRUPO DEL “CUADERNILLO”

En torno a la primera promoción de peritos de la Universidad Laboral y sus compañeros de curso en Córdoba, se fraguó un grupo de amistad. Todos empezaron en el Colegio Luis de Góngora, pasando más tarde en 1959 al Colegio San Alberto, para hacer el Curso Selectivo. Alternaron en Córdoba, Colegio Mayor y Residencia de San Agustín.

En este grupo también aparecen otros antiguos compañeros del citado Colegio Luis de Góngora, como Gonzalo Fernández de Córdoba, Juan Cebrian Quesada, Rafael Chastang del Pozo, etc. etc. Todos estos compañeros están perfectamente unidos y hermanados por la tremenda labor que realizan entre otros : Rafael Jurado Carmona, Antonio Guevara Méndez, Fernando García Popa y Enrique Aguilar Haro, confeccionando el “Cuadernillo” que actualmente va por la catorce edición.

La mayoría fueron internos de un total de 58 compañeros, al ser imposible mencionar a todos voy a citar solamente a un trío cuyos nombres sonaron popularmente por el resto de los Colegios, Emilio Martínez Pérez y Tomás Cazalla Puebla, grandes jugadores de balonmano, Vicente Fenollosa García, campeón indiscutible de salto de altura. De los externos tengo que mencionar de forma simpática a José Montes Delgado, que desde el primer momento de su entrada en la Universidad Laboral (1957), y cuando aún íbamos por el patio central, a todo el mundo le repetía: “Yo tengo dos cursos de comercio que equivalen al doble…” Durante aquellos días iniciales y mientras nos encajaban en función de nuestros estudios, era su cantinela de repetición. Al final se ve que llevaría razón pues le dieron su clasificación adecuada.

José Montes Delgado era y seguirá siendo una excelente persona. Para su información, tengo que decirle que el reloj de la torre de su antiguo barrio de San Lorenzo, al que por aquellos tiempos le daba cuerda un vecino suyo hasta que se rompió hace ya más de cuarenta y siete años, está siendo reparado en la actualidad. Así que cuando vengas por Córdoba podrás oír los “cuartos”.

Este grupo la última reunión-encuentro lo celebraron en Córdoba el día 5 de Octubre del 2007, al que también estaban invitados el padre Bartolomé y el padre Jorge Iillá de Dios, los dominicos disculparon su asistencia por razones de salud.

Porque le considero un aire evocador, reflejo aquí el comentario escrito de Rafael Jurado Carmona hablando de un encuentro en Córdoba celebrado del 17 a 20 de mayo 2007.

Estando el grupo en el Campus de Rabanales, dice lo siguiente: “Ya sabéis lo que dice el proverbio árabe: Aquel que conoció aquí el paraíso, allí disfrutará la gloria”

“Durante el retorno a casa no cesaron los recuerdos, los comentarios, las referencias siempre agradables para todos los asistentes, ellas y ellos: cuánta gentileza y amabilidad, que buena acogida de los veteranos y veteranas para los que nos incorporamos por vez primera. Qué fácil había sido conectar desde el primer momento. Cómo todo lo expuesto había sido acogido con una sonrisa, cómo todas las sugerencias resultaron buenas. Que pronto fue el reconocimiento entre todos, a pesar de que algunos llevábamos cuarenta y siete años sin vernos, cómo surgió la chispa juvenil y qué bien se mantuvo a lo largo de toda la convivencia, y aún perdura. Volvimos a ser lo que fuimos, pero valorando lo mucho y bueno que tuvimos, y disfrutando de ello.”

“Dejamos pasar la romería de la Hermandad de la Virgen del Rocio para encontrarnos en el Potro. Qué cálidos los primeros abrazos, que a la mañana siguiente repetiríamos a los nuevos incorporados en la Universidad Laboral (ahora Campus Universitario “Rabanales”). Cuántos recuerdos en nuestra breve visita… De ahí salimos todos, entonces, como un apoyo seguro para la incipiente industria española, pese a que parece que los nuevos cronistas quieren olvidarse de que aquello existió, y nosotros con ello, en un tiempo más difícil que el actual. Afortunadamente no se metió la piqueta destructora (hubiese sido una barbaridad) y muchas de aquellas ricas instalaciones siguen siendo útiles para otras generaciones. Se impuso nuestra voluntad de ser felices y lo conseguimos en cada mirada desde todas las perspectivas: Juan de Mena, Gran Capitán, San Rafael, Luis de Góngora, Alberto Magno y San Álvaro, ahora con una aplicación diferente, donde ya no encontramos nuestras aulas, ni las salas de estudio, ni nuestros dormitorios…; los comedores generales, antes también utilizados como gran capilla, sala de conciertos y otros espectáculos, ahora y por las nuevas necesidades han sido transformados en una bien dotada biblioteca. En fin, “Recuerde el alma dormida…”

“¡Qué sitio mas recoleto y acogedor es la taberna de la Sociedad de Plateros! Y qué bueno el fino Platino que se paladea. Ya lo dijo el poeta Ricardo Molina”

Emocionados abrazos y el firme propósito de volver a encontrarnos sin que pase mucho tiempo cerró esta histórica convivencia y celebración del 50 aniversario de la Universidad Laboral de Córdoba, de la que tuvimos la fortuna de ser alumnos y entre nosotros amigos.

Como se puede ver y en este resumen de una parte del “cuadernillo”, se puede apreciar que hay antiguos alumnos sobre todo de los primeros tiempos que sienten de corazón el espíritu de la Universidad de aquellos inicios, y llevan a cabo sus celebraciones sin que tengan que intervenir los políticos que siempre despotricaron de “esa” obra.

Esta forma de contactar y de encontrarse los antiguos compañeros tiene que tener la proximidad de cursos o periodos similares. No tendría mucho sentido hacer coincidir compañeros de los años setenta con compañeros de los años ochenta. Los compañeros de Valladolid son una avanzadilla muy ilustrativa

RECORDANDO…


En esta foto aparecen tres entrañables compañeros de aquellos tiempos del Colegio Gran Capitán.

José Bernardino Alberto Tabares.-.Canario de nacimiento estuvo en la Universidad Laboral, durante los años 1957-62, donde cursó oficialía y maestría de automoción.

Amaba la práctica deportiva y era un campeón de la camaradería y el compañerismo. El lanzamiento de peso era una prueba en la que destacó de forma ostensible, además de tener afición por todas.

En el año 1959, vinieron a la Universidad Laboral, unos empresarios alemanes que con avión particular y todo, oímos que venían de la ciudad alemana de Dusserdolf. Ellos querían profesionales jóvenes para la expansión de sus industrias. El compañero Tabares, estaba muy ilusionado con la idea de ir a probar suerte a Alemania, pero por razones de edad, (el era de los más jóvenes de su promoción,) tuvo que desistir de esa posibilidad.

No obstante en agosto de el año 1962, marchó a trabajar a Alemania y precisamente en la ciudad industrial de Dusserdolf. Allí compatibilizó trabajo con estudio y se graduó como técnico superior. Por avatares de la vida, coincidió con su gran amigo Teófilo París Sánchez.

Juan Domingo Sánchez

Lógicamente el compañero Tabares también debió coincidir con el padre Juan Domingo Sánchez, ese agradable dominico salmantino, que habiendo estado en la Universidad de Córdoba desde los primeros años, el año 1964, decidió marcharse a Alemania y trabajar en labores pastorales en plena cuenca de Rin. En donde estuvo hasta el año 1992.

Allí también coincidió con el compañero Juan Manuel Sánchez de Salamanca, que trabajaba en la empresa Bayer, al que le comentó que a su edad le habían practicado cinco o seis operaciones quirúrgicas y que estaba deseando volver a su “pueblo” a descansar. Ya mayor y con muchos achaques se vino a su pueblo donde tenía a una hermana, falleciendo alrededor del 2004.

El compañero Tabares en el año 1974, volvió a España para trabajar en los astilleros canarios ASTICAN S.A., donde prestó servicios de ayudante técnico de ingeniero. Antes me atrevo a aventurar que según me ha contado Antonio Mudarra Aceituno, que por sus enormes cualidades personales y humanas, dejaría pactado en el año 1972, el hermanamiento entre la ciudad alemana de Dusserdolf y la ciudad Canaria del Puerto de la Cruz (Tenerife), por el simpático tema de los carnavales.

Con ilusión inusitada nos advertía que se jubilaría en febrero del 2008. Desgraciadamente poco tiempo disfrutó de su merecida jubilación, ya que lamentablemente falleció el 17 de junio 2008. Con esta muerte no solamente se perdió un compañero, sino que a decir de sus amigos más inmediatos, Teofilo, Mudarra, Bravo, etc. se pierde un portento de ser humano.

Francisco Bravo Antibón, Gran amigo del compañero Tabares, estuvo en la Universidad hasta el año 1960. Se colocó en el sector de la Banca, ocupación que abandonó con el tiempo para asumir la gerencia de una conocida empresa comercial cordobesa.

El compañero Bravo, es un amante de la fiesta de los toros de la que se puede considerar como un consumado erudito. Colabora en varias publicaciones de tipo taurino y cultural, participando igualmente en destacadas tertulias y foros de opinión.

También fue un gran amigo del compañero José Luis Granados Crespo, que hizo electricidad y estuvo de profesor de taller en la propia Laboral.

Francisco Morales Cerezo, antes que nada hay que decir que es una excelente persona y mejor compañero. Estuvo en la Universidad Laboral 1956-62. Hizo oficialía y maestría de torno.

Trabajó de tornero en la empresa cordobesa Areliper, en donde coincidió con el compañero Barrios Alfaro. En esta empresa se prejubiló y de inmediato empezó a colaborar con una ONG, que dependía del Colegio Salesiano, en donde hizo una labor desinteresada y muy importante.

En el plano deportivo ha sido presidente del D. Bosco CF, en sus cuatro categorías del fútbol modesto, Alevín, Infantil, Juvenil y Senior. Ha sido una labor desarrollada durante más de 20 años.

Tiene muy buena relación con Rafael Ojeda Amate, del que es prácticamente vecino. Rafael Ojeda fue el que me presentó al compañero que le tocó últimamente la Primitiva.

Manuel Estévez


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