martes, 3 de noviembre de 2009

Manuel Santiago Rojas In Memoriam.

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Nació en Cañete de las Torres (Córdoba) 07/11/1941
Murió en Córdoba 07/11/2003

Manuel Santiago Rojas, era alumno que cogía el autobús en la simpática Parada del Puente Romano, ya que vivía en el Campo de la Verdad, calle Santo Domingo de Guzmán. Era uno de los compañeros externos que más elegante iba vestido a la Universidad Laboral, en aquellos años 1956-1969..

Jamás en su elegante indumentaria faltó una atractiva corbata, que siempre la llevaba anudada con un estilo moderno y exquisito. Su buen perfil en cuanto a tipo, le ayudaba a superarse como si de un desfile de modelos se tratara. Con su talante abierto y extrovertido superaba un pequeño defecto que le afectaba al perfil izquierdo de su cara y que le debió ocurrir cuando era aún niño.

He hablado con Ferrezuelo y otros compañeros suyos de aquella época que me han asegurado que era un gran tipo y que para ellos fue un “adelantado” de lo que luego sería el estilo “Emidio Tucci”, que tanto nos recuerda ahora la propaganda del Corte Inglés. .

Formó parte de aquella “variopinta” aula XXIII. Gran amigo de sus amigos, era prácticamente el valedor de todos sus compañeros en el aula. Fue uno más de aquellos compañeros, que no pudieron compaginar los estudios con el ritmo que se exigía para mantener el disfrute de la beca. A pesar de ello, el representaba la parte más diplomática de los que tenían afán de superación, El citado aula, en su gran mayoría estaba formada por alumnos externos, y era una de las que tenían la mejor ubicación de nuestro Colegio Gran Capitán.


Un domingo de principios de los años sesenta y cerca del Estadio de San Eulogio, donde yo acudí para presenciar un partido de fútbol del San Lorenzo. Me tropecé con él cerca del Bar Tenerife y me estuvo aclarando que él vivía en una calle cercana al citado campo. La conversación inevitablemente derivó hacia aquellos tiempos vividos en nuestro Colegio Gran Capitán, y me dijo:

“La mayoría de los alumnos que estábamos en aquella clase, NI SABIÁMOS COMO HABIAMOS ENTRADO, NI TAMPOCO LO QUE IBAMOS A HACER”. A esa conclusión habían llegado tanto él como muchos compañeros, pues la mayoría de ellos, sino todos, no tenían el nivel mínimo exigible para cursar aquellos estudios.

Al preguntarle el porqué de su entrada en la Universidad, me contestó que la mayoría eran alumnos de “cuota”, es decir que habían entrado por tener un familiar trabajando en la Universidad, sin tener en cuenta más exigencias académicas.

De forma ostensible me reconoció que la Universidad Laboral se portó con ellos de forma exquisita, manteniéndolos dignamente durante tres cursos, en donde les dieron la posibilidad de las prácticas de taller y disfrutar de todo el ambiente cultural, que allí se respiraba.

El me volvió a aclarar que aquellos compañeros, formaban un grupo muy variopinto, en donde la mayoría, de forma sensata supieron reconocer sus limitaciones. En cambio, hubo otro pequeño grupo, liderado por un tal Bellido, el hijo del “arropiero”, que después de que no se esforzaban nada por mejorar su situación, salieron de la Universidad, culpando al sistema de todos sus fracasos, inventando a veces historias imposibles para justificarse convenientemente.


Hablando con Ferrezuelo, otro compañero de aquél grupo, me aseguró que la mayoría de ellos, habían tenido suerte en su vida laboral. Unos se hicieron autónomos, en el sector de la platería, otros se colocaron en Telefónica, Sevillana, Agromán, Cepansa, etc. En general, casi todos habían tenido buena salida en el campo profesional.

El amigo Santiago Rojas, siguió vistiendo con la elegancia de siempre. Se trasladó a vivir a la zona de Valdeolleros, en la calle Pintor Monserrat, nº 15. junto al antiguo Parque de Automovilismo. A finales de los años noventa, me lo encontré ya algo cansado pero aún con buen ánimo, al parecer había tenido ya un aviso serio en su salud.

Desgraciadamente falleció en el Hospital Reina Sofía de Córdoba, precisamente el día 7 de Noviembre, amanecía el día, y antes que cumpliera los 62 años, el corazón le dejó de latir. Está enterrado en el nuevo Cementerio de Córdoba, (La Fuensanta), y está a la espalda de nuestra recordada, Subestación de la Lancha, (en donde vivía en aquella Colonia de casas el compañero Linares del aula 28), y la propia Colina de San José vivienda habitual de los profesores..



Quizás al morirse el compañero Santiago Rojas, tan elegante él, haya querido buscar buenos aliados para el EXAMEN FINAL DE SU VIDA, en la sombra de la Torre de su querida Universidad Laboral, y en la sombra de su Paraninfo. El según me contó fue testigo, cuando coronaron la actual torre con el símbolo maravilloso de la Cruz. Habiéndole escuchado opinar sobre este evento, no me cabe dudas de aventurar, que para el examen decisivo de su vida, ha querido sentirse respaldado por la Sombra de Su Iglesia y su Paraninfo, que tanto le ilusionó.

Acompañamos a su desconsolada esposa y familiares en este recuerdo de un compañero que significó para nosotros, la DIGNIDAD, y la ilusión por la vida con todos sus inconvenientes.
M. Estévez

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