jueves, 26 de noviembre de 2009

AQUELLA PROPAGANDA, AQUELLOS PRESUPUESTOS

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Un elogio de lo pequeño…..y las sogas.


La Universidad Laboral de Córdoba, que fue una realidad en los años 1956-57, con todas las controversias que se daban y que aún se recuerdan:

-La izquierda opinaba descaradamente de que las Universidades Laborales, eran un intento premeditado de la dictadura, para dejar a la clase trabajadora, desprovista de sus mejores avales. Condenándola de esta forma a estar siempre en plan “borrego” al servicio del Capital.

-Informaciones como esta o parecidas a esta se podían oír o leer en:

-Radio España Independiente, Radio Pirenaica, que en su emisión de los viernes (7.30), “Fuerzas Armadas•, hablaba de lo divino y lo humano que pasaba en España. Siempre que tenía que hablar de las Universidades Laborales, decía lo mismo. “Es un intento de la Dictadura, de privar a la masa trabajadora de sus mejores valores”.

Igualmente, Ruedo Ibérico, y otras publicaciones de izquierdas, se pronunciaban en los mismos términos. Más adelante la revista Horizontes, Cuadernos para el Diálogo, etc. etc. tocaban este tema como sujeto central.

Incluso en el propio gobierno del General Franco, había personas que estaban descaradamente en contra de este proyecto. Unos porque lo consideraban demasiado costoso y otros porque se consideraban tan “progresistas” que para ellos era una “osadía” esa ocurrencia.

Uno de los principales personajes en la feliz historia de la Universidad Laboral de Córdoba, sin lugar a dudas ha sido El Padre Cándido Aniz Iriarte. (1958-68)

Precisamente el otro día que me encontré con el “Tosseno”, simpático compañero del Colegio Luís de Góngora, aquel Colegio que estaba dirigido por el fraile-marinero Padre Jorge. El compañero “Tosseno”, es uno de los principales autores del “Cuadernillo”. En el momento en que estábamos hablando, del motivo de su “apodo”, sin llegar a explicármelo, pasó por la acera de enfrente D. Blas, el “hermanisimo” del Padre Cándido.

El hermano del Rector, iba acompañado por su esposa, y con sus noventa años y bastón incluido, se desenvolvía bastante bien. Me acerqué a él y le pregunté que como se sentía en Córdoba, tan lejos de su pueblo navarro. El, con voz bastante rotunda, me dijo: “Recién llegado a Córdoba, allá por el año 1959, si me encontré extraño, estaba como metido en el pozo de la soledad más rotunda”. El conocer a mi señora, significó para mí como agarrarme a una SOGA, que me sacó de aquel pozo y me devolvió a la vida. Después, y gracias a Dios, todo fue como coser y cantar. Al comentarle que de vez en cuando solía hablar con el Padre Cándido, me contestó que se alegraba mucho, ya que su hermano era un gran personaje.

D. Blas Aniz Iriarte, hermano del que fue Rector de la Universidad, vino a Córdoba, procedente de su pequeño pueblo de OCHOVI, (Navarra) En el año 1959. Nada más llegar a Córdoba, se cobijó bajo el “paraguas” de su hermano, que le nombró su chofer y secretario particular. En la Universidad,. D. Blas, iba siempre correctamente enchaquetado y con una edad próxima a los 38 años, se casó con una de las hijas del dueño de la finca que estaba enfrente de la Universidad (Rabanales), hoy convertida en Polígono Industrial. Primero vivieron en la misma finca, más tarde se vinieron a Córdoba, zona de Carlos III, y finalmente según me comunicaron ayer, vivían en el centro de Córdoba.


LA SOGA DEL PODER


El 29 de Agosto de 1954, cuando aún estaba la Universidad Laboral en obras, un brillante dominico, predicó un triduo en la Basílica de San Lorenzo del Escorial, con motivo del XVI centenario del nacimiento de San Agustín. Se celebraron unos actos de liturgia en honor del Santo, con asistencia de importantes personalidades de Órdenes religiosas y del Clero secular. Al final, fueron las homilías de joven Padre Cándido, que durante tres día, habló de forma brillante del Santo de Hipona, Estas homilías, significaron el cenit de aquella celebración religiosa.

El Padre Cándido fue elegido por la orden de Predicadores, para gestionar la Universidad Laboral Esta tarea no era nada fácil, al menos en aquellos tiempos iniciales, pues lo presupuesto venían determinados desde Madrid.

Además de cualidades de gestión, el Padre Cándido, tuvo que aportar capacidad de conjugar –ADMINISTRACION-DOCENCIA Y DISCIPLINA.

En los presupuestos que venían de Madrid, estaba previsto prácticamente todo, por lo que la capacidad de maniobra del Rector era prácticamente casi nula.


PERSONAL DOCENTE


Los profesores de Lengua, Historia, Matemáticas, Física,
Estaban tabulados a 55.000.-Pesetas anuales brutas..

Profesores de Formación del Espíritu Nacional, Tecnología
45.000.-Pesetas anuales brutas.

Profesores de Educación Física, Dibujo, Idiomas
Y Música. 40.000.-Pesetas anuales brutas.

Profesores de Taller 38.000.-Pesetas anuales brutas.
Educadores 33.000.-Pesetas brutas anuales.

Los Jefes de Departamento, cobraban un 20% más.


PERSONAL DE OFICIO

Jefe de Cocina 22.000.-Pesetas anuales brutas
Chofer 20.000.-Pesetas anuales brutas
Maestro Panadero 18.000.-Pesetas anuales brutas
Peluqueros 14.000.-Pesetas anuales brutas
Cocinero/a 14.000.-Pesetas anuales brutas
Jardinero 10.000.-Pesetas anuales brutas
Ayudante 8.000.-Pesetas anuales brutas
Jefe Ordenanzas 9.000.-Pesetas anuales brutas
Ordenanza 9.000.-Pesetas anuales brutas
Limpiadora 5.000.-Pesetas anuales brutas

En cuanto a la jornada había alguna salvedad en cuanto a las limpiadoras.

Luego las demás partidas estaban en función del número de alumnos, pero realmente estaba todo previsto.

A modo de ejemplo diré que en cuanto a la alimentación diaria y por alumno se daban estos valores:

Alumno interno 15.00.-Pesetas por día (270 días lectivos al año)
Alumno externo 7.50.-Pesetas por día idem

Y así todas la partidas escrupulosamente detalladas para cualquier capitulo.

Al frente de un establecimiento de estos, nunca nos hubiéramos podido imaginar, a ningún político de estos que suelen salir por ahí de vez en cuando, y que no sabrían andar sin que los “maletines” anduvieran por los pasillos. Con el Padre Cándido, solamente andaban por los pasillos, para adelante y para atrás, eran las fregonas, manejadas por las limpiadoras que tenían los pasillos brillantes como “espejos”. Curiosamente, estas trabajadoras, eran las últimas en el escalafón de sueldos.

La categoría y preparación del Padre Cándido, estaba en auge y por parte de sus superiores, se le reconocieron las cualidades necesarias para gestionar una Universidad con total suficiencia. Y por ello le nombraron Rector, a pesar de su juventud. (1958)

Como ya hemos dicho, gobernar una Universidad, nunca pudo ser una tarea fácil, máxime cuando además de los alumnos, inevitablemente concurrían problemas de personal docente, empleados y mantenimiento de importantes instalaciones. Todo no era presidir actos, entregar premios o dar palmaditas en el hombro a quien fuera. Aquí se trataba de tomar decisiones reales que muchas veces te ocasionaban lógicos enfados y malos ratos.

Justo fue el enfado que experimentó el Rector a nivel de Córdoba, como la Jefatura de Universidades de Madrid, cuando esperaban “algo” en el discurso que debía de echar Franco en su visita a Córdoba (Mayo-1961), y por la precipitación de un eufórico D. Julio García, todo se fue al traste. Tanto en Madrid, como en Córdoba, esperaban que el Jefe del Estado dijera algo que se pudiera vislumbrar en el horizonte. Este incidente, que algún compañero lo ha sacado de contexto, denominándolo “por un minuto de gloria”, refleja efectivamente lo que ocurrió, pero según el padre Cándido, jamás se tomó represalias alguna contra nadie. Simplemente se le hizo participe a este profesor del enfado que tenían en Madrid y en Córdoba, por no poder saber lo que opinaba el Jefe del Estado sobre las Universidades Laborales en aquel importante momento.

Su eficaz gestión al frente de la Universidad, no creo que sean los únicos meritos que deban definir a este excepcional dominico. El Padre Cándido, tiene una posee una importante obra religiosa, pedagógica, docente, y es autor de una amplia bibliografía, que abarca todos los campos, como son la Teología, Filosofía, Historia Medieval, Ensayo. Pero es autor de un libro pequeñito y muy simpático que se denominó: UN ELOGIO DE LO PEQUEÑO. Este libro escrito con todo el cariño del mundo, hace mención a OCHOVI, su amado pueblo.

En UN ELOGIO DE LO PEQUEÑO, hace una recreación amena de su pueblo, describiendo el sublime universo de PAZ Y CONCORDIA, que se respira en su amada cuna de nacimiento. Me han contado que incluso la simpática alcaldesa del citado pueblo, ha llegado a un acuerdo con las graciosas aves de corral que hay en el pueblo, para que los gallos, retrasaran convenientemente sus “cantos de cresta” matinales, para que los pacíficos paisanos del Padre Cándido, puedan descansar ecológicamente..


LA SOGA PARA REMOLCAR

El otro día me recordó el compañero Juan Cebrián (Luís de Góngora) que en los primeros años (1956), los alumnos externos, eran transportados diariamente a la Universidad Laboral, en camiones EBRO, de la empresa Transportes Vaquero. Dichos camiones iban provistos de unos asientos pegados a la caja de camión y como techo, tenían un toldo, que precisamente era alquilado a un tal Guillen Fernández. Todo esto se utilizó con provisionalidad hasta que llegaron de Inglaterra los dos vehículos Pegaso.

Cuenta Juan Cebrían, que un día de aquel Octubre de 1956, y cuando ya habían bajado la Cuesta de Rabanales, el primer camión se negó a seguir andando. El “Bola”, que así se apodaba el chofer, y que para más casualidad era vecino del compañero José Cano Cabrera (Tte. Coronel Retirado) explicó a los extrañados alumnos de que algo se le había roto. Entre lamentos y cabreo, masculló,- “En cuatro años que vengo haciendo este servicio jamás me pasó nada, y ahora que voy cargado de alumnos, chupa del frasco carrasco”-. Al final tuvo que venir un tractor del Cortijo de la Cerca Lagartijo, y mediante una SOGA, remolcar dicho camión hasta la estación de autobuses de AUCORSA, que estaba a la entrada de Córdoba. En esta ocasión, la soga, sirvió de ayuda.


LA SOGA PARA OLVIDAR



La soga: La subida de la cuerda

Terminados los actos litúrgicos que se celebraron con motivo de la fiesta de la Inmaculada, pasamos a las dependencias deportivas (gimnasio) para presenciar una exhibición de gimnasia artística que realizó un equipo del Colegio Luís de Góngora, liderado por Gonzalo Fernández de Córdoba. En aquel equipo formaban también parte, Cebrian, Popa, Luque y Fernández, y así hasta quince compañeros más. Con su actuación dejaron a todo el mundo con la boca abierta ante la plasticidad y elegancia de sus sincronizados y hábiles ejercicios.

Para muchos de nosotros era la primera vez que veíamos unas instalaciones parecidas. Los ejercicios del potro, paralelas, espalderas, la barra vertical y la SOGA, nos hicieron ver como aquellos compañeros, con tremenda naturalidad, manejaban dichos aparatos.

La decepción y el tormento para la mayoría de los compañeros de mi aula, fue cuando a la semana siguiente, el Sr. Omar, en la clase de Educación Física, nos llevó al “dichoso” gimnasio a hacer el ejercicio que llamaban “subir la cuerda”. Aquello fue todo un espectáculo del mejor cine de Berlanga. Salvo dos o tres, que la subieron más o menos dignamente, el resto hicimos una cantidad de “arabescos” y “extrañas” piruetas, que sin movernos prácticamente del suelo, pudimos “sufrir” y comprender lo difícil que era aquello. Unos creyendo que lo iban a hacer mejor, pegaban un “saltito” como para “sorprender” a la soga, el resultado era el mismo, quizás más patético aún, porque el “balanceo” era aún más lamentable.

Por orden de aparición en el “dialogo” voy a citar las recordadas evoluciones de algunos compañeros, en torno a aquella “fatídica” soga colgada del techo.


-Eulalio Vázquez, como en tantas cosas, se defendió bastante bien, aunque no de forma muy ortodoxa.

-Ortega Carmona, la subió con bastante naturalidad, gracias a que había ejercitado la técnica de “subir” según había confesado él.

-Luís Murall Vila, también se defendió

-Octavio Ruiz Capillas, también la subió


-Salvo uno o dos más, el resto sufrimos lo indecible. Y casi todos estuvimos para el arrastre. Hubo algún compañero, que hasta se hizo aguas involuntarias por las patas abajo. En nuestras vidas, jamás habíamos odiado más a una simple soga colgada del techo. ¡Con lo fácil que lo habían hecho los del Góngora! . La hora de Educación Física, se nos antojaba eterna, y todos queríamos que aunque fuera de “mentira” al Sr. Omar, responsable de aquel “calvario”, se lo llevara para adelante, el mismo canal que pasaba exactamente junto a las moredas.



La “terrible soga” que colgaba desafiante del techo, se nos quedó grabada en nuestro subconsciente para toda la vida, pasando a ser posiblemente el hecho más “ridículo” de nuestro paso por la Universidad. Muchos de nosotros, cuando volvíamos de los campos de deportes, para el colegio, evitábamos a toda costa pasar cerca de la “soga”. Habrá gente que diga que podemos estar exagerando, pero no, quizás me quede corto. Hay que tener en cuenta que la mayoría, no habíamos visto un gimnasio en nuestra vida.

Espero que muchos hayamos sido sinceros con nuestros hijos, sobre todo cuando llegaban a casa quejándose de la soga de la gimnasia del Colegio..


M. Estévez

1 comentario:

  1. Es muy interesante lo que escribes. En realidad es muy interesante, al menos a mí me lo parece, todo aquello que se relacione con los albores de la Uni y de lo cual no tenemos ni idea, y entonces tampoco nos importaba mucho(nuestra curiosidad se empleaba en otros menesteres). Ahora, desde la lejanía temporal más remota, aún se agradece más la aportación de lo que supuso el centro en general. Probablemente la obra superó muy mucho las expectativas iniciales. Gracias por tus indagaciones. Fco.Cervantes Gil

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