domingo, 8 de marzo de 2009

La asignatura de Dibujo y Almería

La Luna se refleja…


En la prosperidad de Almería

La ciudad de Almería siempre tuvo un peso específico en la Universidad Laboral de aquellos tiempos, no en balde contaba al menos en el Colegio Gran Capitán con cinco magníficos alumnos:


Estos compañeros por su categoría humana y su valía, se pudieron considerar como embajadores adelantados de frontera, de lo que luego sería esta floreciente y maravillosa provincia andaluza.




La población almeriense está compuesta por unos 680.000 habitantes de los que 198.000 viven en la capital. Se trata de una sociedad abierta, dinámica, y emprendedora que está experimentando un importante crecimiento demográfico y económico.

Pero obviamente aquí en esta colaboración no vamos a hablar de economía, sino de personas y de dibujo industrial.

Almería se hizo famosa en aquellos tiempos por la bomba de Palomares, y también porque gracias a sus magníficos parajes y hospitalidad, se convirtió de la noche a la mañana en una Nueva Edición de Hollywood. Luego pasó a la cabecera de los periódicos por su inicial NO a la autonomía. Más tarde su laboriosidad y apogeo agrícola la ha situado en el candelero permanente de la Europa Verde.

Cuando a principios del año 1958, el padre Justo Formentín Ibáñez, nuestro profesor de Literatura nos decía: “La semana que viene ya no tendremos ni Lengua, ni Historia. El nuevo Cuestionario que se ha elaborado para la enseñanza de la Oficialía Industrial, prescinde de estas dos asignaturas y potencia un trío de otras que se consideran fundamentales, Dibujo, Matemáticas y Prácticas de Taller.

La asignatura de Dibujo por la variedad y características de las personas que la impartían, se consideró por aquellos tiempos prácticamente la más importante de las tres.

Ese convencimiento de que eran importantes, dio lugar a que aparecieran profesores, especiales, normales y menos normales. Entre los menos normales podemos citar en primer lugar a:


Profesores “Egocéntricos”

Estos profesores siempre creyeron ser más importantes que el alumno, la caja de compases y el propio Dibujo en si. En esta clasificación, no tenemos más remedio que ubicar por méritos propios a D. Diego Moreno García.

La ciudad de Almería es la provincia andaluza que tiene más Ingenieros Agrónomos en promedio por habitante, y este colectivo, al menos en Córdoba, sufrió durante varias décadas el rigor “excesivo” de un catedrático de Dibujo Industrial, llamado D. Diego Moreno García. Hubo alumnos que tardaron hasta seis y siete años para que este hombre les aprobara el Dibujo. Incluso al final muchos tuvieron que “emigrar” a otras facultades, para poder sacar adelante dicha asignatura. De verdad fue un caso exagerado.


Profesores “sorpresa”

En esta asignatura hubo muchos profesores que fueron grandes profesionales, dotando de buenas puntuaciones a sus alumnos y con clara vocación de artistas. Pero no tenemos más remedio que mencionar entre ellos a un profesor que siendo una excelente persona y mejor profesor, no se pudo sustraer a la tentación de dar toda una “sorpresa” en aquellos tiempos, al decir que había sido republicano. Todo fue a raíz de la muerte de Franco, cuando públicamente en una conferencia cultural que dio en un pueblo de Córdoba, dijo más o menos: “Yo luché en el bando republicano, y al terminar la guerra, nos metieron en el campo de concentración francés de Argelés, que estaba a cargo de soldados senegaleses. Yo, como no tenía nada que temer, un día con un compañero de Barbastro, decidimos escaparnos y volver a España por los Pirineos.


Ya en nuestro país y al poco tiempo tuve la oportunidad de colocarme nada menos que en la Universidad Laboral de Córdoba, en la que estoy muy a gusto y en plena libertad.” Este profesor no fue otro que D. Francisco Zueras, con una gran obra artística tanto en Barbastro como en Córdoba.


Profesores poco menos “fantasmas”

Como “fantasma” y pura anécdota podemos considerar el poco tiempo que tuvimos a un profesor de apellido Mateu. Este señor más que profesor parecía un “fantasma” chistoso. Nunca supimos si este hombre sabía de dibujo o no, pues si lo sabía nunca nos lo mostró. Siempre estaba obsesionado con sus “niñas del Instituto”, y los chistes que contaba eran infumables. Con las notas se jactaba de poner puntuaciones bajas, alardeando de que un cinco para él era una nota excelente. Al hablar daba la sensación de que se mordía el bigote, y por tanto no se le entendía nada. En varios exámenes que puso a muchos de nosotros no nos dio tiempo ni siquiera a sacar el compás. Sinceramente, de él no aprendimos prácticamente nada.

Profesores muy “Puntillosos”

Entre los “puntillosos” hemos de citar al Sr. Boyero. Este profesor se “pasaba” con el tema de las líneas de cotas, sus flechas, el rayado de las secciones y el rotulado de carátulas. Bien es verdad que nos puso bastante al corriente de las normas DIN. En el tema de las notas sus criterios eran más bien bajos. El compañero Ángel Madrid Pintor le puso el simpático apodo de “Sr. Cotas”. Que le quedó muy bien dado lo bajito que era.


Profesores que se comportaron como “Clandestinos..”

Entre la variedad de profesores de Dibujo, podemos encontrar personajes muy importantes, que llegaron a esta asignatura casi de forma “clandestina”.


Este es el caso de D. Alfonso Guerra González, que perteneciente a una familia numerosa del barrio de los pajaritos de Sevilla, estudió la carrera de perito industrial, con aquellas becas de antaño. Nada más terminar la carrera, se colocó de profesor de Dibujo nada menos que en la Universidad Laboral de Sevilla, en donde debió permanecer hasta el 1975. Excuso decir, que este profesor que con el tiempo llegó a ser el hombre más poderoso del Estado, se encontraría como “clandestino” trabajando en la Universidad Laboral, obra importante “del régimen que tanto detestaba”. El periodista Antonio Burgos en un diario de Madrid, y sobre este tema dijo: “Alfonso Guerra, entró de profesor de Dibujo y en ningún momento debió mostrar su disconformidad con la obra de Girón de Velasco.” Lo que si es verdad es que este profesor “clandestino” cuando tuvo todo el poder del mundo, no hizo nada para evitar la operación, de acoso y derribo, que se llevó a cabo contra las Universidades Laborales.


El Dibujo en el Colegio Gran Capitán

Cuando entramos en la Universidad Laboral en el año 1957, nos facilitaron una caja de compases que según nos dijeron costaba unas 350 pesetas, prácticamente el 75% del sueldo mensual de un trabajador de la construcción. Con ello tenemos que valorar positivamente el mérito que tuvo para nosotros aquella Universidad Laboral, que prácticamente nos lo dio todo, pidiéndonos a cambio que fuésemos responsables con nuestro país.



Caja de compases.


La caja constaba de:

1 Compás + Elemento tinta
1 Bigotera + Elemento tinta
1 Tiralíneas
1 Punta de repuesto


Cuando hablamos de tinta se entiende (tinta china)

En la Universidad Laboral, había aulas espaciosas y confortables para la práctica del Dibujo, en cambio los externos en nuestras casas, como no quitásemos el “hule” de la mesa de comer y nos pusiéramos a dibujar, nada podíamos hacer, sobre todo cuando se trataba de láminas a tinta. El hacer láminas para los externos fue más difícil, por lo que en general las notas solían ser bastantes más bajas que la de los compañeros internos, con independencia de que se supiera más o menos dibujo. El problema fundamental es que se entregaban menos láminas o en más tiempo, con lo que por lo general te restaban puntuación. Esos eran los criterios que prevalecían.

Con la tipología de profesores que hemos observado en la descripción anterior, hemos de decir que a pesar de su total competencia, al llegar a las empresas notamos algunas pequeñas carencias, que entre unos y otros se habían quedado atrás:

Y es verdad, nada más incorporarnos al mundo de la fábrica, pudimos comprobar de inmediato, que las dichosas líneas de cotas, con “flechitas”, no aparecían por ningún lado, después de tantas exigencias. De la dichosa carátula, tenemos que decir que pudimos ver con cierto asombro como se ponía con una estampilla. También ignorábamos como doblar correctamente un formato B, C, ó D. No teníamos aclarado lo que era UN GRUPO, una REFERENCIA, ni tampoco sabíamos lo que era un conjunto de MONTAJE, o un conjunto de SOLDADURA, estos conceptos se manejaban todos los días en el taller y en la oficina técnica. También nos topamos con planos americanos, que no tenían nada que ver con las proyecciones ortogonales europeas.


Claramente se ve en este esquema que la representación difiere de la europea. Visto desde la derecha, se proyecta a la derecha, visto desde la planta, se proyecta arriba, visto desde la izquierda, se proyecta a la izquierda, etc. etc.





Paralelamente los utensilios usados para dibujar fueron “jubilando”, al pesado tira-líneas y todo el rigor que representaba. Más tarde la informática y los programas AUTOCAD, jubilaron muchos de los conceptos que aquellos profesores se empeñaban en considerar absolutos.

La ciudad hermana de Almería no solo le dio cobijo a muchos de nuestros ingenieros agrónomos, sino que nos obsequió con magníficos compañeros. De entre ellos destaco a Rafael Gutiérrez Díaz, alumno de aquellos felices años, que siempre se disputaba con el “eterno laboral” Majo, (Ibáñez Hoyos), los primeros puestos de las máximas puntuaciones del curso. Era un auténtico figura como persona, compañero y estudiante.


Por fin, un profesor de “película”

De todos los profesores que hemos conocido, disfrutado y sufrido, no hemos visto ninguno que se adapte mejor al guión, que medio en serio o medio en broma, queríamos rodar en los parajes de la singular Almería. Mira por donde y cuando la mayoría de los primeros pobladores estábamos insertados en el mundo del trabajo, (1964), aparece en escena un auténtico galán D. Emilio Patón Gamero, profesor de dibujo. Fue en el bar el Barril, y debajo de un póster de la película el Cid, (1960), rodada precisamente en Almería, cuando hablando en tertulia con antiguos profesores y empleados, surgió la figura indiscutible de este figurín, profesor de dibujo, que más que dibujar estaba siempre inventando, e incluso puntuaba más las ideas de los alumnos que el propio dibujo.

Este señor siempre se consideró públicamente un auténtico maniquí, eso, unido a su reconocida elegancia, le hacían creerse un actor del mejor cine. Y como cualquier buen galán, se casó, tuvo dos hijas y lógicamente al poco tiempo se separó. Era un hombre para estar siempre delante de las cámaras, pues de otra forma no entendía la vida. El amaba la gloria. Aunque estaba siempre más tieso que las reglas, dicen que siempre alardeaba de pertenencias y de mucho caché.

Después de protagonizar escenas únicas, que solo quien le conocía sabía distinguir, entre protagonismo y locura. Se presentó en la Universidad Laboral de Almería y allí montó una escena de película al mejor estilo Paco Martínez Soria, al presentarse con un maletón, tan grande como un baúl, lleno de relojes y antiguayas. Según él, quería abrir una nueva línea de ventas “in situ”. El resto de los profesores lo miraban asombrados, pero ahí no quedó su estupor. Más tarde y para no ser menos se encaprichó de una alumna de Gerona, con la que mantuvo una correo epistolar de órdago, que inevitablemente le llevó a vivir una accidentada aventura romántica Curiosamente él decía que ni se dio cuenta.

Otro día montó otra escena, esta vez al mejor estilo del cine de Berlanga, y fue con motivo de la llegada de sus dos hijas, que llegaban a Almería para verle. Sacando dineros de no sabemos donde, contrató dos vistosos autocares con matricula de Melilla, y los llenó de alumnos a rebosar, todos con banderitas españolas y andaluzas, y acompañados de una ruidosa banda de música, que más que notas musicales, producían estruendo. Fue tan grande el alboroto que protagonizó en el aeropuerto, que desde la misma torre de control, solicitaron la intervención de la fuerza pública.

También llamó poderosamente la atención por otro corto de cine negro que protagonizó. Tuvo que esconderse prácticamente debajo de un puente durante varios días, pues un grupo de gitanos lo buscaban como locos, para matarlo. Al parecer quiso “negociar” con ellos y tuvo la osadía de comprarles una especie de cortijo y luego parece ser que no cumplió algo de lo pactado.

Cansado de tantos jaleos se marchó a las Palmas y allí se juntó con una mujer que tenía un niño chiquito. Al principio todo fenómeno, pero cuando se percató de lo llorón que era el crío, todo cambió. Cuentan algunos amigos que le conocieron, que una noche harto del llanto del niño de su compañera sentimental, no tuvo más que coger el niño y tirarlo desde una quinta planta. Lógicamente por esta escena a pesar de sus explicaciones, pasó una temporada en el “talego”. Esto significó su evolución hacia el cine de terror.

Este hombre, fundamentalmente bueno, después de “producir” escenas de autentico cine, allá por donde iba, volvió por Córdoba y se puso a pedir certificados, de ventanilla en ventanilla, hasta que por fin acumuló los datos que necesitaba para jubilarse. Actualmente se encuentra tranquilamente en una residencia para mayores de Córdoba, viendo mucho cine de dibujos animados, como terapia de relajación.










4 comentarios:

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  2. Gonzalo dijo...

    Estimado Sr:
    Le felicito por su blog. Es muy interesante y resulta siempre refrescante y curioso el conocer antiguas anécdotas de personas conocidas y desconocidas. Sin embargo, su referencia a Don Diego Moreno García (q.e.p.d.), no puedo dejarla pasar sin mi aportación al respecto. Tuve la inmensa suerte de tenerle como profesor en la ETSIAM de Córdoba en el curso 1988/1989. Aprobé su asignatura (que él no evaluaba en solitario, sino junto con otros dos profesores doctores ingenieros como él, Don Enrique Burgos Ladrón de Guevara y Don Francisco Montes Tubío)con un cinco pelado pero en junio y muy satisfecho, no sólo por el hecho de que fue la única que aprobé en mi primer curso en la Escuela, sino por lo mucho y bueno que pude aprender de ese profesor ejemplar, incluso con esa mísera nota. Jamás pude apreciar en él el menor indicio de soberbia o prepotencia, ni prejuicio o desmesura en su exigencia hacia nosotros. Mejor persona, nunca podré olvidar algunas anécdotas de clase y de su inconfundible estilo, y que gracias a él hoy soy profesor de Dibujo. Accedí al funcionariado de forma fulminante por la sólida formación que adquirí gracias a él y a otros como él. Exigentes, sí, estrictos, sin duda. Pero señor, estábamos siendo formados como ingenieros superiores. Si algunos tuvieron que emigrar, puedo decir con conocimiento que también muchos creían merecer el título por el simple hecho de matricularse, vestir de caqui y usar gomina. Echemos una mirada a la Universidad de hoy, y honremos a los que sabían lo que era un trabajo bien hecho los que hoy no llegamos "ni a la suela del zapato" a aquellos profesores de verdad.
    Un saludo desde Lucena.

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  3. Estimado D. Gonzalo


    Ante todo Feliz entrada de año

    Por otra parte en ningún momento yo he dudado de ningún mérito de este profesor, si me he hecho eco del sentir del alumnado.

    Yo mismo conozco a Rafael Estévez María, que obtuvo un sobresaliente con él y fue PREMIO EXTRAORDINARIO DE CARRERA (curso 2001-2002).

    Pero eso no quita para que el comentario muy general sobre ese profesor, fuera el que hemos reflejado en la semblanza.

    Hubo incluso padres que quisieron mediar ante el hermano, que era médico traumatologo, para conseguir el aprobado de sus hijos.

    Es Loable la defensa que hace Vd. del esfuerzo que debe suponer los estudios superiores.

    Saludos

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  4. Ni siquiera sé si continúa usted manteniendo activó este blog. En referencia a los hechos probados y por los que se condenó a Emilio Patón Gamero. Informarle que este sujeto despreciable, asesinó a una niña de tres años tirándola por el balcón de una quinta planta.
    Su relato es carente de toda sensibilidad.
    Supongo que no tiene usted ni hijos ni nadie a quien querer ni que le quieran a usted. El dolor causado a mi familia por esta persona es indescriptible y desde luego su absurdo y estúpido relato es carente de toda suerte de empatía, justicia y piedad.

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