miércoles, 10 de diciembre de 2008

El Albornoz

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El albornoz dicen que es una prenda de origen árabe. Por la calles populares de los países del norte de África, se pueden ver a muchos viandantes con esta indumentaria, es fundamentalmente de lana y sin costuras.

La mayoría de los jóvenes que entramos al final de los años 50 a la Universidad Laboral de Córdoba, estaremos todos de acuerdo que esta “prenda”, sólo la habíamos visto de pasada en el NODO y siempre que Matías Prats nos relataba algo sobre algún combate de Boxeo.

Hablando de Boxeo tenemos que recordar que hace uso días ha fallecido Fernando Vadillo, aquel critico de boxeo de las eternas gafas oscuras. Todavía recuerdo con nostalgia aquel día, principios de los sesenta, que estábamos en la sala de Billar que la “regentaba”, Antonio Arjona Vázquez, y se formó una simpática tertulia precisamente de boxeo entre el “chico de Villaluenga”, (Rodríguez Rivas), y el Canario Alberto Tabares (q.e.p.d.). todo fue “por culpa” del bibliotecario Manzano, que les había dejado unas páginas del periódico MARCA, en donde en la sección de Boxeo, aparecía un comentario de Fernando Vadillo sobre el combate estelar que sostuvieron en Tenerife, el toledano Fred Galiana “ “El toreador del Ring”, y el “Sabio de las doce cuerdas”, nada más y nada menos, que el canario Juan Albornoz Sombrita.

Lo de menos fue el resultado del combate, allí se habló del ambiente que había por aquellos tiempos en el deporte del Boxeo. Ambiente que día a día, nos desgranaban en sus amenas crónicas, tanto Fernando Vadillo, como Manuel Alcántara, “el alcalde literario”, del Rincón de la Victoria.

Al hablar de Fred Galiana, se reconocía que era una estrella rutilante de la noche madrileña. Eran los tiempos en los que la famosa actriz americana Ava Garner “le tiraba los tejos” al torero Mario Cabré. También, Tabares nos habló del polifacético boxeador toledano, que desde cine, teatro y cante jondo, lo había probado todo, buscando lógicamente su notoriedad y reconocimiento.

Al final y como el combate entre Galiana y Sombrita quedó a favor del toledano, por parte de Tabares hubo una total resignación y terminó dando cariñosas palmaditas de felicitación con la bondad que le caracterizaba, al “rubito” Rivas.

Allá por el año 1964 y cuando el compañero Tabares se encontraba trabajando en Alemania, el tal Galiana se retiraba del Boxeo, y se refugió en un Bar que puso en Madrid y donde recordaba continuamente a su clientela sus grandes gestas en el deporte de las doce cuerdas. Todo el mundo se aprendió de memoria su famoso triunfo en París ante Roy Famenchon. Este boxeador, murió en el año 2005, en Orihuela, en una Residencia para enfermos progresivos.

Fernando Vadillo, además de un gran aficionado y critico de boxeo, escribió bastantes libros sobre las hazañas de la División Azul. Posteriormente fue fundador del periódico Deportivo AS y del alguna forma perteneció al grupo editorial PRISA.

Manuel Alcántara, aún llena las playas de Málaga con sus poemas escritos en piedra, y que resuenan por todos los jardines, en claro desafío a las olas de su mar mediterráneo…

Cuando en 1957, y después de habernos hecho la ficha de filiación y reconocimiento, nos llevaron a unas dependencias que estaban en los sótanos. Allí nos entregaron unas serie de prendas de vestir que a la mayoría nos venía muy bien y que a riesgo de olvidar alguna las relaciono:
Externos

1 Comando o gabardina de color verde paja (tipo de las que usaba Colombo)
1 Par de zapatos de suela gorda “tipo segarra”
1 Zapatillas de deportes, vulgarmente llamadas “paredes”
1 Meyba, marca Oceán
1 Pantalón largo de tejido semi-punto, para paseo y su correa
1 Pantalón de uniforme de color azul cielo
1 Cazadora de uniforme de color azul cielo, con cremallera. Tenía dos tiras blancas
en el cuello y en la cinturilla.
1 Chaqueta de paseo, sin cuello y de un tejido semi-punto
2 Camisas blancas
2 Pares de calcetines y medias de deporte
1 Jersey de Pico, de lana
1 Camiseta de deporte y 2 toallas
1 Chandal de color azul oscuro
2 Juegos de ropa interior
1 Corbata
UN ALBORNOZ

De todas las prendas las que más sorpresa nos causó fue el Albornoz, para algunos de nosotros era la primera vez que teníamos tal prenda en nuestras manos. Y si grande fue nuestra sorpresa, mayor aún fue la de nuestras familias.

El albornoz que nos entregaron eran de variados colores y tallas. A mi como por aquellos tiempos era más bien bajito, me dieron uno que al poco tiempo y con las “habichuelas a la vinagreta”, que nos ponía la Sra. Madueño, se me quedó corto. En cambio había compañeros que supieron cogerlo con dimensiones que le duraron toda su larga estancia, caso de Ibáñez Hoyos..

El otro día el compañero Rafael Ojeda Amate, me comentaba de forma simpática, que el día de su boda que se celebró en Madrid, su madre entre las prendas “intimas”, que le llevó, iba su querido albornoz, que se lo tenía guardado como oro en paño…

Anecdotario de la ropa…

En la Universidad de Córdoba, sinceramente no lo ví nunca, pero en los cinco meses que estuve en la Universidad Laboral de Sevilla, si pude comprobar como el encargado de la Peluquería, se dedicaba a “recomprar”, todas estas prendas. Yo por aquellas fechas las pasaba “canutas” de dinero, y fue un día al comentarle mi situación al desaparecido Diego Maria Parejo Polo, cuando este me indicó que conocía la posibilidad de obtener unas pesetas poniéndome en contacto con el citado barbero. Yo le vendí un par de zapatos. Este raro comerciante tenía un buen negocio establecido, lo compraba todo. Lo que mejor pagaba eran los albornoz de talla larga.



M. Estévez

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