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Alumno del Colegio Gran Capitán (1956-1961)
Alumno del Colegio Gran Capitán (1956-1961)
Se ha dedicado toda su vida a investigar e inventar y está dispuesto a subir al CIELO, CON SU DIGNIDAD DE OBISPO DEL BIEN, MONTADO EN UN AUTOGIRO DE SU INVENCION
Año 1957
Aprovechando las fiestas de la Inmaculada, se celebraron en el Colegio Gran Capitán unas jornadas festivas, en las que como colofón se celebró una velada de “Magia” en el Hall del Colegio, que estuvo a cargo del compañero Antonio Pascual Cabello, gran aficionado en estas “artes”. Remató su actuación con un simpático “ejercicio”, en el que del interior de dos tazas blancas superpuestas, hizo salir primero “agua”, simbolizando la riada de Valencia y luego, volvió a sacar una abundante cantidad de arroz, como signo de la cosecha de la esperanza y la prosperidad que deseaba para los compañeros de la ciudad del Turia.. El amigo Pascual, con aquellas gafas, tan “antiguas” que habitualmente utilizaba, sonrió (cosa rara en él), de alegría ante los aplausos de los muchos compañeros que presenciamos aquel simpático experimento, y había hecho patente SU PROFECIA DEL PROGRESO PERMANENTE DE LA COMUNIDAD VALENCIANA.
Antonio Pascual, desde su tierna juventud que transcurrió en la calle Aceituno nº 14, del simpático barrio de San Agustín en Córdoba, siempre demostró que la horma de sus “zapatos” se le quedaban pequeños, para las inquietudes tanto espirituales como científicas que siempre demostró.
Era muy niño aún, cuando su padre (gran mecánico), le compró un CINE NIC, de aquellos que nos volvían locos a los niños de aquella época. Quizás ese fue su primer contacto con la técnica que ya nunca abandonaría. Por debajo de su casa vivía el organista de San Lorenzo, que se llamaba Antonio, este gran hombre, aunque ciego, era un sabio en todo lo que opinaba. Su gran reparación en temas musicales, los completaba con visiones “proféticas”• y él dijo de “Pascualin”. –Este chiquillo, con nada que se ponga gafas adecuadas, será una persona muy despierta y con una gran visión de futuro, ya que tiene un talante muy espiritual, solidario y científico.
Con las gafas incorporadas a su rostro, aunque muy antiguas, le permitían ver todo aquello que le interesaba, Ingresó en el Colegio Salesiano, y a la calla callando, decidió irse para hacerse “curilla” salesiano en Montilla. Al final aquello no lo vio claro y desistió de ello.
Ingresó en la Universidad Laboral, Colegio Gran Capitán y allí ya dio sobradas muestras de inquietud e investigación. Recuerdo perfectamente que cuando volvíamos del campo de deportes y después de presenciar aquellas “fallidas” pruebas de lanzamiento de un cohete por parte de alumnos del Góngora, él dijo: Si el Padre Roses, me dejara, yo haría subir un cohete cuatro o cinco veces mas grande que ese y al triple de altura. Tengo todos los cálculos hechos desde que nos proyectaron y comentaron la película Calabug, Solamente necesito materiales y tiempo para las pruebas. La gente cree que a mi solamente me gusta “la Magia”, pero yo sobre todo, soy un cientifico en constante investigación.
Antonio Pascual Cabello, nada más salir de la Universidad se colocó en la empresa Aer-Liper, en la sección de motores, allí coincidió con Francisco Morales Cerezo y Pedro Barrios Alfaro, estos últimos en la sección de mecanizado.
Paco Morales, le conocía bien pues además de ser compañeros en la Universidad y trabajar en la misma empresa durante casi treinta años, fue uno de los que se fue con él a estudiar a Montilla, estando en los Salesianos..
Los que le conocimos nunca pudimos imaginar que este hombre de carácter serio y pensativo, muy aficionado a los juegos de “Magia”, fuera un perfecto enamoradizo. Disfrutaba como un “cosaco” con sus conquistas, y fue ésta práctica de “conquistador”, la que realizó durante mucho tiempo, además con éxito.
Me cuenta Paco Morales, que uno de sus primeros inventos fue el hacer andar a un motor solamente con agua. No se como lo hizo, me comenta, pero el motor logró andar. Algo más tarde ý adelantándose al movimiento ecológico diseñó un “Relé-Regulador”, con vista a instalarlo en las casas. Este Relé, comparaba el consumo de agua con el consumo de electricidad. A más consumo de agua, disponías de menos electricidad y viceversa. Esto haría que la gente ahorrara. Quiso patentarlo y las grandes multinacionales se opusieron.
Como hemos dicho él era un futurista ecológico y pensaba continuamente en el hombre en el supuesto de que se pudiera quedar solo. “Con este jaleo de casamientos y no casamientos, puede llegar el día, que al hombre le falte su pareja”. Por todo ello inventó una máquina que él la denominó “La placentera”. Dicha máquina consistía en una plataforma que dispuesta a la altura de tu cintura, te permitía que te echaras en ella boca a bajo, con toda la comodidad del mundo. Una vez acomodado en esa postura, le dabas a un botón y esa dichosa máquina o plataforma, realizaba unos movimientos o vibraciones, que ni la mejor vedette del mundo te los hubiera mejorado. Dice Paco Morales, que los que probaron esa máquina, sintieron como si una “burbuja” de placer discurriera lentamente por toda la columna vertebral. Según ellos era algo insuperable. Animado por el éxito de su máquina “placentera” quiso patentarla, pero parece ser que su compañero, Barrios Alfaro, dio el chivatazo, y todas las trabajadoras del “amor” de Córdoba, (Cercadillas, Calle la Feria, Cardenal González, y hasta las de los Patos y los Portales), fueron a protestar al Sindicato y se lo impidieron, pues se tenían que ir al paro.
Con el trabajo y el esfuerzo pronto llegó a hacerse de dos pisos, y sin apenas disfrutarlos, los vendió y se compró una finca pequeñita en las afueras de Córdoba. Después de hacerse su correspondiente vivienda y su nave de experimentos, este hombre se atrevió a hacer personalmente su piscina, lo malo fue que por poco si tienen que ir los bomberos a sacarlo cuando estaba a la profundidad de 4 metros. Él, totalmente distraído con sus pensamientos, siguió cavando y cavando y cuando acordó, ya se encontraba a una profundidad que lo tuvieron que sacar los bomberos. Aquello hubiera formado parte de cualquier escena de Berlanga.
Pero al margen de estos y otros pequeños problemas, el bueno de Antonio Pascual Cabello, que ya había intentado ser cura en su juventud, optó al final de los sesenta, por abrazar la religión de los mormones. (La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días). Según me ha dicho Paco Morales, la última vez que lo vio ya tenía el grado de Obispo en esa confesión religiosa, pero el compañero Pascual me ha confirmado que el cargo que él ostenta dentro de su Iglesia, siendo de responsabilidad, no tiene nada que ver con la figura de Obispo que tenemos en la Iglesia Católica. También me ha confirmado que varios de sus hijos y yernos, tienen igualmente cargos de responsabilidad activa en esta confesión religiosa.
A pesar de su dedicación a las cosas del alma, el amigo Pascual, sigue entregado al mundo de la investigación científica en distintos campos de la industria. Próximamente se va a entrevistar con el ingeniero italiano Vittorio Magni , experto en autogiros, para actualizar los acuerdos sobre un proyecto común que quieren acometer. El amigo Pascual, parece ser que ha retomado la posibilidad de fabricar un autogiro de “una-plaza”, totalmente diseñado por él, que serviría para reconocimientos y vigilancias forestales. Digo ha retomado, porque esta idea ya estuvo en el pensamiento de CENEMESA, que en colaboración con la Junta de Andalucía, estuvo a punto de fabricar estos autogiros a mediados de los años 80. Al final problemas de homologación y derechos de patente dificultaron dicho proyecto. Al parecer el amigo Pascual, según me ha comentado, tiene todos estos problemas resueltos y en sus talleres de fabricación (Su Parcela), tiene todo previsto para echar a volar el primer ejemplar en fechas próximas.
Además de todo esto y para mostrar su incesante labor de investigación, diseño e invento, en Internet, tiene expuestas varias patentes de fabricación de moldes para recipientes de porcelana.
Con todos los inventos que ha desarrollado, del que más contento está, es del GRAN INVENTO DE SU FAMILIA: 6 hijos y 11 nietos. Su gran queja es que le falta tiempo.
En definitiva podemos decir que el compañero Pascual, ha sabido alternar perfectamente sus obligaciones como “Obispo”, y su alta capacidad de inventor e investigador. Actualmente goza de plena salud, tiene buen sentido del humor y guarda muy buenos recuerdos de la Universidad Laboral
M. Estévez
y encima tiene tiempo para ayudar y apoyar a todo aquel que lo necesita,de el puedo decir que es un ejemplo a seguir por toda su gran labor como persona,gracias Antonio
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